Soy un mix: conocé a la influencer argentina que vive en la Costa Azul

Mechi Lozada tiene 90 mil seguidores en Soy Un Mix, su cuenta de Instagram donde comparte su vida cotidiana con su marido, un ex Puma, y vende productos de decoración.

Mercedes Lozada tiene 40 años y ya vivió en 30 casas. Primero porque su papá era militar y se mudaban permanentemente dentro de la Argentina. Luego porque se casó con Esteban Lozada, un ex Puma cuya vida de deportista profesional los llevó a vivir en distintas ciudades de Europa. En constante movimiento y con su marido muchas veces de viaje, fue en Edimburgo -ciudad de días fríos y grises- que Mercedes Lozada (Mechi, como la conocen sus seguidoras) decidió abrir un blog para compartir todo aquello que disfrutaba hacer: manualidades, intervenir muebles, sacar fotos y pintar. Justamente por su variedad de temas, decidió llamarlo Soy Un Mix. Hoy tiene casi 90 mil seguidores en Instagram.

En su feed relata sus días en el pequeño pueblo de la Costa Azul francesa donde vive junto a su marido y sus 3 hijos, pero también sus viajes y su línea de productos para el hogar, que van desde vinilos de diseños calcáreo y almohadones a un libro de recetas y home sprays.

De paso por el país -donde vuelve una vez por año-, Mechi recibió a Clase Ejecutiva en la casa de sus suegros en San Isidro para compartir el detrás de escena de su vida como influencer. “Cuando vengo, se trata un poco de cosechar lo que siembro durante el año, verme con mi familia, amigos y seguidoras, aprovechar para desarrollar nuevos productos y otras cosas que no se pueden resolver online , explica.

Cuando creaste Soy Un Mix, ¿te imaginabas convertida en influencer?

Para nada. El blog empezó como un cable a tierra, una forma de ocupar mi tiempo. Fue creciendo, lo fue leyendo más gente y después empezó a convertirse en un trabajo cuando empecé a vender publicidad en el blog. Después abrí la cuenta de Instagram sin imaginarme todo lo que iba a pasar, porque lo hice cuando esa red social recién empezaba: era sólo para subir fotos y divertirse. Nunca me imaginé que se convertiría en un trabajo y que me traería toda la felicidad y la alegría que me da hoy.

¿Todos los posteos los subís vos?

Todo lo subo yo. Si contratase un community manager perdería la esencia de mi cuenta. Hago todo, excepto la logística y administración de los productos: se ocupa mi suegra desde Buenos Aires.

¿Hoy ya te definís como influencer?

Soy influencer: no le tengo reparo a esa palabra. Pero quiero ser ‘de las buenas’: te quiero influenciar para que te hagas la mamografía todos los años, que comas mejor, que hagas ejercicio, que busques la alegría en las pequeñas cosas y tengas una vida más alegre y feliz a pesar de todo el entorno que puede ser complicado. Ser influencer es un lugar en el que me puso la gente, no es algo que me propuse. Me considero emprendedora.

 

 

#SOY UN MIX FACTS

85.3 K seguidores en Instagram

520 K visitas únicas mensuales en Pinterest

17 K seguidores en Facebook

3.581.000 visitas acumuladas en el blog 

 

 

 

Últimamente, en las redes hay una búsqueda de influencers que no se la pasen vendiendo cosas. ¿Creés que eso es lo que más se valora de tu feed?

Creo que a la gente le gusta la transparencia y la honestidad. En mi caso, así como me ven, soy. Mi vida no está posada. Un día puedo ir a una fiesta en el Palacio de Mónaco y al día siguiente muestro cómo organizo el cajón del baño. Muchas no pueden creer cómo puedo pasar de una cosa súper mega top a estar quejándome porque mis hijos desordenaron todo el playroom, pero creo que es justamente ese contraste el que hace que la gente se sienta cercana. Cuando empezaron las stories en Instagram fue clave para compartir un poco más de cotidianeidad: ahí mi cuenta hizo un gran despegue. A la gente le gusta ver cómo es la vida de una argentina en la Costa Azul, los paseos por Niza, los mercados, mis viajes en Europa. Está muy bueno poder mostrar, en el momento y sin filtros, todo como es realmente. En cuanto a lo de la publicidad constante, a mí me ayuda mucho vivir lejos, porque no estoy permanente recibiendo invitaciones a eventos ni regalos y tampoco tengo que estar agradeciéndolos en la cuenta, así que eso es un filtro natural para no tener que estar vendiendo, publicando y chiveando todo el día.

¿Con qué criterio definís cuánto compartir de la intimidad de tu familia?

Los límites los voy trazando día a día. Quizás hay días que tengo más ganas de exponer a mis hijos, otros menos. Soy una persona muy abierta y muy transparente en la vida en general, no tengo problema en contar nada y siento que detrás hay amigas y que fue una relación que se fue forjando. Por suerte tengo un marido que me acompaña y no tiene ningún problema con la exposición: viene de ser una persona pública, entonces sabe lo que es y no le molesta, es más, hasta le divierte. Quizás, si viviese acá, la exposición sería diferente. Una cosa es mostrar dónde estoy, qué hago o contar que estoy sola porque Esteban está de viaje, sabiendo que el 90% de mis seguidoras están en la Argentina. Si viviese acá, por una cuestión de seguridad no lo diría.

¿Y cómo lidias con los haters?

No tengo muchos. Cada tanto, tenía algunos de esos comentarios… Hace poco hice un descargo en un post, donde decía que mi cuenta va a tener tolerancia cero a los comentarios que no son positivos, que no son crítica constructiva y que no suman. Que yo me exponga y muestre mi vida no abre la puerta a que cualquiera me diga cualquier cosa.

 

 

 

 

Ser emprendedora suele implicar trabajar 24/7. ¿De qué manera te organizás?

Trato, pero no siempre lo logro, de enfocarme en los chicos cuando llegan del colegio. Para organizarme, funciono poniéndome prioridades por listas: el día de hoy sí o sí tengo que hacer estas dos o tres cosas y son la prioridad. Es difícil siendo ama de casa, teniendo 3 chicos, un trabajo, un marido que viaja -porque estoy mucho tiempo sola también-, pero con un poco de organización se puede.

¿Y cómo curás las marcas con las que te aliás?

No publicito nada que no consumo o no consumiría y que no va con mi estilo de vida. Soy muy selectiva con lo que publico: mi gran valor es que la gente confía en mí, en lo que transmito y recomiendo. No puedo arriesgarme a perder esa reputación y esa confianza por publicitar una marca en la que no creo o no confío.

¿Existe competencia entre influencers?

Sí, existe. Por suerte estoy medio afuera por vivir lejos, pero lo hablo con amigas influencers de la Argentina. La competencia existe en todos los ámbitos laborales, y esto no deja de ser un trabajo. Soy una convencida de que hay lugar para que a todas les vaya bien: el mercado influencer está creciendo enormemente, las marcas están cuadruplicando sus presupuestos para acciones con influencers, así que cada vez va a haber más trabajo.

¿Planificás el contenido?

Ahora no planifico más, es 100% espontáneo: las fotos y los textos son pensados cada día. Cuando estaba en un proceso de crecimiento, sí planificaba porque quería hacer crecer más la cuenta y así vender más productos. Mis ingresos vienen 90% gracias a los productos. Es también un ejercicio ir día a día reinventándose.

¿Te pasa que un día no sabes qué publicar?

¡Todos los días me pasa! Mis historias salen a la mañana de Francia, que es la madrugada de la Argentina: tengo el beneficio de esas 5 horas de diferencia que me da tiempo de pensar qué voy a publicar. Después tengo anotadas, en el celular, ideas para cuando no estoy inspirada.

¿Y no hay días en que estás harta de las redes sociales?

Sí, todos los días. Mi trabajo es 65% teléfono y 35% computadora. Entonces, a la noche ya me duelen las manos. ¡Y ni hablar de las notificaciones! Pero bueno, es un trabajo. Es la parte no tan divertida con la que me toca lidiar.

No debe ser fácil que tus chicos hagan uso responsable de la tecnología, cuando te ven todo el tiempo con el celular…

Por ahora venimos luchando muy bien en casa con la tecnología y las pantallas. Agustín, el más grande, tiene teléfono porque se vuelve solo en colectivo del colegio y es una cuestión de seguridad. Pero no tenemos Wii, no tenemos Playstation. Y tenemos reglas: no se usan pantallas durante la semana, solamente pueden prender la tele una hora a la tarde y el fin de semana recién pueden usar pantallas a partir del mediodía y hasta las 8 de la noche.  En cuanto a lo mío, les explico que es un trabajo. El más grande, que tiene 11, quiere tener su cuenta de Instagram y ya le dije que no.

¿Qué futuro imaginás para Soy Un Mix?

No sé si quiero crecer mucho más: me consume mucho de mi vida. Estoy en un punto de inflexión en el que tengo que decidir si largo toda la artillería pesada o me quedo como estoy. Me gusta mi vida tal cual es ahora. Sí quiero seguir expandiendo la marca Soy Un Mix a todo el país. Lo que no sé si quiero dedicarle muchísimo más tiempo a la vida de Instagram

 

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De La Rioja a la Costa Azul

Mechi Lozada nació hace 40 años en La Rioja. Estudió Administración de Empresas. Habla inglés y francés. Vivió en Londres, en Edimburgo y en 4 ciudades francesas. Actualmente reside en un pueblito a 15 minutos de la Costa Azul. Estudió Social Media Marketing en la University of the Arts en la capital británica.

 

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