
Se acerca un nuevo fin de semana largo, y Tilcara siempre es uno de los pueblos con más encanto de la Argentina. Perderse en sus callecitas de casas bajas, caminar hacia la Garganta del Diablo entre cerros de infinitas formas y colores, recorrer la historia viva en el Pucará y comer platos regionales en sus restaurantes -algunos muy prestigiosos, como El nuevo Progreso-, son experiencias que ubican a la ciudad jujeña entre los destinos turísticos más interesantes del país.
En este lugar tan especial del que muchos se enamoran, La casa de Champa también nació por amor, casi de casualidad. Esta historia que hoy atraviesa distintas generaciones comenzó con la pareja de Néstor Abraham José y Cristina Zettelmann, un arquitecto y una maestra jardinera -hija de alemanes y criada en una casa de té- que hacía tortas por encargo a partir de las recetas heredadas de su madre.
Vivían juntos en San Salvador de Jujuy, pero con mucho esfuerzo lograron comprar una casa para restaurar y convertirla en un oasis de fin de semana en Tilcara. Pero un día, volviendo de unas vacaciones en Chile, Néstor y Cristina fundieron su auto...

Sin embargo, afortunadamente lograron llegar a Tilcara justo a tiempo para entregar un pedido de tortas a un grupo de monjas de Humahuaca. Cuando las mujeres llegaron para retirar la repostería, la pareja les sirvió el té en el living de su casa. Tan encantadas quedaron por el servicio de la familia José, que fueron ellas las que les sugirieron poner una casa de té para que todo el mundo pueda vivir esa experiencia.
Así, impulsados por esas monjitas y la necesidad de aumentar sus ingresos para arreglar el auto, comenzaron a organizar tardes de télos fines de semana. Como el apodo de Néstor es Champa -todos los sobrenombres de la familia José provienen de nombres de yuyos de la zona-, no tardó en instalarse entre los locales la costumbre de ir a "la casa de Champa".
Así, la repostería alemana de Cristina y la calidez de la casa reformada por Néstor comenzaron a conquistar el corazón de los jujeños, salteños y tucumanos que escapaban hacia la Quebrada los fines de semana. Finalmente, en abril de 1996 abrieron sus puertas formalmente como salón de té.

La segunda etapa de La casa de Champa comienza con la nueva generación de la familia. Yamila José -hija de Néstor y Cristina- es quien aprendió de su madre el oficio de la repostería; además, hicieron juntas la carrera profesional para perfeccionar todo ese conocimiento que se transmitió de forma natural entre las mujeres de la familia.
Hoy, es ella quien lleva adelante el salón junto a Eileen "Elo" Geoghegan (de ascendencia irlandesa), casada con Francisco José, tercer hijo del matrimonio. Elo siempre se dedicó a la hotelería, pero al empezar a colaborar en lo de Champa no tardó en darse cuenta que no podían seguir ofreciendo repostería de alto nivel con té en saquito e industrial.
Así fue que se embarcó en la responsabilidad de crear una línea de blends a partir de hebras de muy buena calidad combinadas con frutas, flores y hierbas deshidratadas de las distintas regiones de Jujuy: la Puna, la Quebrada, los Valles y las Yungas. Si bien inicialmente se podían tomar únicamente en La casa de Champa, hoy Tulma Blends está presente en muchos hoteles jujeños y tiendas de productos regionales.

Por su parte, Cristina sigue elaborando las mermeladas de ciruelas, membrillos, peras, manzanas y uvas -entre otras- que sirven en el salón. Cuando la casa tilcareña dejó de ser casa familiar de fin de semana, compararon una quinta en Juella -donde se celebra el Festival del Durazno- en la que cuidan más de 80 árboles frutales. Así, absolutamente todo lo que se sirve en La casa de Champa es de elaboración propia: las galletitas de bienvenida, los panes, las tortas, los dulces y los blends de té.
Aún hoy, lo más pedido son las recetas típicas como el strudell de manzanas -se sirve tibio, con crema chantilly-, la reversión familiar de la clásica torta alemana y los scon con manteca y mermelada. A pesar de esta fuerte impronta europea, tampoco dejan de lado los sabores típicos como el mate cocido con cedrón, el bollo jujeño y los blends de té de la región.
"La casa de té refleja lo que es la familia, esa mezcla de Alemania, de la Puna, de Irlanda, Lo de Champa muestra lo que es nuestra familia: una combinación de cultura y de distintas raíces que pueden convivir en plena armonía", sintetiza Elo.

La casa de Champa está abierta de martes a domingos de 8 a 20 hs. y ofrecen desayunos, brunchs y meriendas.













