Venden 1500 por día

Una de las mejores pizzas porteñas cumple 90 años: la historia de Güerrín

Fundada en 1932, unos años antes que el Obelisco, se convirtió en un ícono de avenida Corrientes. Cómo se transformó de una barra a atender a casi 1000 personas.

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Un largo y dorado hilo de queso se estira de cada porción. Los 600 gramos de mozzarella que lleva cada una de sus pizzas hacen innecesario pedir doble cobertura. Güerrín es una de las pizzerías más icónicas de la avenida Corrientes, incluso nació antes que el Obelisco, y está próxima a cumplir 90 años. De sus inicios con solo un mostrador al paso a tener un local atiborrado de fanáticos y visitado por celebridades.

En 1927 llegaron a la Argentina Arturo Malvezzi y Guido Grondona, quienes cinco años después abrieron su emprendimiento entre las calles Uruguay y Talcahuano. Al principio solo funcionaba la parte de adelante con la caja y la barra para que los comensales disfrutaran una porción de camino al trabajo o a casa. Al fondo estaban las habitaciones donde vivían los pizzeros. Pronto el boca a boca la volvió cada vez más popular entre los porteños.

Durante esa década también surgieron otras estrellas de la zona, como Banchero y Las Cuartetas. Pero Güerrín - que, según dicen, en genovés alude a una especie de justiciero que les saca a los ricos para repartir entre los pobres - se destacaba por sus mosaicos venecianos y decoración en madera, bronce y mármol travertino.

Güerrín y el teatro

Durante la época dorada del teatro el local se pobló de reconocidas figuras que pasaban a degustar una pizza e iluminaban de flashes el negocio. Jorge Porcel, Alberto Olmedo, Tato Bores y Susana Giménez fueron algunos de sus ilustres visitantes. A la barra se le sumó el salón familiar y luego el segundo piso lo que le dio capacidad para atender a más de 800 personas.

La pizza de mozzarella con faina es un clásico entre los comensales de Güerrín.

Cada jornada en sus cinco hornos hornean a leña alrededor de 1000 pizzas. Estas se amasan a mano y llevan la salsa especial de la casa, que se hace con tomate perita, orégano, ají molido, ajo y sal. Los fines de semana la clientela se incrementa y pueden llegar a despacharse 1500 pizzas por día.

Nuevos dueños y renovación

A Malvezzi lo sucedió su hijo, Franco, quien se ocupó del emprendimiento familiar hasta su fallecimiento en 2007. Los empleados lo manejaron hasta que en 2010 pasó a manos de sus actuales dueños. Actualmente Güerrín es controlada por el holding Desarrolladora Gastronómica que también cuenta en su portfolio con dos reconocidas cadenas del rubro, como Kentucky (desde 2012) y la neoyorquina Sbarro, la cual lanzó en el país en agosto de 2021.

Sin embargo, Güerrín es única. No solo por su sabor sino también porque no tiene sucursales y tampoco planea abrirlas. "Güerrin es la más tradicional e icónica pizzería del país y siempre será un solo local con las mismas características. Modificarla sería quitarle su espíritu", apuntaron desde Desarrolladora Gastronómica en una entrevista con El Cronista en 2018.

Las persianas del local se mantuvieron bajas durante gran parte del 2020 debido a la pandemia. Pero no estuvieron de brazos cruzados. Le dedicaron todo ese tiempo a construir su patio semiabierto inspirado en las trattorias napolitanas. A su vez, si bien decidieron no operar con delivery en cuarentena, crearon una línea de pizzas precocidas envasadas al vacío para que los clientes pudieran freezarlas o terminar de hornearlas en casa.

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