Murió Patricio Farcuh, ex dueño de OCA

El empresario, de 43 años, falleció de un paro cardíaco. Había sido apartado de la empresa postal por la Justicia, que luego decretó la quiebra de la compañía

En la tarde de este sábado, falleció Patricio Nicolás Farcuh de un paro cardíaco. De 43 años, fue el titular de Grupo RHUO, empresa prestadora de múltiples servicios de recursos humanos, y, también, el último propietario de OCA, el principal correo privado del país. 

"Pato", como le gustaba que lo llamaran, luchó, hasta sus últimas horas, peleando por recuperar algo de su inversión en esta empresa, cuya quiebra se decretó en abril de 2019 y a la que, en los últimos días del año pasado, la Justicia Comercial de Lomas de Zamora entregó a Clear, grupo patagónico compuesto por empresas que fundó Cristóbal López.

Amante de los autos y las motos -también, las náuticas-, la carrera empresarial de Farcuh estuvo signada por la velocidad y el vértigo. Contador público, recibido en la Universidad de Buenos Aires (UBA), hizo un MBA en el IAE, la escuela de negocios de la Universidad Austral. Tras haber probado suerte con start-ups tecnológicos, en 2002, con 25 años, fundó su primera empresa: Pertenecer, una prestadora de servicios de mantenimiento y maestranza para distintos sectores. Su siguiente escala se llamó Guía Laboral, dedicada a la contratación de recursos humanos y personal eventual. Fueron los dos pilares del Grupo RHUO, sigla de "Recursos Humanos Organizados". Fundado en 2011, lo presentó como "el grupo más importante de la Argentina en materia de contratación, búsqueda y capacitación de recursos humanos en todos los niveles".

La nueva criatura incluyó una empresa de búsquedas ejecutivas, Oxford Partners. Para entonces, Farcuh también había fundado GPS, que brindaba soluciones de recursos humanos y servicios de consultoría para el mercado logístico, y Slam, una firma de comunicación y marketing.

Poco después, llegarían Plan Obra (obras civiles y servicios de mantenimiento) y Force One (seguridad). También, RHUO Executive Education. Fue su vehículo para dar cursos de capacitación in company y organizar conferencias y seminarios con speakers internacionales. Las visitas del economista Joseph Stiglitz, del ex presidente francés Nicolás Sarkozy y del entrenador de fútbol Josep "Pep" Guardiola -con charla, la última, a Luna Park lleno- lo catapultaron a la fama.

Pero la fama tuvo precio. A medida que ascendía la estrella de este emprendedor joven, audaz, desinhibido, de cabeza rapada, barba de un par de días, tatuajes y magnetismo con la farándula -llegó a los programas de espectáculos por un presunto romance con la vedette Silvina Luna-, Farcuh no podía escapar de una sombra: la sospecha de su cercanía con los Moyano. Fundada, en especial, en los cerca de $ 3 millones (u$s 1 millón, al cambio de entonces) en subsidios que recibió Guía Laboral en 2008. El dinero correspondió a un plan, el Régimen de Fomento para la Profesionalización del Transporte de Cargas (Refop), específicamente diseñado para empresas de esa actividad. Guía Laboral, huelga aclarar, no lo era. Al año siguiente, 2009, el monto trepó a más de $ 4,65 millones. En 2010, Pablo Moyano -hijo de Hugo y secretario adjunto de la Federación de Camioneros- fue al Mundial de Sudáfrica, invitado por Farcuh.

La compra de OCA, a fines de 2013, alimentó a las malas lenguas. Farcuh pagó u$s 60 millones por el mayor correo privado del país, cuyo 90% de sus más de 6000 empleados está afiliado a Camioneros. En julio de 2014, en cuestión de días, la empresa pasó a estar en la camiseta de Independiente, el club cuyas elecciones presidenciales Moyano padre había ganado casi en simultáneo. A todo esto, en esos días, Guía Laboral se presentaba en concurso preventivo.

El auspicio de Independiente pudo haber sido una cínica travesura, propia de la ironía y el desparpajo de la personalidad Farcuh. Pero la existencia de un nexo, siempre negado, entre él y el clan sindical quedó en evidencia en febrero de 2017, cuando los videos de seguridad de OCA documentaron cómo Moyano padre, escoltado por una robusta guardia pretoriana, lo sacó literalmente a los sopapos de su oficina, en la sede de la empresa. "OCA es mía", es una frase que, más de una vez, le atribuyeron a Moyano sus enemigos.

Fallo judicial mediante, Farcuh recuperó la empresa en abril de ese año. Al mes siguiente, la presentó en convocatoria de acreedores, un año después de haber terminado de pagar la primera que abrió la compañía, en 2002. Acusó a Moyano de haberle usurpado el correo  -e, incluso, la firma- para vaciarlo. Auditorías posteriores, encargadas por el mismo Farcuh ya en el marco del concurso, establecieron que, entre mayo de 2016 e igual mes de 2017, OCA le envió fondos, tanto a la Federación de Camioneros como a empresas vinculadas al gremio o con conexiones con los Moyano, por cerca de $ 200 millones. Coincidentemente, el mismo monto que Camioneros acreditó en el juzgado y que le valió un lugar en el comité de acreedores del expediente.

En el nuevo concurso de OCA, se verificó un pasivo de $ 4494 millones. Más del 80%, deudas fiscales y previsionales, con la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Farcuh apostó siempre a obtener un plan de facilidades de pago, que le permitiera aliviar esa carga para recuperar la compañía. Armó su estrategia a partir de ese supuesto, para capitalizar las inversiones en tecnología y sucursales -más de 150 en todo el país- que hizo durante su gestión y que quedaron truncas por el paréntesis en el que estuvo apartado. "La continuidad de OCA depende, por completo, del plan de pago. Eso destraba los embargos por $ 1000 millones que tenemos de la propia AFIP. Los tendríamos líquidos para pagar deudas, reestructurar a la empresa, invertir en la planta y readecuarla para el negocio de paquetería", se esperanzaba sobre su última carta. Había, además, unos $ 500 millones que el propio Estado Nacional le debía a la empresa por servicios postales.

Sin embargo, chocó con la inflexibilidad de la AFIP, tanto durante la gestión de Alberto Abad como, sobre todo, en la de su sucesor, Leandro Cuccioli. Fue, por pedido expreso del organismo, que Pablo Tejada, titular del juzgado Civil y Comercial 10 de Lomas de Zamora, responsable del concurso, designó interventores judiciales, primero, y, después, excluyó definitivamente a Farcuh -y sus principales colaboradores, entre quienes estaba Martín, su hermano- del manejo de la empresa. Lo justificó en un nuevo incumplimiento del pago de aportes -razón por la cual la AFIP, además, le inició una causa penal- y en el desvío de fondos para los sueldos de Seprit, empresa controlada en un 99% por OCA pero que no estaba incluida en su concurso.

Farcuh cuestionó la idoneidad de Tejada en todo ámbito en el que pudo. "Pobre muchacho", decía, en referencia a la capacidad técnica y emocional del juez para llevar un expediente tan complicado. El 1º de abril de 2019, el magistrado decretó la quiebra de la empresa, que, para entonces, ya acumulaba un pasivo posconcursal de $ 5000 millones. Irritó, de sobremanera, al magistrado que, en el proceso de cram-down, las únicas tres ofertas presentadas fueran de dos empresas de Farcuh (OCA Logística y Seprit) y de una cooperativa conformada por ejecutivos de la compañía. Tejada había recortado los "sueldos confidenciales" que percibían Farcuh y su equipo, algo más de una decena de personas que se repartían $ 25 millones mensuales. En panfletos, Camioneros le atribuyó al desplazado presidente y CEO un salario de $ 4,7 millones. La Justicia le sacó tres motos (Ducati) y un auto (Mercedes-Benz Clase E 350 Coupé) que usaba él y, en los papeles, le pertenecían a OCA.

Para entonces, la empresa ya estaba, literalmente, en manos de Camioneros. A los interventores judiciales, que asumieron el área de Administración y Finanzas, Tejada asignó la gestión comercial a Rodrigo Condorí Saldaño, abogado del gremio y de extremadísima confianza de Hugo y Pablo Moyano. Comparte aún hoy esa función con un representante del Ministerio de Trabajo de la Nación.

Farcuh, desde ese momento, pasó a ser una molesta y recurrente piedra en el zapato del proceso judicial. La opacidad de sociedades y flujos de dinero con la que se edificó la empresa hacían que, con frecuencia, reapareciera en el expediente con alguna sorpresa. La más reciente, todavía no definida, sobre la propiedad del predio logístico que OCA utiliza en el Centro de Transferencia de Cargas (CTC) de la ciudad de Buenos Aires, que le significó a la empresa tener sus operaciones prácticamente paralizadas en un mes clave -más, en contexto de pandemia, con el auge del comercio electrónico- como diciembre pasado.

"Efectivamente, la empresa OCA fue usurpada y estuvo siendo administrada fraudulentamente por usurpadores. EL GOBIERNO LO SABÍA. Y EL SEÑOR PRESIDENTE DE LA NACIÓN LO SABÍA", destacó -así, en mayúscula- Farcuh en la apelación de la quiebra, un escrito en el que habla de "estafa procesal", "arbitrariedad manifiesta" y "ardid" entre la AFIP, Camioneros y el Poder Ejecutivo Nacional, a través del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), que precipitó la quiebra con la amenaza de retirarle la licencia de operador postal. Lo presentó en abril de 2019. Ya había agotado todos los canales políticos y sólo le quedaban los legales. No ocultaba, entre cercanos y no tanto, su mezcla de enojo y desencanto con Mauricio Macri, del que supo estar cerca después de haberle presentado a Sarkozy. Culpó de su caída, por acción u omisión, al ex presidente, cuya familia había sido el primer socio local de Advent, fondo estadounidense que fue dueño de OCA entre 2004 y 2009.

Pato bramaba, ante propios y extraños, que le sacaron la empresa por haber cortado prácticas arraigadas durante décadas en la compañía, cuya historia -moldeada por Alfredo Yabrán- distó de ser pura y blanca. "Este país es increíble: se puede vender hasta lo que te roban. Ojo; pero te lo firma un juez, AFIP, síndicos, Enacom", tuiteó en mayo pasado, cuando apareció una oferta para comprar la OCA. Fue de Ficsa, vehículo inversor de Gonzalo Campici, dueño de Escudo Seguros, un fanático de Independiente que -el Diablo está en los detalles-, también auspició al club que preside Hugo Moyano. Todavía faltaban unos meses para que Clear, el grupo vinculado con Cristóbal López -por si le faltaba algún apellido controvertido a la historia de la empresa- formalizara su interés por OCA. Mucho más, para que el juez Tejada terminara adjudicándosela, luego de una frustrada licitación y de que el grupo patagónico mejorara su oferta, ya que la primera, en los hechos, terminó siendo de unos u$s 6 millones, contra los u$s 36,1 millones en los que se había fijado el piso de la subasta. Ambos candidatos, en sus respectivos momentos, tuvieron el total apoyo de Camioneros.

"Habría que preguntarse por qué los interesados son éstos y no DHL o Federal Express", ironizaba Farcuh, con su voz aguardentosa y el tono de confianza -en sí mismo y en su interlocutor-, con el que hablaba. Le indignaba la situación de la empresa, que perdía $ 200 millones diarios y resignaba clientes  por sus problemas legales. Entre ellos, MercadoLibre, cuenta "irrecuperable" -a juicio de uno de los interventores judiciales- por la "manifiesta enemistad" de Camioneros con el gigante de Marcos Galperin, que había sabido tener a OCA entre sus principales proveedores. Hoy día, el pasivo de OCA, concursal y posconcursal, es un taxímetro que corre hacia los $ 30.000 millones.

Farcuh también bromeaba sobre la aparición de un candidato español, el ignoto Grupo Industrial Riesgo, que compró el pliego para participar en la subasta sin, siquiera, haber terminado de constituir sus sociedades locales. Intuía -manifestaba, de hecho- la existencia de gato encerrado. Mientras tanto, recluido en su recóndito refugio de San Telmo, continuaba con su defensa legal. "Mis sociedades, a las que expropiaron, no están radicadas acá", sugería, intrigante, sobre sus próximos pasos. Alguna vez, especuló con la posibilidad de recurrir al Ciadi, el tribunal arbitral del Banco Mundial. También, tenía frentes abiertos -tanto de ataque como de defensa- en la Justicia penal, donde acumuló imputaciones y procesamientos por delitos como evasión fiscal, vaciamiento, malversación de fondos y lavado de activos.

"No me importa más nada. Ahora, voy fuerte. En serio", se le oyó decir a fines de año. "Es un escándalo. Si esto sale como lo están armando, los $ 30.000 millones de pasivo de OCA vamos a terminar pagándolos todos", advertía, sobre el desembarco patagónico en la que, pese a lo que decía, todavía sentía como "su" empresa. Podrían haberle arrebatado la empresa pero seguía siendo dueño de secretos que podrían convertirse en letales para desandar el camino que condujo a la adjudicación a Clear. Arriesgaba escenarios, con una mezcla de inconsciencia casi adolescente y la liviandad de quien ya se siente jugado. Fueron sus últimos casilleros en ese juego de pesados que fue (es) el de la OCA. Falleció sorpresivamente, de un paro cardíaco, en la tarde-noche del sábado 30 de enero. Tenía 43 años. Los había cumplido el 12 de octubre.

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Comentarios

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  • OL

    Oscar Lazarte

    31/01/21

    QEPD. Una pregunta, pura curiosidad, cuando laburó este pibe?

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