Las lecciones del atletismo que este número uno aplica en una empresa líder
Desde 2022, Facundo Aranguren es Managing Director de Air Liquide Argentina. De su pasado como corredor de 400 metros con vallas extrajo enseñanzas vitales para su actividad profesional.
La pista de atletismo tiene 400 metros de extensión. La que recorría Facundo Aranguren contaba, además, con diez vallas de unos 91 centímetros de altura. Durante una década se entregó en cuerpo y alma al atletismo. Ese tiempo le forjó una "personalidad aguerrida y con objetivos muy ambiciosos", según él mismo define. Entre los 15 y los 25 años acumuló títulos nacionales de juveniles y mayores y también representó a la Argentina en Campeonatos Sudamericanos. Pero todo eso forma parte del pasado. Hoy, mejor dicho desde abril de 2022, Aranguren es Managing Director de Air Liquide Argentina.
Avanzar a la mayor velocidad posible mientras se va saltando obstáculos brinda lecciones muy valiosas para la actividad empresarial. "El atletismo un deporte muy particular, muy sacrificado... Te prepara para el camino. No son carreras cortas, son carreras muy largas en las que uno va aprendiendo a competir, a manejar los momentos de tensión. Aprende también a disfrutar la victoria y a sobrellevar la derrota", confiesa este contador que está a punto de cumplir 43 años y les otorga un valor fundamental a la paciencia y a la consistencia.
"La gran diferencia es la paciencia. Cuánta paciencia uno puede estar dispuesto a absorber para lograr la experiencia que se necesita para llegar", define Aranguren. Y agrega: "El atletismo es extremamente demandante en lo físico. Hay que tener mucha disciplina y una característica es la consistencia. Se necesita ser consistente a lo largo del tiempo, en el entrenamiento y en la competición. Y creo que esa marca de consistencia es algo muy importante llevado al plano laboral".
Esas palabras integran la fórmula del éxito de este hombre que encontró en las ciencias económicas su lugar en el mundo. Estudiaba en la Universidad de Buenos Aires, a pasitos del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNaRD), donde se entrenaba en doble turno a las órdenes del profesor Rodolfo Barizza, un maestro de varias generaciones de atletas. Resistió la tentación de ser profesor de Educación Física como parte de un desafío intelectual que le brindara herramientas para el futuro, especialmente para cuando se terminaran las carreras.
Los números no son fríos para él: "Siempre me gustó entender las cosas y siempre dije que me parece importante darles sentido a los números". En realidad, se autoproclama un "contador atípico", ya que su área de trabajo no contempla impuestos ni auditorías. Su norte es el controlling, "el control de operaciones, el gusto por entender el negocio". Esa especialidad acompaña sus horas desde que se unió en 2006 a PSA Peugeot-Citroën, después de un breve paso por Deloitte & Touche.
Desembarcó en la industria automotriz con todo para aprender. "A los 25-26 años me inserté en el marcado laboral argentino, siendo relativamente grande y con poca experiencia. Entré en Peugeot-Citroën en finanzas. Estuve seis años. Siempre con los números y la contabilidad, las áreas en la que me sentía más cómodo", relata. Decidió hacer un posgrado en Finanzas en la Universidad de San Andrés: "Ahí descubrí el gusto también por el negocio, por los números del controlling y eso fue lo que me permitió llegar a Air Liquide tiempo después".
En 2012 ingresó en la empresa y dos años más tarde armó las valijas con su flamante esposa y juntos partieron hacia París, a la filial francesa de Air Liquide. No conocía el idioma. Bueno... sabía lo que había aprendido en la escuela, pero las barreras comunicacionales se derribaron con facilidad. "Air Liquide me impulsó a una carrera internacional. De ahí fue un círculo muy vertiginoso que me permitió conocer una industria que hasta ese entonces no me era familiar. Me abrió la puerta de la compañía, del grupo, de su gente y de su cultura", explica Aranguren.
La carrera internacional a la que se refiere lo instaló en Uruguay, donde estuvo al frente de los negocios entre 2016 y 2018. Volvió a mudarse para asumir como vicepresidente de control de operaciones en Houston, Estados Unidos. "Siempre están los que te dicen `en Argentina está todo mal, me voy´. Bueno, yo soy uno de los que volvió a la Argentina", plantea casi como una reafirmación de la argentinidad. Y sí, regresó. En abril de 2022 fue designado Managing Director de Air Liquide Argentina.
¿Cómo es la vida de una persona que debe tomar decisiones de las cuales depende el futuro de la empresa?
Es difícil explicárselo a los demás... Es difícil explicárselo a la familia... Me gusta hacer cosas que me apasionan como fue antes el deporte y como es el trabajo que hago ahora. Para mí es un trabajo 24-7, pero digo 24-7 sin que sea un pesar. Cada vez estoy más convencido de que no existe una separación en la vida profesional y la personal, pero en todo tiene que haber un balance. Cuando uno hace una actividad que le resulta placentera, no termina siendo una carga.
Y abrazado a la paciencia y a la constancia inculcadas por el atletismo, Aranguren vive cada día. Le gustan los desafíos y espera ser reconocido como "un líder positivo que trabajó siempre en cercanía con la gente y que intentó provocar cambios de largo plazo dentro de la organización de manera positiva".
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