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Tres argentinos crearon una startup que está desarrollando vacunas para el cáncer

SphereBio, una startup de origen argentino, creó una bio-plataforma que entrena al sistema inmune para identificar y destruir células cancerígenas.

Julieta Luz Porta atiende el teléfono y busca un lugar tranquilo para hablar. Desde hace una semana está viviendo en Santiago de Chile porque, cuenta, la startup de la que es CEO y cofundadora, quedó seleccionada en Start-Up Chile -una aceleradora pública que financia proyectos tecnológicos-.

"Estamos desarrollando vacunas para el tratamiento del cáncer", explica la CEO de SphereBio, la empresa que recibió una inversión de 200.000 dólares por parte de una company builder para que el proyecto cobrara vida.

El modelo de la startup se basa en el desarrollo de una tecnología que entrena al sistema inmune para identificar y destruir células cancerígenas. A través de la biopsia del tumor que se le realiza al paciente, SphereBio utiliza esas células, las modifica y crea unas nanoparticulas a las que llaman oncoesferas.

"Estas nanoparticulas que creamos son la base para hacer las vacunas. El objetivo es que las oncoesferas le lleven la información correcta al sistema inmune. El sistema inmune va a detectar que hay una célula tumoral y va a activar a un tipo de células especializadas denominadas T CD8, que son las que, posteriormente, van a atacar al tumor. De esta manera se genera una respuesta natural hacia esa célula de cáncer", dice.

Este modelo que están desarrollando se basa en medicina de precisión: crean vacunas personalizadas que se adaptan al cáncer particular de cada paciente. 

Están enfocando sus investigaciones en el cáncer más agresivo de cerebro, glioblastoma multiforme, debido a su alta letalidad y limitado abanico terapéutico disponible.

En este desarrollo están también Martín Guerrero -actual CMIO (Chief Medical Innovation Officer) y cofundador- y Guido Nicolás Molina -CSO (Chief Scientific Officer) y cofundador- quienes fueron los pilares clave en el proceso de investigación.

"Mientras las vacunas personalizadas como son las de Moderna y BioNTech usan entre 30 y 40 marcadores para reconocer el tumor, nosotros usamos todos los marcadores del tumor en su estado nativo para reconocerlo de forma más efectiva, utilizando el propio tumor del paciente como una fábrica de nuestra vacunas. Esto nos hace más eficaces que los métodos convencionales y con menos efectos adversos", explica.

Si bien todavía están probando la tecnología en modelos in vitro, es decir, en modelos de laboratorio, en los próximos meses proyectan avanzar en modelos de ratones. Recién estiman que en dos años -aunque son tiempos que se van modificando- empezarán a realizar las primeras pruebas en humanos.

La enfermedad modelo sobre la que están trabajando para demostrar que la tecnología es efectiva y segura es el glioblastoma multiforme, un tipo de cáncer de cerebro muy agresivo con bajo nivel de tratamiento. Sin embargo, Luz Porta explica que este desarrollo se puede adaptar a diferentes tipos de cáncer, enfermedades infecciosas, autoinmunes o incluso a trasplantes para evitar un posible rechazo del organismo.

De esta manera, sostiene la CEO, buscan colaborar con universidades, clínicas, hospitales y empresas farmacéuticas que quieran comercializar la vacuna. "Para lanzarlo al mercado faltan alrededor de seis o siete años. Antes hay que demostrar una alta efectividad en un gran porcentaje de pacientes, pero dentro de dos años aproximadamente ya vamos a poder impactar en las personas que tienen cáncer de cerebro", indica.

SphereBio lleva adelante su investigación junto a un equipo de 11 personas en el Parque de Innovación de la Ciudad de Buenos Aires, puntualmente en +54 Lab, un edificio de coworking con laboratorios para startups de ciencia y tecnología.

Actualmente están levantando una ronda de inversión con el club de ángeles del IAE y están buscando 1,5 millones de dólares para continuar con el desarrollo. Esa inversión les va a permitir empezar a probar en otras enfermedades, avanzar rápidamente con los ensayos clínicos, y generar las patentes para poder instalarse también en Estados Unidos. "Llamamos la atención de Harvard, tienen varios colaboradores y médicos que quieren probar diferentes enfermedades", agrega.

"Si sale la terapia va a tener un impacto global. Como estamos desarrollando un método, lo vamos a poder licenciar para probarlo en muchas enfermedades. Esperamos primero llegar a miles y en un futuro, a millones de pacientes", cierra.

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