COMERCIO EXTERIOR

Logística internacional ante el primer gran conflicto bélico del siglo XXI

Gran incertidumbre por todas las rutas de transporte con origen o destino en Europa. Fronteras y zonas limítrofes se unen a la crisis que se generará en importaciones y exportaciones

 JAVIER CARRIZO (*)

La madrugada del jueves 24 de febrero sacudió repentinamente la vida de los ucranianos, muchos de los cuales despertaron bajo fuertes explosiones y cortes en la energía eléctrica. El mensaje del presidente ruso, Vladmir Putin, llegaba minutos después: "he decidido llevar a cabo una operación militar especial".

Sin lugar a dudas, lo primero es lamentar la suerte de las víctimas directas de este conflicto, los muertos y los cientos de miles de ucranianos que hoy se desplazan buscando seguridad, llenos de incertidumbre.

Pero en un mundo globalizado como el nuestro, en mayor o menor medida, todos nos vemos afectados ante un suceso de estas características, porque todos estamos, de alguna manera, conectados. Una de estas conexiones surge mediante las cadenas logísticas globales, sobre las que se desarrolla el comercio internacional.

Las primeras consecuencias solo tardaron minutos en llegar. La Unión Europea aprobó el más contundente paquete de sanciones económicas de su historia: bloqueo en el acceso de la banca rusa al mercado de capitales europeos y prohibición de la exportación hacia Rusia de productos de alta tecnología, que en la actualidad el país no produce. De esta forma, el ataque de Rusia, enfrenta al país con uno de sus mayores socios comerciales, como es la UE, con quien registra un intercambio de bienes anuales de nada menos que 247.800 millones de euros.

Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció el mismo jueves nuevas sanciones contra Rusia, con el objetivo de "limitar su capacidad de hacer negocios en la economía global". Nuevamente el comercio internacional se ve afectado por esta circunstancia. 

Otra palabra que entra en juego en este ajedrez es la logística, ya que indiscutiblemente, verá su actividad muy perjudicada. Existe una incertidumbre muy grande por todas las rutas de transporte con origen o destino en Europa. Fronteras y zonas limítrofes se unen a la crisis que se generará en importaciones y exportaciones.

El alza de los productos energéticos del petróleo y el gas natural va a repercutir en los costos de transporte y, por ende, en toda la actividad económica, alimentando el ya alarmante proceso de inflación global que dejó la pandemia.

Nada que celebrar

También los commodities se han disparado, entre ellos la soja, que ya a primeras horas de la mañana del jueves 24 alcanzó los u$s 645 por tonelada, muy cerca de su máximo histórico registrado en 2012 cuando trepó hasta los u$s 651.

Esta podría significar una "buena noticia" para el conjunto exportador sudamericano, cuya principal participación en los mercados internacionales es a través de la venta de commodities.

Sin embargo, la región ya ha experimentado situaciones similares durante anteriores conflictos bélicos, cuando se registraron altas ganancias que no se cristalizaron en desarrollo ni crecimiento genuino.

Una solución pacífica, acercando finalmente posiciones, sería el mejor escenario y un gran aprendizaje para el mundo. Estamos ante un enfrentamiento que nos remite a lo peor del pasado, que nos aleja del rumbo que el mundo se esfuerza por transitar y que tiene que ver con la colaboración, la innovación, la sustentabilidad y sobre todo el bienestar de las personas.

(*) Director de Movant Connection. CEO de GEA Logistics

www.javiercarrizo.com

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