La semilla que es un complemento ideal para generar proteínas y aliviar dolores

Las semillas de calabaza, de girasol y de sésamo son considerados tesoros nutricionales al disponer de una amplia gama de beneficios para la salud. 

Entre los componentes más resonantes se destacan el magnesio y las proteínas, indispensables para el correcto funcionamiento muscular. 

Además, el primero aporta también al sistema nervioso y al mantenimiento saludable de los huesos. Mientras que el segundo, importantes para la regeneración de tejidos, el desarrollo muscular y la producción de enzimas y hormonas.

¿Cómo se consumen las semillas de calabaza?

Según la web Sol Natural, las semillas de calabaza tienen fibras y antioxidantes, como la vitamina A, E y del grupo B, que equilibran el sistema nervioso.

También contienen zinc, que beneficia al correcto funcionamiento del inmunológico. 

Para comerlas, habrá que extraerlas, lavarlas y colocarlas en un plato. Luego, exponerlas al sol. Se deberán cubrir con una servilleta para evitar que los insectos se posen sobre ellas. Una vez secas, estarán listas.

¿Cuáles son los beneficios de las semillas de girasol?

Las semillas de girasol tienen potasio, un mineral fundamental para regular la hipertensión y los trastornos circulatorios. Además, poseen una gran cantidad de hierro, fósforo, calcio, magnesio y vitaminas A, D, E y B.

Sin embargo, aportan un número destacado de calorías, por lo que su ingesta debería ser moderado. 

¿Qué aportan las semillas de sésamo?

Las semillas de sésamo tienen antioxidantes, vitaminas y minerales que benefician al organismo. Además, contienen lecitina, un lípido que contribuye al equilibrio del colesterol HDL/LDL (bueno y malo) en el organismo.

Para consumir será necesario remojarlas entre 6 y 12 horas en abundante agua, cambiando el agua 2 o 3 veces. Después, solo habrá que enjuagarlas y escurrirlas.