Prestige Auto, la licenciataria de Mercedes-Benz en la Argentina, empezará en febrero con la producción en serie de utilitario Sprinter con caja automática. Así lo anunció la empresa, tras la presentación del prototipo de esa versión del vehículo utilitario, que marcó un hito dentro del plan de inversiones de u$s 100 millones que activó en junio, después de tomar posesión de la planta de Virrey del Pino.
"La llegada de este primer prototipo con caja automática es un paso clave en nuestra estrategia productiva y comercial, que forma parte de lo que dijimos el primer día: fortalecer el proyecto industrial con productos y servicios de excelencia para nuestros clientes", declaró Daniel Herrero, presidente y CEO de Prestige Auto. Agregó: "Recibir a los directivos de la casa matriz de Mercedes-Benz en nuestra planta reafirma el trabajo conjunto y la confianza en el talento argentino".
Prestige es el nuevo nombre que tomó Mercedes-Benz Argentina luego de que Open Cars, el consorcio inversor que lidera el banquero Pablo Peralta (titular del grupo de Servicios y Transacciones) y en el que también participa el ex ministro de Hacienda Alfonso Prat-Gay, le compró a la automotriz alemana su operación de autos y vans en el país. La transacción incluyó la propiedad del complejo Juan Manuel Fangio, con todos sus operarios.
Esta operación fue consecuencia de dos decisiones globales tomadas en Stuttgart. Por un lado, la escisión, en 2021, de su negocio de vehículos pesados, que en la Argentina continúa operando como Mercedes-Benz Camiones y Buses, que invierte u$s 110 millones en la construcción de una fábrica propia en Zárate. Por otro, la definición de que la próxima generación de Sprinter, el utilitario que se fabrica en La Matanza desde 1996, se hará sólo en Alemania y los Estados Unidos.
Esa versión futura incluye versiones 100% eléctricas, algo que, por escala, el mercado argentino y sus principales destinos de exportación, todavía, no pueden asegurar.
Prestige quiere fabricar un nuevo modelo. Contractualmente, debe darle prioridad a uno de Mercedes-Benz y, en ese camino, el destino más seguro es la nueva Sprinter. Pero, para hacer una versión eléctrica, deberá invertir no menos de u$s 400 millones, todo con capital propio. "Olvidate que Alemania nos mande plata. A lo que queramos que hacer, lo vamos a tener que financiar nosotros", le dijo Herrero a este diario, a fines de junio, cuando se hizo el primer lanzamiento de la marca bajo la nueva era.
Entre tanto, el objetivo de corto plazo es ganar escala, productividad y, en consecuencia, competitividad. Prestige tomó la planta seteada para 14.000 unidades. Su primera meta será llevarla a 16.000 este año y a 20.000, en 2026. Hacia allí apuntan los u$s 100 millones del desembolso inicial, con la incorporación de más versiones de la Sprinter, cuya última actualización data de 2019.
De hecho, con el anuncio de la caja automática -desarrollo en el que participaron ingenieros de la casa matriz y de los Estados Unidos-, Prestige informó que la nueva opción se comercializará en paralelo con la versión manual tanto en el mercado local como en los países de la región. La empresa agregó que ya tiene exportaciones por 11.000 unidades confirmadas para 2026.













