Estados Unidos: crecen los temores a una recesión y el pesimismo llega a 2023

Aunque la mayoría de los expertos coinciden en que la economía estadounidense es lo suficiente fuerte como para terminar este año sin sobresaltos, cada vez hay más pesimismo respecto a 2023.

Los mercados están cada vez más inquietos ante la posibilidad de una recesión de Estados Unidos. Los precios de las acciones caen, mientras la Reserva Federal endurece su política monetaria para frenar una inflación histórica.

A eso se le suma el contexto internacional: la invasión rusa a Ucrania encareció el precio de la energía y de las commodities; mientras que el nuevo brote de Ómicron en China y la política de tolerancia cero contra el Covid, amenazan con generar nuevas disrupciones en la cadena de suministro.

Por todo esto, los bancos están empezando a recortar sus proyecciones de crecimiento de la economía norteamericana para ese año y el próximo. Según Bank of America (BofA), el PBI estadounidense podría crecer 2,6% (desde 2,7%) este año y 1,5% (desde 1,8%) en 2023. La inflación, por otro lado, cerraría en 4% este 2022 y en 2,6% el próximo año.

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JPMorgan también revisó a la baja sus proyecciones de crecimiento para 2022 (de 3% a 2,4%) y 2023 (de 2,1% a 1,5%), a la vez que subió la estimación de desempleo para la segunda mitad del año que viene, de 3,2% a 3,5%.

Los economistas de Goldman Sachs ahora esperan que la economía norteamericana crezca 2,4% este año y 1,6% el próximo, en comparación con las estimaciones anteriores de 2,6% y 2,2% respectivamente.

Lloyd Blackfein, presidente senior de Goldman Sachs, dijo que existe un "riesgo muy, muy alto" de recesión. Blackfein advirtió que empresas y consumidores deberían estar preparados porque la recesión no estaba descartada y sólo había un "camino muy estrecho" para evitarla.

Pero aunque los analistas de Goldman Sachs calculan que hay un 35% de probabilidad de que la economía estadounidense entre en recesión dentro de los próximos dos años, creen no se trata de algo inevitable, según escribieron la semana pasada.

Marko Kolanovic, estratega de JPMorgan, dijo que no espera una recesión este año debido a "un cierto aumento de la actividad de los consumidores en el verano por la reapertura y el aumento de las medidas monetarias y fiscales de China". Analistas de Morgan Stanley y de BlackRock están en la misma línea.

La mayoría de los economistas coinciden en que la economía de Estados Unidos tiene suficiente fuerza -y ahorros acumulados, gracias a la demanda reprimida y el estímulo fiscal durante la pandemia- para llegar a fin de año sin sobresaltos. El horizonte del próximo año, sin embargo, se ve menos optimista: algunos pronostican simplemente una desaceleración, otros algo peor.

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"Somos cada vez más pesimistas respecto al próximo año, ya que los indicadores clave de inflación continúan dando señales de un componente persistente mayor y se mantiene el sobrecalentamiento severo del mercado laboral", escribieron los economistas del BofA.

"En este momento no creo que se pueda tener un soft landing [aterrizaje suave] completamente benigno de la economía", dijo Ethan Harris, jefe de investigación económica global de BofA. "Vamos a tener una economía débil o una recesión", agregó.

El Deutsche Bank es todavía más pesimista. Para el grupo, el endurecimiento monetario y la turbulencia financiera "empujarán a la economía a una recesión significativa a fines del año que viene".

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"Suponemos, de forma conservadora, que una tasa de interés de los fondos de la Reserva Federal situada entre el 5% y el 6% será suficiente" para bajar la inflación, escribió David Folkerts-Landau, economista jefe del Deutsche Bank.

Mark Zandi, economista jefe de Moody's Analytics, dijo: "las probabilidades de que la economía sufra una desaceleración a partir de los próximos 12 meses es una tres, con incómodas probabilidades casi iguales de una recesión en los próximos 24 meses".

Mucho dependerá de lo que pase con los precios -en abril, el índice de precios al consumo bajó a 8,3% interanual, muy cerca del record de marzo- y de la sintonía fina de la Reserva Federal para llegar a una tasa de interés neutral que sea lo suficientemente alta para contener la inflación pero no tanto como para frenar completamente a la economía. Si los precios se mantienen muy por arriba de la meta oficial (2%), entonces el titular de la Fed, Jay Powell, seguirá subiendo las tasas hasta que haya pruebas "claras y convincentes" de que la inflación está en retroceso, advirtió.

El endurecimiento demasiado fuerte de la política monetaria podría derivar en una recesión. La Fed ya subió las tasas en 50 puntos básicos este mes y Powell ha sugerido alzas similares en las reuniones de junio y julio.

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