Vaca Muerta: cuáles son los desafíos pendientes para la llegada de inversiones
Los nuevos oleoductos impulsarán las exportaciones de la formación de Vaca Muerta, aunque la infraestructura de gas es más compleja.
En una remota zona desértica de la Patagonia, el futuro de Argentina como gran exportador de energía está tomando forma.
Un equipo de 10 personas trabajó en septiembre en un rincón de la vasta formación de shale de Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén, transportando tubos de acero al carbono de 75 cm de grosor y soldándolos para construir un oleoducto. El objetivo es transportar crudo a lo largo de casi 600 km hasta el Atlántico.
Vaca Muerta es el cuarto yacimiento mundial de petróleo de shale oil y el segundo de shale gas. Está previsto que un oleoducto con dirección hacia el sur llegue a la ciudad de Allen, a 130 km, a finales de este año. Un segundo tramo, cuya finalización está prevista para 2026, transportaría el crudo otros 440 km hasta Punta Colorada, en la costa sudeste.
"Se trata del primer gran oleoducto del país concebido íntegramente para la exportación", afirma Manuel Castillo, que dirige el proyecto para la empresa energética estatal argentina YPF. "Con el tiempo, aumentaremos la capacidad de transporte de la cuenca en un 70%".
Vaca Muerta está a punto de cumplir la promesa que los sucesivos gobiernos han venido pregonando durante los 14 años transcurridos desde su descubrimiento, a medida que las nuevas infraestructuras alivian los cuellos de botella en el transporte que durante tanto tiempo han obstaculizado la producción.
Un proyecto de oleoducto, finalizado el año pasado, permitió reanudar las exportaciones de petróleo a Chile después de 17 años. Otro, cuya finalización está prevista para 2025, aumentará los flujos hacia la costa de la provincia de Buenos Aires.
La producción diaria de petróleo de la cuenca se ha cuadruplicado en los últimos cinco años, de 90.000 barriles por día (bpd) en 2019 a 369.000 bpd en agosto de 2024 y podría llegar a 1,1 millones en 2030, según la cámara empresarial local de hidrocarburos CEPH. Esto permitiría exportar casi 700.000 barriles diarios.
La infraestructura más compleja para exportar gas natural aún no se ha construido. Sin embargo, un nuevo gasoducto a Buenos Aires ha ayudado a más que duplicar la producción desde 2019, llevándola a 70 metros cúbicos por día en 2024, reduciendo la necesidad de costosas importaciones. Según el informe del CEPH, esa cifra podría ascender a 170 mcpd en 2030.
Se espera que Argentina, que ha tenido déficit energético desde 2011, obtenga este año un beneficio neto de u$s5000 millones por sus exportaciones, en un momento en que sus reservas de divisas se están agotando peligrosamente.
Pero la economía sigue sujeta a estrictos controles de divisas y capitales, y el país todavía debe resolver sus desafíos macroeconómicos antes de poder atraer la inversión necesaria para convertirse en un exportador significativo, advierten las empresas.
Aun así, la elección, hace casi un año, del Presidente Javier Milei -que ha prometido levantar esos controles y desregular el sector-, ha entusiasmado a los inversores.
Los precios de las acciones de muchas empresas energéticas argentinas se han más que duplicado desde la victoria de Milei, aprovechando el explosivo crecimiento de los últimos años. Las acciones de Vista Energy, que se ha beneficiado de su estrecha concentración en el petróleo de shale en Vaca Muerta para convertirse en el mayor productor no integrado de Argentina, se han disparado casi un 700% en los últimos tres años.
Miguel Galuccio, que fundó Vista en 2017 tras liderar como presidente la inversión inicial de YPF en Vaca Muerta, afirma que la cuenca tiene un enorme margen de crecimiento. "Hemos demostrado que la calidad de la formación de Vaca Muerta es insuperable, [incluso mayor] que la de la Cuenca Pérmica de Estados Unidos", afirma. "En EE.UU. tienen 500 equipos de perforación trabajando; nosotros sólo tenemos 30. Hay que pensar en el potencial que aún tenemos".
Sin embargo, el desarrollo de Vaca Muerta ha sido lo más parecido a una política de Estado que ha tenido Argentina. Las administraciones peronistas de izquierda subvencionaron la producción temprana en la década de 2010. Políticos de todo el espectro argumentan que el país, con problemas de liquidez, no debe renunciar a sus recursos de petróleo y gas mientras los países más ricos se demoran en la reducción de emisiones, incluso cuando la preocupación por el cambio climático crece en Argentina tras las sequías que han afectado a las exportaciones agrícolas.
Las tempranas inversiones de YPF y la multinacional estadounidense Chevron en 2014 y en 2017 de Tecpetrol, con sede en Buenos Aires, permitieron una rápida disminución de los costos y el riesgo.
YPF fue pionera en un método de perforación horizontal después de descubrir que los pozos verticales no eran adecuados para Vaca Muerta. Ese método se puso de manifiesto en septiembre a unas decenas de kilómetros del nuevo oleoducto de YPF, en uno de los pozos de Vista. Una enorme perforadora de 150 toneladas perforó 3 km en el suelo, antes de girar para perforar otros 3 km, en un proceso que cuesta u$s15 millones cada vez.
Pero la inversión extranjera en Vaca Muerta se ha estancado en gran medida durante la última década. En 2011, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner impuso controles de capital que impidieron a las empresas internacionales sacar beneficios de Argentina, a pesar de las promesas de crear excepciones para ellas. Un año después, su gobierno expropió YPF y, desde entonces, los sucesivos gobiernos han utilizado la cuota de mercado del 57% de la empresa para limitar los precios del combustible.
"Casi todas las empresas extranjeras que operan en Vaca Muerta lo hacen con presupuestos limitados, sólo para mantener el negocio en marcha", afirma Nicolás Arceo, director de la consultora energética EyE.
El gobierno de Milei asegura que sus reformas atraerán hasta u$s15.000 millones en inversiones el año que viene. "Heredamos un sistema infrainvertido al borde del colapso", afirma Eduardo Rodríguez Chirillo, que fue secretario de Energía hasta mediados de octubre. "En nueve meses [hemos] logrado sustituir ese viejo modelo por uno que insertará a Argentina en el mundo y recuperará su papel de primer exportador".
La prioridad para el Gobierno, sin embargo, es controlar la inflación anual de tres dígitos de Argentina, lo que le ha llevado a aplazar los planes de levantar los controles de capital y los topes a los precios de los combustibles.
"Aunque hemos visto progresos durante 2024, todavía existen desafíos en el entorno empresarial para permitir plenamente el crecimiento de Vaca Muerta", afirma Javier La Rosa, director general de Chevron Latinoamérica. "Garantizar la inviolabilidad de los contratos, la libre circulación de capitales y políticas de libre mercado estables son cruciales para atraer las inversiones necesarias para aprovechar plenamente el potencial de Vaca Muerta".
La exportación de gas es un desafío mayor. Argentina necesita nueva financiación para varios proyectos propuestos, como un gasoducto de u$s2500 millones hacia Brasil y una terminal de gas natural licuado de u$s30.000 millones en la costa. Milei, partidario de la austeridad, ha descartado la financiación pública. "Hay mucha más incertidumbre en el gas", afirma Daniel Dreizzen, director gerente de la consultora Aleph energy.
"Para conseguir un gran salto en la producción, necesitaremos una relativa estabilidad macroeconómica y previsibilidad [legal], que todavía no tenemos", dice Arceo. "Pero Vaca Muerta crecerá en los próximos años. Lo que está en juego es a qué velocidad".
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