Donald Trump celebró su última racha de victorias en casa el martes por la noche, dirigiéndose a cientos de seguidores que habían llenado el salón de baile dorado de su complejo Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida. "Lo llaman Supermartes por una razón", dijo el expresidente desde un podio, flanqueado por una docena de banderas estadounidenses. "Me dicen, expertos y otros, que nunca ha habido uno como éste. Nunca ha habido nada tan concluyente". El martesTrump ganó cómodamente todos menos uno de los estados en juego en la jornada más importante del calendario de las primarias, y sumó cientos de delegados que lo ayudarán a convertirse en el candidato oficial de su partido a la Casa Blanca. En la mañana del miércoles, la principal rival de Trump, Nikki Haley, decidió bajarse de la carrera después de ganar sólo dos de las primarias estatales durante la campaña, explicó una persona familiarizada con el asunto. Trump podría cruzar el umbral de los 1215 delegados tan pronto como la próxima semana, lo que le daría los votos necesarios para ser coronado oficialmente como el candidato del partido en la Convención Nacional Republicana en julio próximo. "A todos los efectos, se ha terminado", afirma Jim McLaughlin, veterano encuestador de Trump. "Los republicanos están unidos. Están detrás de Donald Trump". Con la mente puesta ahora en la contienda contra Joe Biden, Trump utilizó la mayor parte de un discurso relativamente moderado para ensayar los temas que desplegará contra el presidente en los próximos meses, entre ellos la inmigración, la alta inflación y los conflictos exteriores. "Nuestras ciudades se están asfixiando. Nuestros estados se están muriendo. Y francamente, nuestro país se está muriendo", dijo Trump con una voz que por momentos sonaba ronca. "Y vamos a hacer que América vuelva a ser grande, más grande que nunca". A pesar de su posterior retirada de la carrera presidencial, Haley dio la sorpresa en las primarias republicanas de Vermont, anotándose su segunda victoria en las primarias tras ganar en el Distrito de Columbia el fin de semana. Haley ha atacado a Trump en las últimas semanas e insistió en que los resultados de sus primarias en todo el país han demostrado que una minoría significativa de republicanos no quiere que Trump sea el candidato de su partido. Haley apuntó a los crecientes problemas legales -en concreto, 91 cargos repartidos en cuatro juicios penales inminentes- como prueba del "caos" provocado por el expresidente. Trump ha arremetido a menudo contra Haley en sus discursos y en las redes sociales, refiriéndose a la exgobernadora de Carolina del Sur como una "cabeza hueca" [birdbrain]. Pero el expresidente no la mencionó en su discurso del martes en Mar-a-Lago, apelando en su lugar a la unidad del partido en torno a él. "Tenemos un gran partido republicano con un talento tremendo, y queremos tener unidad, y vamos a tener unidad, y va a suceder muy rápidamente", dijo Trump. "He venido diciendo últimamente, que el éxito traerá unidad a nuestro país". Fue otra señal de que Trump ahora está centrado en su revancha con Biden, una contienda que le exigirá proyectar una imagen más moderada que atraiga a los republicanos centristas y a los votantes independientes indecisos que necesitará para ganar las elecciones. El equipo de campaña de Haley rechazó rápidamente las propuestas de Trump. "La unidad no se consigue simplemente afirmando que 'estamos unidos'", afirmó la vocera de la campaña, Olivia Pérez-Cubas en un comunicado el martes por la noche. "Estado tras estado,sigue habiendo un gran bloque de votantes de las primarias republicanas que expresan su profunda preocupación por Donald Trump. Esa no es la unidad que nuestro partido necesita para triunfar". "Las primarias han terminado", aseguró Armando Ibarra, presidente de los Jóvenes Republicanos de Miami, que asistió a la fiesta de la noche electoral de Trump con su esposa. "Creo que está muy claro que el país está listo para un cambio, y para la gente, ése es Donald Trump. Es hora de que ella se vaya". Haley ha puesto fin a su campaña presidencial, pero se abstuvo de apoyar al expresidente. Muchos aliados de Trump, sin embargo, esperan que se alinee. "Terminará apoyándolo", afirma el consultor republicano Ford O'Connell, de Florida, que apoya a Trump. "Entiende lo que está en juego. Ve los indicios". La campaña de Trump se ha visto impulsada en las últimas semanas por las encuestas que sugieren que está en una posición fuerte para vencer a Biden este año. Un sondeo del New York Times y Siena College publicado el fin de semana reveló que la mayoría de los seguidores de Biden en 2020 piensan ahora que es demasiado viejo para ser presidente. Pero incluso algunos de los partidarios más fervientes de Trump reconocen que el expresidente tiene trabajo por hacer para ampliar su atractivo. Franco D'Andrea, un partidario de Trump de Horsham, Pensilvania, que voló a Mar-a-Lago para escuchar al expresidente el martes, afirma que no quiere que Trump diga nada que pueda "distanciar a la gente". "Pienso que tiene que intentar atraer a las mujeres de los suburbios, sin duda", explica D'Andrea. "Si puede moderar un poco el lenguaje, pienso que puede recuperar a muchas de ellas".