Por qué ahora sí conviene comprar acciones de los bancos

El sector parece bien posicionado para obtener mejores resultados justo cuando algunos en el mercado lo han considerado no invertible.

"Disparar primero, preguntar después" ha sido una acertada descripción del sector bancario estadounidense y europeo en las últimas semanas. Ahora que vuelve la calma, ¿deberían los inversores comprar bancos británicos y europeos? La respuesta, quizá sorprendente, es sí.

Los nervios se han crispado tras la quiebra de tres bancos en Estados Unidos por parte de los reguladores. Uno de esos bancos, Silicon Valley Bank, hizo una masiva apuesta perdedora sobre las tasas de interés, y los otros dos se habían sumergido en la criptomanía. Los tres estaban supervisados por una regulación poco estricta.

Por supuesto, el Reino Unido y Europa aprendieron la lección de la falta de regulación en la crisis financiera mundial y la abordaron en la década siguiente. Pronto veremos un cambio similar por parte del regulador estadounidense. Pero el punto clave es que la apuesta por las tasas que hizo Silicon Valley Bank ni siquiera habría sido permitida en Europa, ya que la normativa restringe a los bancos de desajustes de tasas mediante pruebas de estrés y requisitos adicionales de capital. Los bancos europeos operan prudentemente muy por debajo de estos umbrales; mientras que Silicon Valley Bank estaba muy por arriba.

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No obstante, los suizos no han escapado a las recientes turbulencias. Credit Suisse llevaba varios años con problemas, registrando pérdidas significativas, e incluso vivió su propia corrida el año pasado, perdiendo el 40% de sus depósitos.

Cuando la fuga de depósitos se aceleró tras la crisis del Silicon Valley Bank, el regulador del banco, Finma, lo presionó para que se vendiera a UBS. Esta podría terminar siendo la operación de la década para UBS. El valor contable tangible de UBS aumentó un 74% en la transacción, se hizo con los activos más valiosos de las unidades de gestión de patrimonios y de la banca nacional de Credit Suisse, y cuenta con importantes reservas para hacer frente a la reducción de costos y a la reestructuración en los próximos años.

Pero Credit Suisse era un caso atípico entre los bancos europeos, ya que no era rentable y se financiaba en gran medida con una base de depósitos inestable y voluble. Se trata de una combinación indeseable, pero que no es típica en el resto de Europa, donde los bancos tienen grandes proporciones de depósitos de los hogares y niveles altos y crecientes de rentabilidad. El coeficiente de cobertura de liquidez del sector -una medida del nivel de activos fáciles de vender que tienen los bancos para cubrir las necesidades a corto plazo- en Estados Unidos es del 120%. En Europa es del 160%.

El grueso del sector está obteniendo los mayores beneficios de los últimos 15 años. Por ejemplo, NatWest, que ha visto duplicarse su rentabilidad sobre el capital tangible, de alrededor del 9% hace un año a cerca del 20%. No es difícil entender por qué. Una consecuencia de las tasas de interés bajas/negativas de la última década ha sido que los bancos no han podido obtener rentabilidad de la mitad de sus balances (los depósitos). Ahora que las tasas son más altas, ambos lados del balance contribuyen a los beneficios y, por primera vez en más de una década, los bancos pueden ganar su costo de capital.

Además, el rendimiento del capital se ha convertido en un componente enormemente atractivo de los argumentos de inversión para los bancos europeos. Tras años de aumentar los ratios de capital a partir de niveles extremadamente bajos, los bancos cuentan con montañas de capital excedente y los reguladores están aprobando importantes devoluciones de capital a los accionistas.

Por primera vez en dos décadas, el número de acciones de los bancos europeos está bajando. Unas capitalizaciones de mercado muy bajas y unas políticas de devolución de capital significativas se combinan para unos rendimientos de pago (incluidos dividendos y recompra de acciones) en algunos casos cercanos al 20% para bancos como BNP, NatWest, ING y UniCredit. Está claro que el mercado se ha quedado atascado mirando por el retrovisor de la última década.

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Por supuesto, en general ha sido correcto no poseer acciones de bancos británicos y europeos desde justo antes de la crisis financiera mundial de 2007-08 hasta finales de 2020. El índice bancario europeo tuvo un comportamiento terrible durante este periodo, debido al doble problema de la insuficiencia de capital y las tasas de interés negativas.

Pero así como era acertado evitar el sector cuando las tasas estaban en su punto más bajo y los bancos necesitaban una reestructuración masiva, los inversores deberían observar ahora cómo se han transformado las cosas. Los ratios de capital son claramente más elevados que antes de la crisis financiera, y muy superiores a los de sus pares estadounidenses. Los bancos europeos tienen la mayor liquidez de los últimos años y están recomprando cantidades récord de acciones.

Los bancos ofrecen una rentabilidad por dividendo de alrededor del 7%, además de las recompras. Sin embargo, las acciones cotizan a sus niveles más bajos de los últimos 15 años en relación con otros mercados más amplios. Los bancos parecen ahora bien posicionados para obtener mejores resultados, justo cuando algunos en el mercado los han considerado -de forma reduccionista- no invertibles.

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