Inflación desatada y fuerte devaluación: el caso de Turquía y las similitudes con Argentina
La interrupción de las importaciones de alimentos y energía causada por la guerra en Ucrania aumenta la presión sobre los precios.
La inflación turca alcanzó casi el 80% y los analistas advirtieron que el país corre el riesgo de quedar atrapado en una espiral de aumento de precios y salarios.
Los precios al consumo aumentaron un 78,6% interanual en junio, ya que la política monetaria no convencional del presidente Recep Tayyip Erdogan y la guerra en Ucrania, que ha afectado a las importaciones de alimentos y energía, han tenido un gran impacto. Fue el mayor aumento anual desde 1998, aunque la tasa fue ligeramente inferior a la previsión del consenso de los analistas del 80%.
Erdogan, que rechaza la opinión ampliamente aceptada entre los economistas de que subir las tasas de interés frena la inflación, ha ordenado al banco central que mantenga su tasa de referencia muy por debajo del nivel de inflación.
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Como resultado, la lira ha perdido el 48% de su valor frente al dólar durante los últimos 12 meses. El desplome de la moneda ha sido uno de los principales motores de la suba de precios en un país que depende de las importaciones, especialmente las energéticas. Los efectos se han visto agravados por el aumento del precio de la energía y otras materias primas tras la invasión de Ucrania por parte del presidente ruso Vladimir Putin.
Los últimos datos de inflación, que volvió a aumentar desde el 73,5% registrado en mayo, se producen después de que las autoridades turcas anunciaran la semana pasada un aumento del 30% del salario mínimo, sólo seis meses después de haberlo subido un 50%.
Los partidos de la oposición y los sindicatos, que acusan al Gobierno de manipular las cifras de la inflación, dijeron que el aumento era muy necesario para evitar la pobreza de millones de hogares que están luchando contra el aumento de los precios de los alimentos.
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Erdogan, cuyo partido ha visto caer su apoyo a mínimos históricos debido, en parte, a las turbulencias económicas, también respaldó la suba, al tiempo que insistió en que la inflación alcanzaría "niveles razonables" a principios del próximo año.
Sin embargo, los economistas han advertido que la suba del salario mínimo, que se estima afecta al 40% de la población activa oficial y tiene un efecto de arrastre en otros sectores, contribuirá a que la inflación siga siendo elevada en los próximos meses.
Recientemente, Goldman Sachs elevó su previsión de inflación para fines de año del 65% al 75%, advirtiendo que la última suba del salario mínimo corría el riesgo de provocar "una espiral de precios y salarios". Este aumento, combinado con otros factores, como la probabilidad de una mayor depreciación de la lira turca, significa que "las presiones inflacionarias subyacentes en Turquía siguen siendo muy elevadas", dijo.
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