Brasil: Bolsonaro apela a un nuevo plan social para mejorar su imagen, a un año de las elecciones

Los críticos dicen que el gobierno brasileño está abandonando las reglas fiscales para cortejar a los votantes en las elecciones del próximo año.

El gobierno brasileño lanzará la próxima semana Auxílio Brasil, un programa de bienestar social mejorado para los ciudadanos más pobres de la nación, aumentando el temor de los inversores de que el gobierno de Jair Bolsonaro esté abandonando la rectitud fiscal con miras a las elecciones del próximo año.

Con el índice de aprobación de Bolsonaro un poco por encima de 20, numerosos analistas políticos consideran que Auxílio Brasil -el cual sustituye al programa Bolsa Família que ha estado vigente durante largo tiempo- es una táctica para aumentar la popularidad del presidente de extrema derecha antes de las elecciones de octubre.

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Los inversores también han reaccionado con consternación, y los mercados bursátiles cayeron a finales del mes pasado cuando se hizo evidente que el gobierno pretendía eludir un techo de gasto obligatorio - considerado un ancla fiscal clave - para pagar la ayuda financiera mejorada. El índice bursátil Bovespa ha caído casi un 20% desde junio, mientras que la divisa local se tambalea cerca de mínimos históricos de 5.5 reales por dólar.

"Bolsonaro siempre ha estado en contra de Bolsa Família. Siempre lo ha odiado como el típico 'dinero para los holgazanes', etc. Pero, al mismo tiempo, él sabe que necesita darle algo a la gente para poder tener una oportunidad de reelección", señaló Filipe Campante, un profesor brasileño de economía en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore.

Auxílio Brasil, cuyo primer pago está previsto para el 17 de noviembre, llegará a unos 14,6 millones de familias, un aumento de las 13.9 millones que recibieron Bolsa Família, el programa que estuvo en vigor durante 18 años antes de ser cancelado este mes.

Bolsa Família, una política social distintiva del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y su partido izquierdista, el Partido de los Trabajadores (PT), recibió reconocimiento internacional por reducir la pobreza extrema en Brasil hasta en un 25%.

Se anticipa que el nuevo plan entregue aproximadamente un 18% más que el promedio de R$189 (US$33) que se les entrega mensualmente a los beneficiarios de Bolsa Família.

La administración Bolsonaro, sin embargo, espera aumentar aún más esta cantidad. El gobierno quiere proporcionar R$400 al mes durante todo el ciclo electoral hasta diciembre del próximo año.

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"Auxílio Brasil no tiene ni valores totalmente definidos ni garantía de recursos en el presupuesto federal, a pesar de la intención positiva de aumentar el monto que se ha de transferir a las familias", dijo Katia Maia, la directora de Oxfam Brasil.

"Una vez más, el gobierno federal está mostrando su ineptitud e incompetencia en la gestión de las políticas públicas, especialmente las dirigidas a los vulnerables", Maia agregó.

Para tener disponible el efectivo necesario para el pago de R$400, el gobierno tiene la intención de rebasar un tope constitucional de gasto que limita los aumentos presupuestarios en función de la inflación. La norma fue aprobada por el Congreso en 2016 con el objetivo de sanear las finanzas públicas, y se considera una piedra angular de la credibilidad económica de Brasil.

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El proyecto de ley que está ante el Congreso propone cambiar el período de referencia para calcular la inflación con el fin de elevar el "techo", así como de retrasar el pago de ciertas deudas estatales ordenado por los tribunales. En conjunto, estas medidas liberarían R$91.6 mil millones (u$s16 mil millones) para nuevos gastos en el presupuesto del próximo año, según el gobierno.

Los críticos, sin embargo, temen que parte de los fondos liberados no se destinarían al nuevo programa de bienestar social, sino a los presupuestos parlamentarios carentes de transparencia que pueden ser usados para proyectos respaldados por los legisladores a cambio de apoyo político.

La semana pasada, un juez del Supremo Tribunal Federal temporalmente suspendió estos pagos en el presupuesto de 2021, y se anticipa que los jueces dicten una sentencia completa en breve.

El proyecto de ley, el cual es una enmienda constitucional, pasó la segunda de dos votaciones obligatorias en la Cámara de Diputados el martes por la noche. Arthur Lira, el presidente de la cámara baja, anteriormente había dicho que la aprobación mostraba el "compromiso del Congreso con los más desfavorecidos". Ahora debe ser ratificado dos veces en el Senado.

"Lira está diciendo que tenemos que aprobar esto porque, de lo contrario, no habrá dinero para los pobres. Pero, a la larga, él quiere el dinero para los presupuestos paralelos, las cosas que usan para mantener el poder", explicó Campante.

Aunque las disposiciones de la legislación significan que el techo fiscal técnicamente no se infringiría, algunos inversionistas han argumentado que el aplazamiento de las obligaciones del Estado equivale a un incumplimiento.

"Cuando propones un incumplimiento técnico, estás incumpliendo con las mismas personas que compran tus bonos a largo plazo", dijo César Collier, el director gerente de la firma de capital privado Siguler Guff, explicando que muchos inversionistas que compran las deudas judiciales negociadas también financian el endeudamiento regular del gobierno.

"La tasa de cambio del dólar se vuelve volátil, el mercado de valores también, y las inversiones a largo plazo pierden atractivo, especialmente donde más lo necesitamos: en energía, infraestructuras y saneamiento".

Con una inflación de dos dígitos, la preocupación es que la falta de control en las cuentas públicas avive más aumentos de precios. La deuda pública total de Brasil ya representa el 83% del producto bruto interno (PIB).

Los sociólogos también han criticado la repentina terminación del respetado programa Bolsa Família y la precipitada implementación de Auxílio Brasil.

"El impacto de Bolsa Família fue profundamente expresivo. Redujo la pobreza de forma importante, pero también actuó sobre otras dimensiones, como la ampliación del acceso a la salud y a la educación", dijo Leticia Bartholo, una exfuncionaria gubernamental a cargo de los programas de bienestar social.

"Bolsa Família supuso un descenso de la mortalidad infantil, de la mortalidad materna y un aumento de la escolarización. Tenía carencias; su valor real estaba siendo consumido por la inflación. Pero Auxílio Brasil no va a abordar las carencias. Este programa complica la transferencia de ingresos a los más pobres porque crea varias otros beneficios basados en el mérito, los cuales compiten en el presupuesto con la transferencia esencial".

Marcelo Neri, economista de la Fundación Getúlio Vargas, lo explicó de la siguiente manera: "Se está reemplazando un programa sencillo que funciona bien con uno complejo".

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