Blockchain: qué impacto puede tener la última crisis de las criptomonedas en la revolución web que se viene

Los defensores de la blockchain confían en que la tecnología sobrevivirá a la reciente caída de las criptomonedas, tras vivir una época dorada.

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Los defensores de la blockchain afirman que la tecnología que sustenta los activos digitales sobrevivirá a la reciente caída en la cotización de las criptomonedas tras vivir una época dorada.

Ethan Buchman, cofundador de la red de blockchain Cosmos, hace todo lo posible por parecer estoico. Desde enero, el desplome de los precios de las criptomonedas ha eliminado el 80% del valor de los tokens ATOM en los que se basa Cosmos, borrando u$s10.000 millones de su valor total. "Algunos tiemblan, otros se asustan", dice Buchman sobre el desplome del precio de los tokens, que se utilizan para asegurar la red. "Pero otros lo ven como una oportunidad para duplicar su apuesta por lo que creen".

"Siempre asusta [cuando los mercados se desploman]", añade Joseph Lau, cofundador de Alchemy, otra empresa del blockchain. Insiste en que la caída de los precios de las criptomonedas no significa que todos los proyectos involucrados estén condenados, o que los desarrolladores que trabajan en ellos pierdan el interés. La caída de los precios no significa que los proyectos de criptomonedas no vayan a "tener éxito a largo plazo", afirma Lau.

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Pero si Lau y Buchman se equivocan, la revolución de las criptomonedas podría frenarse en seco. El colapso del mercado este año podría debilitar seriamente los incentivos que han hecho de las criptomonedas uno de los rincones más de moda del mundo tecnológico.

No hay dos fiebres tecnológicas exactamente iguales. Pero el colapso del mercado y las afirmaciones de que no hará descarrilar la revolución de las criptomonedas recuerdan al auge y la caída de los grupos tecnológicos a principios de siglo.

BURBUJAS 

 Ambas burbujas fueron provocadas por una tecnología supuestamente revolucionaria que debilitaría el control sobre la actividad online de la clase política y empresarial, dando paso a un mundo online descentralizado en el que el poder fluiría hacia la gente. En el caso de las criptomonedas, algo que comenzó como una visión del dinero digital en torno al bitcoin se ha expandido hasta convertirse en un movimiento conocido como Web3. Este sostiene que la misma tecnología detrás de la blockchain, que registra y rastrea los criptoactivos, apoyará una nueva generación de servicios online controlados por el usuario que destronará a los actuales gigantes de Internet.

También hay estrechos paralelismos en las crisis financieras. El valor total de todas las criptomonedas alcanzó su techo en noviembre del año pasado, antes de caer alrededor de un 70%, reduciendo su valor total de mercado en u$s 2 billones. Se calcula que en los ocho meses posteriores a que las acciones tecnológicas tocasen techo a principios del año 2000, las empresas de Internet cotizadas perdieron u$s 1,7 billones, es decir, el 60% de su valor.

Stéphane Kasriel, director comercial y de tecnologías financieras y supervisor de los proyectos de blockchain en el grupo de redes sociales Meta, es uno de los que sostienen que, cuando el polvo se asiente, la criptomanía, al igual que la burbuja tecnológica, habrá sido el precursor de una revolución tecnológica más estable y duradera. 

"Muchas de estas tecnologías viven el mismo ciclo de auge", señala, y a la euforia y la especulación iniciales les sigue una caída. Pero, según añade, al igual que la red a principios de siglo, la tecnología que apuntala la blockchain es algo que "resuelve un problema real para la gente" y será "útil para el mundo en general durante mucho tiempo".

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No es una opinión universal. Lo que es exactamente ese "algo", o los usos que se le podrían dar que no sean ya posibles con la tecnología actual, no están para nada claros. Hasta ahora, la tecnología cripto se ha utilizado principalmente para la especulación financiera, la actividad delictiva, las finanzas descentralizadas o DeFi (que existen fuera de la regulación) y la creación y el comercio de tokens no fungibles llamados NFT , que han vivido su propio auge y caída.

"Gran parte del lenguaje [sobre la descentralización] es una réplica casi exacta de lo que se decía en la década de 1990", señala Martha Bennett, que en aquel momento era directora de tecnología avanzada en el grupo de seguros británico Prudential. Pero señala una diferencia fundamental entre los primeros días de la World Wide Web y la Web3 actual: "En 1995 ya teníamos muchas utilidades: teníamos el correo electrónico y mucha información online. Con la Web3, no hay nada de eso".

Bennett sostiene que probablemente aún sea demasiado pronto para juzgar si sobrevivirá algo duradero o útil. Pero un coro cada vez más numeroso de críticos del mundo tecnológico sostiene que, a diferencia de las tecnológicas, la tecnología subyacente a las criptomonedas no tiene ninguna característica a su favor.

CRÍTICAS 

Un grupo de 26 informáticos y académicos escribió a los miembros del Congreso de Estados Unidos en mayo advirtiendo de que la tecnología era "arriesgada, defectuosa y no probada". Bruce Schneier, experto en seguridad informática y uno de los autores, afirma que cualquier aplicación construida para funcionar en una blockchain sería más práctica, rentable y segura si se basara en otras tecnologías: "Sea lo que sea lo que estés haciendo, es mejor sin la blockchain", afirma.

Resumiendo los argumentos contra las criptomonedas y la Web3, Phil Libin, informático y exCEO de Evernote, la app para tomar notas, describe las fuerzas que inflaron la burbuja como: "un 80% de codicia, un 20% de ideología y un 0% de tecnología".

El entusiasmo por las criptomonedas en el mundo de la tecnología se basa en la creencia de que las blockchains, bases de datos abiertas y distribuidas que, en teoría, pueden ser actualizadas por cualquiera, representan una nueva base para la actividad online

Sin embargo, incluso los defensores de la Web3 admiten que la tecnología blockchain existente no sirve para soportar servicios online masivos. La red Ethereum, que es el núcleo de gran parte de la actividad en la Web3, puede gestionar un máximo de sólo 30 transacciones por segundo, mientras que redes más nuevas y rápidas, como Solana, aún tienen que demostrar su eficacia. La tecnología es difícil de usar para los no expertos y se ve cercada por cuestiones legales, de seguridad y de privacidad sin resolver.

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Sus partidarios afirman que esto es el resultado de la inmadurez tecnológica más que de un defecto fundamental. Juan Benet, CEO de Protocol Labs, cuya red Filecoin actúa como un mercado descentralizado de almacenamiento informático, compara las blockchains actuales con los primeros días de la informática en nube. La nube ya era objeto de un amplio interés en el sector tecnológico en los '90, dice, pero "tuvieron que pasar 20 años de evolución" antes de que se considerase una alternativa seria. A las criptomonedas les espera una "maduración" tecnológica similar, vaticina.

Sin embargo, en el proceso, el ideal de descentralización imaginado por los entusiastas de las criptomonedas corre el riesgo de diluirse hasta el punto de que apenas se distinga de la tecnología a la que pretende sustituir.

La nueva infraestructura tecnológica que se está construyendo sobre la blockchain está diseñada para que sean más fáciles de usar y puedan gestionar muchas más transacciones. Pero también amenaza con debilitar su naturaleza descentralizada. Podría dar lugar a un nuevo conjunto de empresas dominantes que actúen como "guardianes" que controlen el acceso a la tecnología de la misma manera que las grandes empresas tecnológicas gobiernan el mundo online actual, dice Bennett.

WEB3 vs. Big Tech 

Cualquier centralización progresiva de la plataforma informática supuestamente distribuida de la Web3 reproduciría la trayectoria de la red que la precedió. Los protocolos de comunicación abiertos en los que se basa Internet impiden a cualquier gobierno u organización ejercer el control

Sin embargo, el sistema ha dejado muchas oportunidades para que las empresas privadas construyan imperios sobre las bases tecnológicas que prometieron ofrecer, sin lograrlo, un mundo online más democrático. Esto ayuda a explicar por qué, a pesar de la retórica que presenta la Web3 como una amenaza existencial para los gigantes de Internet, empresas como Meta están sumergiéndose en la blockchain.

Los planes de la empresa antes conocida como Facebook incluyen ahora la creación de una blockchain que permita a los desarrolladores de software mantener el control de los contenidos digitales que quieran publicar en las redes de Meta

La compañía no necesita realmente utilizar blockchain para esta idea, explica Kasriel. A nivel técnico podría conseguir el mismo resultado de otras maneras. Pero ceder el control a través de una blockchain ayudaría a apaciguar a quienes no confían en que Meta vele por sus intereses, añade. 

Aun así, críticos como Schneier sostienen que las deficiencias de la tecnología son tan grandes que tiene poca utilidad práctica. Y si la promesa de un mundo online descentralizado resulta ser en gran medida ilusoria, entonces no queda nada para recomendar la tecnología.

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Si siguen existiendo serias dudas sobre la utilidad a largo plazo de la tecnología detrás de la Web3, hay menos incertidumbre sobre las fuerzas que el boom de las criptomonedas ya ha desatado. La combinación de idealismo y codicia ha sido tan potente como la euforia que reinó durante la burbuja tecnológica. Según sus partidarios, el gran número de personas ya comprometidas con el sector hará que sea imposible ignorarlo.

"Una regla general en Internet", dice Avichal Garg, de Electric Capital, una empresa de inversión especializada en start-ups de la Web3, "es que si 100 millones de personas están haciendo algo, entonces vale la pena prestarle atención".

CREANDO UN AMAZON PARA LA WEB3

La disposición de la gente a atribuirles valor ha impulsado el boom del mercado de las criptos. El alto valor de estos activos digitales ha atraído a los internautas a los primeros servicios de consumo que se están construyendo en blockchain, como los llamados juegos play to earn, en los que los participantes pueden ganar tokens para luego venderlos. Los críticos sostienen que el uso de tokens para impulsar la interacción online da a los usuarios una motivación económica para realizar acciones que antes no ofrecían incentivos comerciales.

Esto podría conducir a un perfil financiero de los servicios online que convierta cada interacción en una oportunidad de obtener beneficios. Sus partidarios siguen afirmando que se ha producido un profundo cambio en lo que los usuarios demandan y que el fenómeno sobrevivirá a la burbuja. Organizaciones como Cosmos y Alchemy afirman que el desplome de los precios de las criptos no ha minado la determinación de los desarrolladores que construyen sus redes.

El hecho de que sea difícil anticipar los usos finales de la tecnología que hay detrás de las criptomonedas y la Web3 no debería ser motivo de preocupación.

Al fin y al cabo, muchas de las cosas en las que se basa el mundo online actual -desde la red social de Facebook hasta el Internet móvil impulsado por el iPhone y la plataforma de la nube de Amazon Web Services- no vieron la luz hasta mucho después de la quiebra de las tecnológicas.

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