Enero rompió la tendencia que venían mostrando los salarios y volvieron a registrar una caída contra la inflación. La mejora del poder adquisitivo que se experimentó durante el segundo semestre de 2024 comenzó a evanescerse, según datos de una consultora. El primer mes del año cerró con negociaciones paritarias en torno al 1,8% promedio, según relevó CP Consultora, lo que hace que se hayan ubicado por abajo de la inflación para el mismo mes (2,2%). Así, rompen con el estancamiento que habían mostrado en diciembre y su poder adquisitivo está en baja. Según explicaron desde la consultora CP -dirigida por Federico Pastrana-, esto se debe a una rápida desaceleración de los acuerdos paritarios, a pesar de la caída de la tasa de inflación. El promedio de paritarias tuvo una caída luego de meses de recuperación. El promedio de las negociaciones paritarias pasó de 2,8% de mejoras en diciembre a 1,8% en enero. En promedio, el salario negociado está 2,9% por debajo al de noviembre de 2023. Los otros indicadores también muestran un empeoramiento en comparación con los meses anteriores. El índice de salarios privados registrados de Indec tuvo una desaceleración en diciembre mientras que el RIPTE (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables). La baja es del 0,7%. El caso del SIPA, que releva las remuneraciones a partir de los aportes al sistema previsional, tuvo un crecimiento real, aunque más lento que en los meses anteriores. Los indicadores, agregaron en CP, confirman una desaceleración en la mejora del salario real en diciembre. Los datos anticipados de febrero muestran que se intensifica la caída real, acompañada por una expectativa de mayor inflación que, estiman, se ubicará en 2,5%, acompañada de una desaceleración de los salarios negociados. En el caso de los salarios del sector público, en diciembre tuvieron una caída del 1% real (es decir, contra la inflación) y están un 15% por abajo de noviembre de 2023. Para CP, el año estará marcado por la tensión distributiva y el fin del efecto de recuperación real de los ingresos que representaba la rápida desaceleración de la inflación. A los fines de este último, identifican el compromiso oficial con la nominalidad, por encima del poder adquisitivo. Es por esto que alinean la política salarial con la cambiaria. Entre los especialistas en negociaciones salariales se habla de una pauta no escrita en la que las paritarias no superarían la inflación esperada, e incluso se ubicarían por debajo. Un ejemplo de ello es la paritaria de la UOCRA (construcción), que cerró un acuerdo que contempla un aumento de 1,8% para enero, 1,5% para febrero y 1% en marzo. "A fines del año pasado, el Gobierno se puso más duro con las paritarias. Si bien no hay una pauta oficial, no hay mucha disposición a homologar aumentos superiores al 2% mensual (por más que no tengan facultades legales para ello)", explicó Luis Campos, investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA - Autónoma. Una dinámica que se suma al panorama salarial es el efecto de precios y cantidades. Por un lado, agregaron desde CP, los salarios de los trabajadores no registrados se mantienen como los más afectados. No solo siguen por abajo de los niveles pre crisis, sino que además representan el 40% de un salario formal. "Caen más los ingresos de los que menos ganan", señalaron. Por otro lado, se suma la destrucción de puestos de trabajo registrados y un aumento de los cuentapropistas y los informales. Esto se traduce en una caída en los ingresos promedio de los hogares, y una mayor desigualdad entre los trabajadores. Un análisis de la paritaria de la UOCRA muestra que empresas y sindicatos pactan sumas fijas contempladas por fuera de la pauta que impulsa el Gobierno. En el acuerdo de la UOCRA, al incluirse las sumas fijas, el aumento real se acerca al 4%. "Establecida la pauta informal, comienzan las estrategias para dibujar los aumentos. Bonos extraordinarios, incrementos que nos quedaron pendientes de meses anteriores, y ahora escalas que no responden a los porcentajes plasmados en el acta", explicó. Así, las paritarias esquivan la posibilidad de no ser homologadas, mientras alimentan la expectativa de inflación a la baja y fijan expectativas para las otras negociaciones salariales. En el caso de la asistencia estatal, observaron una caída del 1% en enero, explicado en gran parte por el congelamiento de los programas sociales y de la Tarjeta Alimentar, que se mantiene fija en el mismo monto hace 9 meses. En paralelo, la jubilación mínima se encuentra en sus peores niveles en 20 años y en enero volvió a tener una caída real. En enero cayeron 0,3%, acompañada por la licuación de los bonos, fijos en $70.000 desde marzo. "La comparación interanual en enero mostró la primera mejora en 15 meses, sin embargo, el nivel fue un 20% menor al de 2020 y en términos históricos (salvando el año pasado) es el nivel más bajo de los últimos 20 años", explicaron desde CP. Para febrero esperan una nueva baja, El resto de las jubilaciones (medias y altas) crecieron un 0,2% en enero y el nivel se encuentra un 8,5% por encima de noviembre de 2023, aunque en un nivel históricamente bajo.