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En su departamento de San José 1111, en el barrio porteño de Constitución, la expresidenta tiene sus últimos días de libertad antes de su detención, prevista para el próximo jueves. La decisión de la Corte Suprema de ratificar la condena a Cristina Kirchner constituye un hecho político en sí mismo. Pero, si comparamos con la región o si vemos la historia argentina, es cierto que existen precedentes. Si bien no son similares, se pueden establecer algunos puntos de contacto.

Uno de los aspectos más destacados del fallo de la Corte es el momento elegido para emitirlo. Como no tiene plazos para expedirse, podía tomarse más tiempo y hacerlo luego de las elecciones. Sin embargo, los jueces actuaron con una celeridad mayor a la habitual para este tipo de resolución. Para colmo, la noticia llegó una semana después de que Cristina Kirchner anunciara que sería candidata por vez número 13 en su carrera política.

La expresidenta ya había sido candidata a diputada provincial por Santa Cruz (1989, 1993, 1995), a convencional constituyente (1994 de la Nación y 1998 de Santa Cruz), a diputada nacional (1997), a senadora nacional (2001, 2005, 2017), a Presidenta (2007, 2011) y a Vice (2019). Con la decisión de los tres cortesanos, que avalaron lo actuado en las instancias anteriores,no solo no podrá ser electa como diputada provincial por la tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires en septiembre, sino que no podrá estar nunca más en ninguna boleta.

Sin embargo, no se trata de la primera persona que ocupa la presidencia argentina y luego es sentenciada a prisión. De hecho, hubo seis casos anteriores, sin contar a gobernantes de facto ni dictadores.

Varios de ellos fueron encarcelados luego de, justamente, ser derrocados por autoridades militares. Fue el caso de Hipólito Yrigoyen en 1930. El historiador Jorge Ossona recuerda que "estaba con licencia, era un hombre anciano y muy enfermo. El golpe lo toma por sorpresa, con la guardia baja. No obstante, dio la orden a Enrique Martínez -el vice a cargo del ejecutivo- de que no resistiera y que no se derramara sangre". Luego, recuerda Ossona, Yrigoyen fue encarcelado a bordo de dos barcos. Y después lo llevaron a la isla Martín García. Fallecería poco después, en 1933.

Fueron varios los presos políticos que pasaron por Martín García en esos años. Marcelo Torcuato de Alvear, sucesor de Yrigoyen en la presidencia, también fue detenido allí entre 1932 y 1933. En la década siguiente, Juan Perón también sería detenido en la isla Martín García. Pero esto ocurrió cuando era vicepresidente, antes de haber ocupado la Presidencia.

Otro que corrió la misma suerte fue Arturo Frondizi. Después del golpe de 1962, fue detenido y trasladado a la isla fluvial ubicada en medio del río de la Plata. Otros dos casos sucederían en la década de 1970: Raúl Lastiri y María Estela Martínez fueron apresados por la última dictadura.

Este último caso, según Ossona, se destaca de los demás. "Hay una regularidad en los primeros casos, pero con Isabel es distinto, fue mucho más larga la detención". Después del golpe de 1976, quedó detenida por el gobierno militar y acusada de corrupción. Fue liberada recién cinco años después, en 1981, y comenzó su exilio en España, país en el que reside hasta hoy.

Sin embargo, a nivel jurídico, el caso que más se puede emparentar con el de Cristina Kirchner es el último, el de Carlos Menem: son los únicos que fueron condenados por la Justicia ordinaria en períodos democráticos. El riojano, además, había sido encarcelado antes de ser Presidente durante la última dictadura: estuvo preso sin proceso durante cinco años.

En 2001, Menem fue detenido por la causa que investigaba la venta de armas a Ecuador y Croacia. "También fue prisión domiciliaria -recuerda Ossona-, estuvo en la quinta de su amigo (Armando) Gostanian. Hubo una gran movilización en favor de Menem. Curiosamente, uno de los jefes de esa gran marcha fue Enrique 'Quique' Antequera, uno de los que administraba La Salada y que hoy está en la mira de la Justicia".

Sin embargo, hay una diferencia entre los casos de Menem y Cristina. El exmandatario estuvo detenido durante cinco meses hasta que la Corte determinó que no había pruebas suficientes y fue liberado. Todos los miembros del tribunal habían sido nombrados durante su presidencia y varios seguían teniendo vínculo. En cambio, la orden para detener a Cristina llega después del fallo de la Corte, por lo que no hay otra instancia posible de apelación.


Los escenarios que se abren

Si bien la resolución de la Corte no fue sorpresiva -de hecho, había trascendido-, sí generó un gran impacto político. Para la politóloga Yanina Welp, se marcará un hito en la relación entre los poderes involucrados, ya que "ninguna decisión de la Corte había incidido de forma tan directa en la agenda político-electoral nacional en el período democrático".

Respecto al clima político, la investigadora cree que se reactivó la grieta y analiza lo que puede suceder con cada espacio político. "En el peronismo -sostiene- la movilización de las bases abre oportunidades para actores que tenían un peso declinante y que ganaron centralidad. Los actores políticos, en particular el Gobierno, parecen desconcertados. Eso abre imágenes de maniobra para la oposición, especialmente si se considera la amenaza potencial que representa el caso LIBRA para los Milei".

Igualmente, hacia el futuro, Welp cree que "el peronismo, aunque logre reactivar parte de su base, difícilmente vuelva a ser un actor dominante. El resultado podría ser una polarización, una fragmentación más profunda del sistema político y una erosión sostenida de su capacidad de producir consensos y gobernabilidad".

Su colega Javier Cachés coincide en que habrá consecuencias a partir de la decisión judicial. Según su visión, el fallo producirá tres resultados. El primero es que habrá "mayor polarización política, similar a lo que ocurrió en Brasil después de la condena con Lula y la inhabilitación de Bolsonaro. Lo segundo es que, paradójicamente, la condena le dará a Cristina una mayor autoridad al interior del peronismo. Personajes alejados del PJ, como Guillermo Moreno o Sergio Massa, volvieron a la sede histórica de Matheu. La prisión domiciliaria aumenta los costos internos de enfrentar a la expresidenta".

En tercer lugar, el politólogo añade un punto de vista adicional sobre una de las figuras claves, Axel Kicillof. Según su visión, el gobernador "quedará en una posición más compleja para construir un espacio autónomo. La condena inhibe el proceso de renovación en el peronismo, porque Cristina quedó en un no lugar: inhabilitada para competir pero en actividad política. Eso veda la posibilidad de que un adversario interno le quite la jefatura del espacio a través de los votos, como Menem a Cafiero o Kirchner a Duhalde".


Presidentes presos en Latinoamérica: una región judicializada

Desde el retorno de la democracia a la Argentina, varios exmandatarios desfilaron por Tribunales, e incluso algunos tienen causas abiertas, como Mauricio Macri y Alberto Fernández. Sin embargo, como se mencionó, solo Menem había sido condenado, aunque después fue absuelto y terminó sus últimas décadas de vida con participación política activa como senador.

Sin embargo, en Sudamérica abundan los casos de expresidentes que terminaron tras las rejas en este siglo. Hubo uno que fue preso el mes pasado: el brasileño Fernando Collor de Mello, por corrupción. No tuvo una gran repercusión en la Argentina porque desde hace tiempo no ocupa un lugar central en la política de ese país. De hecho, fue presidente entre 1990 y 1992. En 2019, también por corrupción, había sido detenido Michel Temer.

No obstante, el caso de mayor peso en Brasil fue el de Luiz Inácio Lula Da Silva. Presidente entre 2003 y 2010 y desde 2023, estuvo preso durante casi dos años e inhabilitado para competir en 2018. Sin embargo, la Corte anuló la condena y la inhabilitación, volvió a competir y llegó una vez más al Planalto.

Fuente: BloombergDado Galdieri

Si parecen muchos casos los tres brasileños, lo de Perú llega a otro nivel, ya que cinco expresidentes fueron condenados solo en este siglo. Pedro Castillo en 2022, Pedro Pablo Kuczynski y Alejandro Toledo en 2019, Ollanta Humala en 2017 y Alberto Fujimori en 2009.

Otro caso resonante fue el de Jeanine Áñez, quien ocupó la presidencia luego de la destitución de Evo Morales por parte del poder político con el apoyo de las fuerzas armadas en Bolivia entre 2019 y 2020 en medio de una crisis. Al año siguiente fue encarcelada por incumplimiento de deberes y fue sentenciada a 10 años, luego que las elecciones reinstalaron al MAS en el gobierno.

El colombiano Álvaro Uribe, por su parte, expresidente en dos turnos y líder del partido Centro Democrático, estuvo dos meses en prisión domiciliaria en 2020, pero luego quedó en libertad ya que se determinó que no había pruebas para probar el delito.

Otros casos fueron el del ecuatoriano Jamil Mahuad, presidente entre 1998 y 2000. Fue condenado en 2014 pero reside en Estados Unidos. El paraguayo Luis González Macchi (1999-2003) cumplió una breve condena y luego se anuló la sentencia.

El caso que sí fue emblemático fue el de Hugo Chávez. En 2002 sufrió un intento de golpe de Estado y fue detenido por autoridades militares. El plan, que incluyó la designación fugaz por 47 horas del empresario Pedro Carmona en un presunto gobierno de transición, terminó frustrado por el sector militar leal al mandatario. Chávez rápidamente recuperó el poder y Carmona en prisión domiciliaria, desde donde luego escapó hacia Colombia.