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Cristina Fernández de Kirchner cumplió su rol institucional, regresó de Santa Cruz y acompañó al presidente Alberto Fernández en la apertura del año legislativo. Máximo Kirchner se quedó en Río Gallegos.
La explicación oficial fue breve: "Está en el sur igual que el año pasado", dijeron. Lo que no es igual es la situación política porque a diferencia de 2021, esta ausencia coincide con su renuncia como jefe del bloque con duras críticas a la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Tampoco estuvo el ministro del Interior, Eduardo 'Wado' De Pedro, que viajó a España. Ni Oscar Parrilli, el senador más cercano a la vicepresidenta, que alegó motivos familiares.
El jefe de La Cámpora no mandó a vaciar el recinto ni puso sobreaviso a sus compañeros de bancada. La mayoría se enteró recién cuando ocuparon sus lugares e incluso hubo quien se mostró molesto con la decisión. Otros admitieron no tener información pero no haberse sorprendido.
Sin movilización
La agrupación que lidera el hijo de la vicepresidenta decidió no movilizar. Sólo lo hizo el albertismo que cubrió con carteles y banderas la Plaza del Congreso con los nombres del ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis; el Movimiento Evita y otros movimientos sociales.
El intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, llevó militantes a la calle y ocupó el lugar central de uno de los balcones del segundo piso. Detrás suyo se ubicó la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, la más cercana a Máximo Kirchner. Fernanda Raverta, titular de Anses, ocupó otro balcón.

Estuvo también Luana Volnovich, del PAMI, que tuvo un roce con la Casa Rosada por su viaje de vacaciones al exterior pero se sintió reivindicada por el Presidente en el último anuncio que hicieron juntos.
La transmisión oficial enfocó varias veces a otro dirigente del kirchnerismo, el presidente de YPF, Pablo González, ex diputado y ex vicegobernador de Santa Cruz. Hubo aplausos cuando el jefe de Estado recordó que "hemos recuperado y volvimos levantar a YPF".
Ni Kirchner hijo ni Parrilli estuvieron el año pasado. Sin embargo, en 2021 la Asamblea fue mixta, con posibilidad de seguir el discurso en forma remota. Kirchner era todavía jefe de bloque y no se había manifestado como ahora que no puede buscar votos a favor de aquello de lo que no está convencido. Un año atrás priorizó el inicio escolar de sus hijos porque, lamentó, ya se había perdido el primer día de jardín del mayor.
"Gobernar es el ejercicio de la responsabilidad", defendió sus decisiones el Presidente este mediodía. También reprochó a la oposición porque "el Congreso sólo ha dejado sin presupuesto a Cristina en 2010 y a mí este año". A su lado Cristina Fernández hizo un gesto de asentimiento y disgusto con la boca y los ojos. Tampoco ella fue hoy muy expresiva.

La lista de presentes del camporismo y el cristinismo incluye a Paula Penacca, que continuó como secretaria del bloque; los cordobeses Pablo Carro y Gabriela Estévez; el santafesino Marcos Cleri; los diputados de origen sindical Sergio Palazzo, Hugo Yasky y Vanesa Siley; la senadora que ocupa la banca de CFK, Juliana Di Tullio; el porteño Eduardo Valdés, tan amigo de la vice como del Presidente y que a veces media entre los dos.
Leopoldo Moreau, alistado en el Instituto Patria, se ubicó junto al ex ministro de Salud bonaerense y hoy diputado Daniel Gollán y en la última banca casi pegado al estrado, el rionegrino Martín Doñate. José Mayans, jefe del bloque de senadores, fue el único que tuvo la palabra y sólo para cumplir el rol protocolar de conformar las comisiones de recepción al Presidente.
El formoseño se define peronista no kirchnerista. Su vice, la mendocina Anabel Fernández Sagasti, no sólo estuvo sino que pidió seguir la sesión a través de las redes sociales.
Ni efusión ni barras
No hubo en la asamblea ni la efusión ni las barras de otros años que supieron vivar a la actual Vicepresidenta. Los funcionarios kirchneristas acompañaron desde los balcones, con aplausos frente a las críticas de la gestión macrista, la compra de computadoras, y las promesas antiajuste. Juan Martín Menna, vice de Justicia, estuvo acompañado por las Abuelas de Plaza de Mayo Rosa Roisinblit y Bucarita Roa.
En el balcón siguiente estuvo Horacio Pietragalla, secretario de Derechos Humanos y nieto restituido. A su lado se sentó la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto. Los ministros ocuparon el lugar protocolar, desde el jefe de gabinete Juan Manzur al de Vivienda, Juan Ferraresi, quien a pesar de haber sido puntal del Patria mantiene una posición de equilibrio entre el albertismo y el ala más K del Gobierno.

Los aplausos más contundentes, de sindicalistas y legisladores oficialistas, más y menos K, fueron para las promesas de Alberto Fernández de que no habrá ni una reforma previsional ni una reforma laboral. Sólo Germán Martínez, flamante jefe del bloque oficialista, y la diputada fueguina Rosana Bertone tomaron apuntes del discurso presidencial.
Los ministros albertistas (Juan Zabaleta, de Desarrollo Social; Matías Lammens de Turismo, y Matías Kulfas de Desarrollo Productivo) y el diputado Martínez hicieron esfuerzos por minimizar el efecto que podría provocar la ausencia de Kirchner hijo. "Tenía un evento de esos que se dan una vez en la vida", lo justificó Zabaleta, el ministro que se sentó a pactar con Wado De Pedro la convivencia de las tribus enfrentadas.














