PANORAMA POLÍTICO

El plan shock que prepara Juntos por el Cambio, Cristina en el sur y otra cumbre de gobernadores

El informe del staff del FMI no está lejos de la propuesta de recortes de la oposición, que busca ampliar su base política. Por qué al Presidente le conviene que se junten las provincias.

El informe del staff del FMI conocido este último viernes sostiene que en Argentina hay demasiados jubilados en relación a los adultos mayores y que el sistema previsional paga haberes excesivos. Coinciden con ese análisis algunos referentes de las fuerzas políticas mayoritarias. En Juntos por el Cambio están convencidos de que si ganan la elección deberán aplicar medidas de shock y eso incluye ajuste en las jubilaciones. En lenguaje electoral, se prepara un "sinceramiento" que requiere de un "esfuerzo" de los adultos mayores. Por supuesto no se dice en voz alta todavía.

Mauricio Macri, que ya se siente reivindicado y se prepara para intentar un segundo tiempo, anticipa que no habrá gradualismo. Lo mismo sostienen en el entorno de Horacio Rodríguez Larreta. Quien gane tendrá que tomar medidas drásticas (léase ajuste) en los días siguientes al 10 de diciembre del 2023. Para hacerlo ya trabajan en la búsqueda de consenso fuera de la propia fuerza política.

Cuanto peor le vaya al gobierno de Alberto Fernández más fácil será aplicar medidas duras. Lo decía Carlos Melconian durante el gobierno de Macri: si en 2015 hubiera habido un estallido social como en el 2001 Cambiemos podría haber hecho cirugía mayor. 

El larretismo cree que ese plan sólo se podrá aplicar si el candidato es el jefe de Gobierno porteño, a quien sienten capaz de ampliar su base hacia otros sectores, incluso peronistas. Macri -dicen- consolida el voto del núcleo duro pero asusta a una parte de la clase media y no podría ni captar votos del Frente de Todos ni hacer acuerdos con dirigentes del actual oficialismo.

El consenso con otras fuerzas es una de las tareas encomendadas en Buenos Aires a Diego Santilli que además tuvo reunión a solas con Macri recién regresado de Estados Unidos. Juntos por el Cambio aprovecha el malestar de los intendentes con la gestión nacional y con Axel Kicillof que reniega de la rosca política.

 "Nuestro gobernador no se da cuenta que tiene que hablar más con los intendentes", reprochan desde los sectores más duros del kirchnerismo con los que sí rosquea Martín Insaurralde y a quienes lidera Máximo Kirchner. Kicillof se defiende con más recorridas por los municipios y actos de gestión. Los asados, en cambio, los esquiva. 

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Algunos pesos pesados de la Provincia intensifican su vuelo propio: Fernando Espinoza de La Matanza; Ariel Sujarchuk de Escobar; el paceño Mario Ishii como es su costumbre; y entre otros Fernando Gray, peleado con Máximo Kirchner. Incluso el ministro de Hábitat, Jorge Ferraresi, pasó de sostén del Instituto Patria a un rol prescindente en la disputa entre el cristinismo y Alberto Fernández. El intendente de Avellaneda, de licencia, no renunció en agosto con la ola disidente K y en cambio acompaña a los funcionarios de la flaca ala albertista. 

De los 70 intendentes  (del gran Buenos Aires, está claro) solo una docena son habitués en las tertulias de Insurralde y, si algunos que desearían tomar distancia no lo hacen, es porque -como bien los describe un histórico- "son mejores gestores que la mayoría de sus predecesores pero no tienen la espalda y el poder político que tenían los llamados barones del conurbano". 

Que a varios de ellos la oposición les susurra al oído lo sabe Cristina Kirchner, siempre atenta a la temperatura del Conurbano, incluso este fin de semana XL de aparente descanso en el sur.

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Por su parte Alberto Fernández pasó Pascua en Olivos, entre pañales, mamaderas y charlas políticas. También él sabe que en privado el kirchnerismo le dedica conceptos muchos más duros que los que pronunció la vicepresidenta en el CCK. Algunos son irrepetibles. "Destructivos", los califica la oposición que ataca y no desperdicia la oportunidad. En La Cámpora insisten en que le llevaron propuestas, que no escucha, que no gestiona y que cada vez es más grave la situación social.

"El sueño de todo gorila es que un gobierno peronista no complete su mandato", teme un dirigente que no está contento con la gestión y que dejó el albertismo nonato. No es el único preocupado por un 1989 como el que sufrió Raúl Alfonsín, a quien siempre cita Alberto Fernández. 

En vísperas de las Pascuas volvió a recordarse la figura del expresidente radical y no solo por el alzamiento carapintada. "Es cierto, Raúl Alfonsín no se hablaba con Víctor Martínez", admitió Leopoldo Moreau, incondicional de la Vicepresidenta, después del acto inaugural de la cumbre de EuroLat. El diputado también intentó minimizar la frase letal de CFK respecto al poder presidencial. La diferencia está en que Alfonsín tenía más poder que su vice cordobés.

En ese contexto los gobernadores buscan hacerse valer. Este lunes, a instancias de varios peronistas, volverán a verse en el CFI. Ya tuvieron un primer encuentro después de consensuar un documento que presentaron en la Corte para reclamar una distribución más equilibrada de fondos para transporte y seguridad frente al reclamo de la Ciudad de Buenos Aires. Ahora volvieron a invitar a todos aunque descuentan que no irá Horacio Rodríguez Larreta. No descartan todavía presencias radicales.

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Hay expectativa de rearmar la liga de gobernadores y por la prometida presencia del cordobés Juan Schiaretti. Lo invitó en persona el chaqueño Jorge Capitanich que motoriza los planteos del norte grande y de la Hidrovía, entre otros temas. "No hay animosidad contra Alberto", aclararon cerca suyo en charla con El Cronista

Citan, además, conversaciones tanto con el Presidente como con la Vice, a quienes el chaqueño avisó que empieza a caminar el país convencido de que en las PASO del Frente de Todos debe haber un gobernador. Un dato más: Alberto Fernández no mandó a operar para desactivar el encuentro. De hecho hasta le suman como contrapeso del poder de La Cámpora y CFK.

La jugada de Schiaretti se entiende en la lógica provincial. Sin reelección está obligado a traspasar su liderazgo a las nuevas generaciones, siempre con el temor de que Luis Juez (que pica en punta en Juntos por el Cambio) le arrebate la provincia.

Por eso y por los reclamos compartidos en materia de tarifas, precio del combustible y subsidios al transporte, una agenda federal en un país muchas veces unitario y centralista, el cordobés comprometió su participación en el CFI.

En ese marco también se animan a asomar la cabeza desde el lavagnismo. Tal como contó El Cronista volvieron a hablar con Roberto Lavagna tanto el Presidente como Massa que agradecen algunos gestos que ayudan. Este fin de semana el diputado Alejandro "Topo" Rodríguez, uno de los hombres más cercanos al ex ministro de Economía, repartió reproches tras la difusión del número de la inflación de marzo: "Los inflacionarios de hoy ponen excusas y los de ayer se burlan. La grieta acumula incapaces sin vergüenza alguna". Sin embargo el viernes tuvo otro gesto y retrucó al staff del FMI en defensa de los jubilados: "En Argentina el 50% de los jubilados cobran 163 dólares al mes. El FMI insiste con retrógrada receta: bajar ingresos y elevar edad jubilatoria. El gobierno debería responder con política de registrar a millones que trabajan en informalidad. Es la salida".

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