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El gobierno que asuma el próximo 10 de diciembre no sólo deberá afrontar una situación de alta inflación con devaluación del peso y sin reservas en el Banco Central, además, la herencia en el frente externo luce más compleja a la del 2015, con la renegociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) abierta y unadeuda comercial que trepó a u$s 34.300 millones, hastael primer trimestre de 2023.

Se trata de la deuda por pago importaciones de bienes "más elevada de la historia argentina", según un informé que realizó Ecolatina donde señala que las compañías del mismo grupo pasaron de representar el 42% del stock en 2016 al 56 % en 2023.

La dinámica se explica por la decisión de extender los plazos de pago y rollear los vencimientos frente a las exigencias que dispuso el Gobierno para que las firmas busquen financiamiento de sus proveedores en el exterior.

En ese sentido, el principal saltó se dio en 2022 cuando aumentó en u$s 12.200 millones y, según las estimaciones de la consultora, durante el segundo trimestre se acumuló nueva deuda neta por un total de u$s 2.700 millones.

Entre los motivos, distintos reportes económicos refieren que, pese a los cuestionamientos del sector privado por las restricciones para importar, el Gobierno priorizó sostener un alto nivel de compras al exterior, a costa de sumar endeudamiento, para no congelar la actividad productiva.

Importaciones para arriba

"A pesar de la sequía y el fuerte drenaje de divisas que sufre el BCRA, en la primera parte del año las importaciones se encontraron por encima de lo esperado, y el déficit comercial fue el más elevado desde 2018", apunta el estudio.

Además de la demanda genuina de insumos del exterior de sectores industriales, las operaciones también se explican por la brecha cambiaria en torno al 100% y la posibilidad de sector particulares como la industria automotriz, con casas matrices en el exterior, de haber conseguido fuentes de financiamiento alternativas.

También contribuyó en este circuito el swap de monedas con China y sus ampliaciones para mantener el principal mercado importador que, además de bienes finales e intermedios, aporta insumos estratégicos como autopartes y piezas de electrónica, entre otros.

Frente a la demanda reprimida de dólares, Ecolatin plantea que el "abultado" stock deuda comercial contará en 2024 con flujos a favor por el fin de la sequía y el superávit energético. "No obstante -aclara-, imponen una serie de desafíos en la estrategia a seguir a la hora de levantar los controles cambiarios".

Limitaciones y desafíos

Al momento de resolver el ritmo con el que se pueda desarmar el cepo cambiario, si será más rápido o gradual en el tiempo, la próxima gestión tendrá este factor como limitante.

En ese sentido, el estudio recuerda la experiencia de la eliminación del cepo cambiario 2011-15, cuando la deuda por importaciones totalizó al 4° trimestre de 2015 unos u$s 23.500 millones.

Si bien los compromisos se ubicaban por debajo del stock récord de años previos, la situación de las Reservas era "crítica", representando sólo el 22% de esta deuda, explica y señala que, en este escenario, luego del levantamiento de los controles cambiarios la deuda comercial se redujo 25% en 2016.

Para dimensionar, con el nivel actual, si la reducción de deuda se realiza al mismo ritmo la demanda ascendería a unos u$s 10.000 millones, cerca de 2 meses de importaciones.

El nivelelevado que alcanzó la deuda comercial y las tensiones del escenario electoral "hacen prever que pueda ir perdiendo dinámica hacia adelante", refleja el análisis y agrega que tras la devaluaciónpos-PASO,que se sumó a la implementación del Impuesto PAIS para las importaciones, se espera un menor crecimiento del stock de deuda comercial los próximos meses.

Como contracara, indica que la demanda por importaciones se vería resentida por el impacto de la sequía, la aceleración inflacionaria sobre los ingresos reales y un fortalecimiento en las restricciones en las compras externas.