

Con la llegada del coronavirus y las medidas de restricción, el Fondo Monetario Internacional (FMI) registró que la deuda global tuvo el mayor aumento en un año más grande después de la Segunda Guerra Mundial.
"A medida que los países se vieron afectados por la pandemia, la deuda mundial aumentó a u$s 226 billones de dólares, o el 256% del PIB en 2020", plantea el último blog del Fondo Monetario.
El análisis detalló también que los préstamos de los gobiernos representaron un poco más de la mitad de este aumento, ya que la deuda pública mundial aumentó un 20%.
"La participación de la deuda pública en la deuda mundial alcanzó nuevos máximos no vistos en más de 50 años, lo que refleja un gran aumento acumulativo desde la crisis financiera mundial", indicó el informe a cargo de Vitor Gaspar, Paulo Medas y Roberto Perrelli.

La deuda privada aumentó un 10% en 2020, reflejando en parte el apoyo de los bancos centrales y el gobierno. El aumento de la deuda varió significativamente de un país a otro debido a la muy desigual capacidad de los gobiernos y los bancos centrales para apoyar a los hogares y las empresas durante la pandemia y una profunda recesión económica.
En ese marco, la Argentina quedó afuera del acceso al mercado de deuda internacional en 2018/19 y el financiamiento de la pandemia se combinó con emisión monetaria, asistencia del Banco Central y el mercado de capitales local.

En paralelo con el dato de deuda global, el FMI actualizó su base de datos de deuda mundial, donde puede verse el aumento del financiamiento externo durante el período de gobierno de Mauricio Macri.
El nivel de endeudamiento argentino está en niveles del 90% del PBI, mientras que cuando se miran los datos del financiamiento del sector privado, el endeudamiento, por las altas tasas que paga el país, es bajo.

El financiamiento para el sector privado, según los datos del Fondo Monetario Internacional, llega sólo al 20% del PBI enArgentina, en contraste con el 230% de Suecia o el 150% de Estados Unidos. Si se compara con la región, el endeudamiento del sector privado brasileño llega al 50% mientras que en Chile escala al 150%.














