El Gobierno de Cambiemos intenta transformar al país. Ello lleva tiempo y una serie de requisitos que la Dra. Mary Lippitt agrupó en cinco columnas: visión, habilidades, incentivos, recursos y plan de acción.

Además, señala que la falta de alguno de esos requisitos provocará diferentes estados; por ejemplo, sin la visión hay confusión; sin recursos, hay frustración, aunque tengas el resto de los elementos.

Carlos Mas, ex presidente de PwC España, señala que "es preciso que el sector público se transforme, se adapte y se convierta en un verdadero catalizador del desarrollo de ciudadanos, grupos, asociaciones y empresas". Como decíamos, los cambios requieren visión, habilidades, incentivos, recursos, un plan y tiempo, ya que no se producen de un año al otro y menos cuando son de fondo. No podemos bajar 10 kilos en una hora o correr los 42 Km el próximo domingo. Difícilmente pueda un gobierno transformar en pocos años un sector público inhibitorio en uno catalizador, como sugiere Carlos Mas.

El mundo está transitando un periodo de grandes cambios. Debemos aceptar que si queremos recuperar algún escalón en materia económica y social de todos los perdidos, también debemos cambiar.

¿Cambiar hacia dónde? De acuerdo al Foro Económico Mundial, la revolución que el mundo está viviendo se explica en las siguientes categorías: desigualdad, seguridad y conflicto, disrupción empresarial, innovación y productividad, empleos y habilidades, ética e identidad, gobernanza ágil y fusión de tecnologías.

El eje de una transformación está en el qué, es la propuesta de valor. El Gobierno quiere ser parte de dicha revolución y propone romper con las formas de gobernar de los últimos 70 años. No es tarea fácil, aún con un hipotético contexto económico favorable, que no lo tiene, y menos cuando los otros dos poderes del Estado, trabajan para mantener el statu quo . Aún si todos estuviéramos de acuerdo en el qué, luego deberíamos resolver el cómo, quién y cuánto nos sale. Tarea titánica para una población muy fragmentada.

Ojalá esta vez contemos con las políticas, recursos, paciencia y actitud para estar más cerca de Corea del Sur, el país con mayor educación y el más innovador, y más lejos de Venezuela. Que nuestras empresas sean más parecidas a Google o Mercado Libre y menos a Blockbuster o Kodak. Que nuestros líderes se parezcan más a Bill Gates o Juan Pablo II y menos a Cristóbal López o Francisco I.

La metodología Desing Thinking pone la mirada en el cliente y experimenta hasta dar con la mejor solución. El Gobierno debe poner su mirada en los ciudadanos para redefinir los servicios públicos en las cinco categorías dadas por el Foro Económico; por allí transita el mundo más desarrollado y hacia allí, también deberíamos ir. Recalculando las veces que sea necesarias.

Argentina tiene una vez más la oportunidad de transformarse y volver a ser un país referente. Según la consultora BCG, solo el 30% de las iniciativas de transformación triunfan. Eso sí, seguir haciendo lo mismo, nos garantiza el fracaso.