Y se dio el cisne gris: ¿es viable el plan económico de Milei?
Y se dio el cisne gris, que no era negro porque estaba en el radar, pero igual nos sorprendió a todos. Javier Milei en muchos sentidos es una gran incógnita, porque si gana sería un presidente con pocos diputados y casi sin senadores y con propuestas de política económica que en casi todos los casos son impracticables en la situación actual. Analicemos sus propuestas y veamos cuan viables son.
A grandes rasgos, muchas de las ideas de Milei son interesantes y compartidas por muchos economistas. Sin duda sería muy positivo reducir el gasto público, bajar significativamente la carga impositiva, terminar con un estado prebendario con tintes de capitalismo de amigos, estimular la competencia, y abrir gran parte de la economía a la competencia externa. También habría amplio apoyo para sacar el cepo, unificar el mercado cambiario, bajar la inflación, y tantos otros temas que hemos discutido en esta columna.
Pero tan importante como fijarse objetivos de largo plazo es ser realista para enfrentar los problemas urgentes. Apretar a fondo el acelerador en la dirección equivocada si estamos frente a un precipicio puede terminar muy mal; y que como tantas otras veces la economía termine en una crisis que genere anticuerpos para futuras reformas.
¿Desapareció el miedo a una inflación sin control?
El gran problema de sus propuestas es que busca respuestas simples y de largo plazo para problemas complejos que requieren respuestas inminentes. La inflación es un claro ejemplo: ¿Cuál es la propuesta para bajarla? Dolarizar y cerrar el Banco Central.
En el mejor de los casos esa sería una idea que se podría implementar más adelante, porque requiere leyes que no van a ser fáciles aprobar en un Congreso en el que La Libertad Avanza (LLA) esté en franca minoría y además porque primero habrá que juntar dólares que hoy no hay. El Banco Central por ahora sigue juntando deudas en moneda extranjera y pocas chances de que esto cambie. La pregunta entonces es que estrategia seguiría un Banco Central sin reservas para frenar la inflación.
Una parte central de un plan antinflacionario es que hacer con el tipo de cambio. El gobierno que asuma el 10 de diciembre va a recibir una inflación que probablemente estará bordeando los dos dígitos y además un tipo de cambio atrasado, con lo que cual seguramente también tendrá que devaluar. Un país urgido por bajar la inflación y sin opción de dolarizar en forma inmediata.
Qué bombas de tiempo explotarán y cuáles se pueden desactivar
La primera pregunta es qué hará con el tipo de cambio, ya que sin reservas no parece viable adoptar un tipo de cambio fijo. Dejarlo flotar puede ser riesgoso, especialmente si se saca al mismo tiempo el cepo lo que generaría una gran demanda de dólares y poca oferta, con lo cual podría haber una fuerte depreciación. También va a ser falta un aumento de tarifas para poder bajar subsidios con lo cual uno se pregunta a donde puede ir la inflación antes de bajar. Y que hace un gobierno que lo único que dice es que hay dolarizar.
Existen estrategias para enfrentar estos problemas, pero eso requiere apartarse de la dolarización y de cerrar el Banco Central. La pregunta es si hay equipos en LLA pensando esos temas, que al final son los que determinarán el éxito inicial del gobierno y la posibilidad de mantener un programa económico.
También es utópico en el mundo actual pensar en cerrar el Banco Central, después de todo, los bancos centrales en el mundo se crearon porque los sistemas de banca a la Simon o los que se conocen como 'Narrow Banking' que propone Milei, o sin bancos centrales son los que llevaron a las grandes crisis financieras entre las que obviamente se incluye la gran depresión de los años '30. Ir en esa dirección sería volver a la inestabilidad financiera del Siglo XIX y de principios del siglo pasado. Sólo hay que imaginar que hubiera pasado con la economía mundial si Ben Bernanke no hubiera salido al rescate del sistema financiero en 2008, seguramente hubiera habido otra Gran Depresión.
Un dólar más calmo, pero con pronóstico reservado
Está claro que el BCRA no es la Reserva Federal, y que la política monetaria argentina no se ha caracterizado por buenas decisiones. Pero sería mejor buscarlo a través de una nueva carta orgánica que limite la emisión monetaria y no simplemente con su eliminación, que muy probablemente se revertiría ante la primera crisis o cuando las circunstancias lo requieran.
El punto central es que el plan económico de LLA tiene objetivos de largo plazo que son debatibles pero que muchos de ellos son muy deseables. La gran preocupación es si en el corto plazo van a poder sacar con éxito al paciente de terapia intensiva.
La reacción inicial de los mercados ha sido negativa, a pesar de que comparten en gran medida muchas de las medidas que propone Milei. La principal preocupación está relacionada con la capacidad que puede tener un gobierno con pocos representantes en el Congreso, sin equipo un económico sólido y consolidado que presente soluciones realistas para aumentar las reservas, para levantar el cepo, para evitar el default o para bajar el déficit fiscal sin que lo desestabilice protestas en la calle.
Hoy Argentina está ante un panorama más incierto del que había antes de las PASO. Un economista carismático devenido en rockstar, sin estructura partidaria y con propuestas osadas derrotó a las dos principales coaliciones políticas y tiene el apoyo de gran parte de la población.
Sabemos que la economía está en terapia intensiva, y que para poder salir de ese estado se requiere un equipo con gran capacidad de gestión, que diseñe e implemente un plan integral que se pueda ejecutar rápidamente y que consiga un apoyo político amplio para poder ponerlo en práctica y sostenerlo. No va a haber margen de error y cualquier improvisación puede ser mortal. La preocupación que tiene el mercado es que ese plan no exista y que un llanero solitario sin un paraguas político pueda sucumbir ante una eventual la protesta social.
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