Enfoque

Manzur, paredón y después

Las PASO todo lo cambiaron: Alberto Fernández se ha convertido en un voyeur de la gestión y el desembarco de Juan Manzur no es temporal, dado que llegó con la intención de quedarse hasta el 10 de diciembre de 2023. La figura del Jefe de Gabinete se activó de esta manera con lo que Raúl Alfonsín esbozó en su incorporación en la reforma constitucional de 1994. La idea de un Poder Ejecutivo bicéfalo, con el Jefe de Gabinete con responsabilidad ante el Presidente de la Nación y ante el Congreso.

Manzur, ambicioso como pocos, ya comenzó a coordinar las reuniones de gabinete y además posee un poder adicional: por su firma pasan los fondos reservados del Poder Ejecutivo, -gastos que escapan a cualquier control o justificación- con todo lo que ello significa.

Quienes lo frecuentan lo definen como un pragmático. Resultadista o en la jerga futbolística, un bilardista. No importa si hay que tomar medidas liberales o bolcheviques: lo importante es que funcionen. El discurso igualmente será siempre el del peronismo tradicional, barnizando con él, las medidas que se adopten.

Los tiempos le juegan en contra al tucumano: tiene que mostrar resultados el 14 de noviembre y si supera ese examen, llegar a enero del 2023, con cierta chance de poder competir, cualquiera sea el candidato, en las presidenciales de ese año. A Martín Guzmán, en este esquema, lo dan por ido tras las elecciones legislativas. La duda no es si se va sino quien lo reemplazará.

Manzur no posee economistas de peso a su alrededor pero como siempre sucede en estos casos, se los van a acercar. Quizás sea Hugo Sigman, el empresario con quien tiene un excelente vínculo, quien lo asesore en ese sentido.

El INDEC alterará esta semana la campaña electoral con la difusión del informe de pobreza e indigencia en el primer semestre. No hay datos que Manzur pueda mostrar en materia económica que le sirvan para la campaña. Pero se repite algo que Juntos por el Cambio sufrió en 2017 y que ahora acecha al Frente de Todos: está la sensación de que se ha hecho un fuerte ajuste en la economía y en realidad el ajuste no comenzó. En 2017, la fuerte suba de tarifas había creado esa impresión en la sociedad, pero el rojo fiscal primario era del 4,5%. La gestión Prat Gay fue pro rojo fiscal. Nicolás Dujovne lo redujo al 0,5% en dos años cuando Macri se quedó sin crédito externo en marzo de 2018 y llegó el FMI.

De hecho el Frente de Todos asevera que el FMI financió la reelección de Macri cuando en realidad ese organismo creó la base para el retorno de Cristina Kirchner: obligó a un fuerte ajuste fiscal y los dólares que desembolsó no podían ser utilizados para estabilizar al tipo de cambio. La tasa en pesos debía frenar al dólar y por ello trepó arriba del 70% anual. Poco agradecido el kirchnerismo con el FMI al fin de cuentas.

Cristina Kirchner critica el ajuste fiscal de Guzmán pero en realidad, como en 2017, no se ha visto nada de ello aún. Este año, el rojo primario terminará en torno al 4% del PBI, y sin cambios, el 2022 arranca 6% abajo dado que no existirán el año próximo los ingresos del Impuesto a los Ricos y los subsidios a la energía deben ser mayores. La incógnita pasa por el precio y la cosecha de la soja.

Manzur está limitado por la inflación que deberá digerir en el verano del 2022. Tampoco podrá utilizar el "Ah, pero Santiago" o el "Ah, pero Guzmán" para explicar el salto de precios que se espera tras las elecciones de noviembre. Hoy Paula Español recibe a supermercadistas, manteniendo su "inflation targeting".

Para el test electoral el tucumano cuenta a favor que los votos en blanco no se cuentan y por lo tanto ya de arranque mejora los porcentajes. También apuesta en PBA a una participación activa de los intendentes en el conurbano ahora que han desembarcado en el gobierno de Axel Kicillof. Es un calco: la llegada de un gobernador a nivel nacional, se replica con los intendentes en la gobernación de PBA. Se evitará que haya funcionarios nacionales de campaña en el conurbano con la excepción de los ex intendentes como Juan Zabaleta.

Aún si Manzur puede sobrellevar el resultado de los comicios, tiene inmediatamente desafíos como el pago al FMI del 22 de diciembre por u$s 1800 millones. Un simple cálculo: el BCRA puede perder cerca de u$s 1.000 millones por mes en lo que resta del año. Contemplando que posee aún u$s 5300 millones de reservas líquidas, implica que puede llegar a diciembre con poco más de u$s 2000 millones. En ese contexto, ¿se pagará al FMI el 22 de diciembre los u$s 1800 millones que existen de vencimiento? Difícil decisión cuando por delante se tendrá un verano bastante agitado.

Algunos elementos para tener en cuenta en lo que se viene en la relación con el FMI. En primer lugar, se hacen difíciles los acuerdos con países que cuentan con gobiernos débiles. Además, el propio FMI tiene su propia crisis con Georgieva, que tiene problemas de cristalinidad, dado que en su paso por el Banco Mundial, la acusan de haber promovido una intervención a favor de China en el reporte de "Doing Business". A nivel de multilaterales, lo de Georgieva es similar a lo de Guillermo Moreno en el INDEK. Un atraso en el pago al FMI, recién se contabiliza según las normas del organismo a los seis meses. Es algo de tiempo para la batalla discursiva.

La licuación del gasto, con la inevitable inflación del 2022, es lo que se viene como medida económica. Como el tango de Aníbal Troilo y Homero Manzi, aquí se viene un paredón y un después.

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Comentarios

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  • CMM

    Cecilia Molina Molina

    27/09/21

    engaño, demagogia y robo, el peronismo siempre igual

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