Zoom Editorial

Fijar los precios del dólar no es lo mismo que controlar la demanda

La necesidad de dar algún tipo de respuesta para descomprimir el turbulento frente cambiario, llevó al Gobierno a abrir una puerta de final incierto. El desdoblamiento dispuesto para el turismo extranjero convalida una Argentina de múltiples tipos de cambio, en donde los precios de los bienes locales dejan de estar respaldados por una lógica de costos y pasan a ser gobernados por una aritmética financiera y cambiaria que se altera a diario.

¿Puede funcionar una economía con esta alquimia? Los economistas no son optimistas sobre estos esquemas. Pueden resolver una emergencia, pero aunque puedan ayudar a resolver una necesidad puntual, su permanencia alimenta otro tipo de problemas.

El turismo receptivo, por mencionar el sector al que apuntó el Gobierno con su última medida, depende de varias realidades superpuestas. Aquel que pueda traer divisas en billete puede contratar un servicio local a mejor precio que aquel que lo haga desde su país de origen. La única condición es que no gaste más de u$s 5000. También influirá que el turista tenga cómo llevarse los 1700 billetes de $ 1000 que recibirá a cambio (si es que los bancos no aprovechan para desprenderse de más efectivo).

Con una brecha de 160%, está claro que el principal incentivo que tiene el sector productivo es sobrefacturar importaciones y subfacturar exportaciones. Si una brecha que arranca en 21% de IVA ya actuaba como estímulo para que muchas empresas tengan parte de su actividad en negro, para ahorrarse los impuestos, no hay que pensar demasiado que es lo que va a suceder si el tipo de cambio no vuelve a los niveles previos a la crisis que precipitó la renuncia de Martín Guzmán.

Cada vez que el Estado fija un precio, los privados arman canales paralelos para esquivarlos. Si los valores que dispone un funcionario no se ajustan a la realidad de la economía (aunque su propósito sea conseguir un equilibrio), la realidad lo ajusta por su cuenta, ya sea por precio, con mayor inflación, o por cantidad, con falta de abastecimiento.

La Argentina vio en las semanas recientes con el gasoil lo que hoy ve con el dólar. Sin divisas a valor oficial para importar, los privados van al canal financiero o al blue. La brecha expresa el nivel de demanda, que también está influido que ese precio que fija hoy el Estado va a tener que cambiar. Es lo que ven hoy desde el agro, cuando hacen cuentas y saben que vender soja con retenciones de 35% les representa un ingreso de $ 91 por dólar.

El Gobierno puede definir todos los tipos de cambio que quiera, pero cada sector hará la fila en la ventanilla que más le convenga.

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