La visión de los líderes

El sector privado, un aliado estratégico para la recuperación económica

La industria de alimentos y bebidas tiene enormes oportunidades de desarrollo tanto del mercado interno como en el de exportación

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En un contexto sin precedentes, la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), que nuclea a 34 cámaras sectoriales representando a más de 14.500 empresas, tanto pequeñas y medianas como grandes en todo el país, ha sabido demostrar el carácter esencial que tiene en la matriz productiva de la Argentina.

Sin ir más lejos, la industria de alimentos y bebidas se destaca por ser el mayor sector industrial exportador, lo cual la convierte en la principal generadora de divisas y la lleva a desempeñar un papel esencial en la vida cotidiana, en la economía y en la salud de la población. En línea con los aspectos mencionados, su importancia radica además en su capacidad para satisfacer necesidades básicas, contribuir al crecimiento económico, y al bienestar social a través de empleo formalmente registrado y de calidad.

En este sentido, es fundamental comprender que el rol de la industria de alimentos y bebidas se ve integrado dentro del entramado productivo, para el que resulta de suma importancia, debido a las enormes oportunidades de desarrollo tanto del mercado interno como en el de exportación.

Sin embargo, a pesar de su gran potencial, la industria no se encuentra exenta de presiones y prejuicios políticos, que en muchas ocasiones la colocan en el centro de los debates, y que -como efecto contrario- generan múltiples obstáculos que le impiden desarrollar en su totalidad la enorme capacidad con la que cuenta.

La causa de la inflación

En este año en lo particular, se ha pretendido responsabilizar al sector como el "causante de la inflación", una afirmación totalmente infundada dado que se trata la inflación argentina de un fenómeno multicausal, de cuyas consecuencias la industria no es ajena. Dicho flagelo perjudica a los diferentes actores de la sociedad, sin distinción alguna, ya que produce incertidumbre, ocasionando bajas en la inversión, menor producción y su consecuente correlato en la disminución de la creación de empleo.

Con los desajustes micro y macroeconómicos que se acarrean hace años, y su baja previsibilidad, resultan un gran impedimento, impactando considerablemente en las diferentes industrias y afectando su correcto desenvolvimiento, lo cual genera notables problemas estructurales.

Para corregir dicho escenario, se debe trabajar en un marco macroeconómico que dé estabilidad y con ello previsibilidad y confianza -tanto en la población como en los inversores- para robustecer las reservas, lo que generará menos volatilidad en el mercado cambiario y, de esa manera, este se volverá más accesible. Para lograrlo, es necesario que se confíe en el empresariado y el sector privado en general, para impulsar el potencial exportador del país. Esto, acompañado de reglas del juego claras, creará una línea de acción pautada con el anticipo necesario para disminuir la inflación, ya que las medidas unilaterales que limitan al sector solo logran una contracción mayor de la economía, que enfatiza aún más la crisis, la informalidad y la marginalidad.

Creemos firmemente que, para encontrar soluciones compatibles con todos los actores de la sociedad, generando valor agregado, crecimiento e inversión, debe prevalecer el diálogo y el trabajo conjunto. Al respecto, la Unión Industrial Argentina ha elaborado el llamado Libro Blanco: Propuestas para un desarrollo productivo federal, sustentable e inclusivo.

Trabajo intersectorial

Para ello, consciente y atravesada por la crisis económica y social que se presencia hace años, la industria ha fomentado, al igual que en años anteriores, mesas de trabajo con el fin de fortalecer el sector. A su vez, se han propuesto encuentros intersectoriales e interregionales para generar un intercambio técnico, en pos de promover la capacidad productiva de la industria y buscar soluciones que permitan a la Argentina superar las problemáticas que impactan en el bienestar de la sociedad en su totalidad, tanto en la reafirmación de las instituciones de la Constitución, economía, infraestructura, educación, formación profesional y empleo.

Nuestro mayor anhelo es que se reconozca a la industria como un aliado clave para la recuperación económica y se puedan lograr acuerdos a mediano y largo plazo. Regular la situación inflacionaria y trabajar con la finalidad de generar un marco de mayor certidumbre para el adecuado desarrollo de los sectores son, sin duda, algunos de los principales propósitos que debe tener en cuenta el próximo equipo de gestión.

El año próximo tiene grandes desafíos y oportunidades, pero -en todo caso- el condicionante de atender la agenda de los aludidos problemas que estamos atravesando.

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