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El primer test de Sergio Massa con los mercados: un éxito que no permite bajar los brazos

El Gobierno logró un muy buen resultado en su estrategia con los mercados. Pudo reprogramar unos $ 2 billones de vencimientos de deuda.

Aproximadamente un tercio tiene vencimiento posterior a las PASO. Aísla de riesgo político una cantidad de bonos. Desde hace meses, los inversores están concentrados en tomar bonos que vencen si no a fines de este año, antes de las elecciones primarias del año próximo. Cuestiones de cobertura.

El equipo del secretario de Finanzas, Eduardo Setti, y el propio ministro Sergio Massa, trabajaron arduamente para lograr la adhesión del 85% de los tenedores de los bonos.

Es cierto que 60% estaba en manos de organismos públicos. Probablemente la mayoría que tomó los bonos posteriores a agosto de 2023 -unos $ 661.000 millones- haya sido de estos acreedores.

Los privados de los bancos, aseguradoras y FCI asistieron con otro 25% del total a canjear.

La inestabilidad de las reservas del Central, las dudas sobre el equipo, las medidas y la orientación del Gobierno no permiten construir confianza del mercado.

El piso psicológico a alcanzar era del 70 por ciento. Algunos bancos optaron por migrar de la Leliq a los bonos del Tesoro. En la licitación de las letras de liquidez, el Banco Central había dejado sin renovar unos $ 110.000 millones. La exposición de los bancos a los títulos de deuda es abultada.

A pesar del éxito de este primer test de mercado de Massa, el "caramelo" ofrecido para el canje fue consistente con la incertidumbre. Economía ofreció bonos duales, que ponen a sus tenedores a cubierto tanto del riesgo inflacionario como de la devaluación. Cobrarán lo que haya evolucionado más: los precios o el precio del dólar.

La necesidad de pagar con cobertura y más tasa de interés son espejos de la falta de certezas del rumbo de la economía.

Ayer se pudo apreciar en el repunte del riesgo país, la fuerte caída de los bonos en dólares y de los activos de renta variable, tanto en New York como en la Bolsa porteña.

A pesar de las afirmaciones del presidente del Banco Central, Miguel Pesce, en contra de los agoreros de las reservas flacas, la incapacidad para engrosarlas sigue generando preocupación acerca de si el Gobierno podrá esquivar una devaluación.

También suman las dificultades del nuevo ministro para terminar de consolidar su equipo, la falta de detalles de implementación de las medidas de austeridad que enunció en su conferencia inaugural.

Massa hace profesión de fe en los mercados, pero quienes toman decisiones todavía no ven la senda con claridad. La política sigue metiendo la cola.

El mal dato de la inflación de julio y el aumento de las tasas de interés que se dispondrá en consecuencia tendrán fuerte impacto social. Será tiempo de respuestas. No falta tanto. 

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