El dólar maíz, el gasoducto y la manta corta en el aniversario de Massa
Pasó un año ya desde que Sergio Massa asumió el Ministerio de Economía con la misión de frenar la crisis que estallaba en las manos del Gobierno, tras la salida de Martín Guzmán y el breve interinato de Silvina Batakis en el Palacio de Hacienda.
En aquél 3 de agosto del 2022, el ministro se planteó, entre otras metas, las de acelerar la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, reducir gastos, subsidios y fortalecer el comercio exterior, de manera de poder cumplir con los objetivos de reducción del déficit fiscal y de acumulación de reservas comprometidos con el FMI.
El gasoducto se llevó a cabo, al punto que ayer el propio Massa, en la recta final de la campaña para las PASO, se encargó de resaltar que ya se encuentra plenamente operativo, luego de haberse completado el llenado y presurización.
Y los gastos primarios de la Administración Pública Nacional bajaron en el primer semestre del año 9,8% en términos reales, incluyendo una caída del 27,3% en subsidios energéticos, según la Oficina de Presupuesto del Congreso.
Pero la sequía golpeó fuerte en el comercio exterior y, con ello, en las metas del déficit fiscal y la acumulación de reservas. De hecho, solo en ese primer semestre ingresaron 10.889 millones de dólares menos por exportación de oleaginosas y cereales que en el mismo lapso de 2022, de acuerdo con lo señalado en el balance cambiario del BCRA, lo que implicó un derrumbe de la recaudación por retenciones que alcanzó al 60% en términos reales.
Así, la carrera por obtener las divisas que escasean llevó a reiterar medidas que se anunciaron como extraordinarias y transitorias desde los primeros pasos de la gestión. De hecho, mañana se cumplen once meses desde la puesta en marcha del dólar soja, que luego fue mutando a dólar agro para alcanzar actualmente el mote de dólar maíz, por ser el principal producto alcanzado en la cuarta versión del Programa de Incremento Exportador.
Las primeras tres versiones sumaron más de u$s 16.200 millones en liquidaciones y la que se encuentra vigente alcanzó, en solo siete ruedas, más del 65% de los u$s 2000 millones proyectados, lo que permitió al BCRA comprar algunos billetes verdes mientras los yuanes se iban con destino para cubrir los pagos al FMI.
Como contrapartida, la aplicación del tipo de cambio diferencial de $ 340 se tradujo en una suba del precio del maíz que impacta en el de la carne, así como en el de la leche y el pollo, al ser un producto que se utiliza para alimentar animales.
Una manta corta para esperar que el FMI gire los DEGs y las urnas evalúen tanto lo hecho como los planes para el futuro del país.
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