La Argentina tendría una grieta menos si alguien se hubiese arrepentido en 2005

El presidente Mauricio Macri habló ayer cara a cara con los máximos exponentes de lo que él bautizó como "círculo rojo". La Asociación Empresaria Argentina lo recibió para darle su respaldo a las política para reducir drásticamente el déficit fiscal, aunque también pasó alguna factura otras decisiones menos favorables a los negocios, como el recorte de los reintegros a la exportación y la falta de una política comercial más enfocada. El jefe de Estado aprovechó el atril para pasar su mensaje: avisó que no defenderá a aquellos que hayan pagado sobornos y pidió que denuncien públicamente cualquier irregularidad potencial que enfrenten con sus funcionarios.

Macri procurará capitalizar la decisión del peronismo de salir a defender a Cristina Kirchner. Por eso se mostró ayer como el defensor de la transparencia institucional. Tiene a su favor que la gestión de Guillermo Dietrich y Juan José Aranguren (los hombres que absorbieron las tareas que administraba Julio De Vido en Planificación) no tienen mancha en temas de corrupción. De hecho relicitaron obras adjudicadas por el kirchnerismo, a valores entre 20 y 30% más bajo. Pero sabe que puede recibir esquirlas del pasado: su padre controlaba Iecsa cuando asumió Néstor Kirchner y él mismo creció observando cómo se movía frente al poder el club de la "patria contratista".

El empresariado teme que la investigación de los sobornos los ponga a todos en la misma bolsa. El temor está fundado, ya que muy pocos se desmarcaron del brutal mecanismo de cobro de coimas que hoy está a la vista. Cuando Roberto Lavagna tuvo que irse tras denunciar sobreprecios en obras viales, en 2005, frente a los integrantes de la Cámara de la Construcción, nadie se subió a esa ola. De hecho, Aldo Roggio dijo que no le constaban. Y Kirchner, horas después, llenó de elogios al sector.

Enfrentar el poder de un gobierno que controla resortes políticos y judiciales no es una decisión fácil si se la aborda solo. Hoy sobran arrepentidos. Hubiera venido bien que alguno apareciera algunos años atrás. El país tendría hoy una grieta menos.

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