Los argentinos que triunfan con el gin en el mundo: quiénes son
Durante la pandemia, el aumento de la producción nacional del destilado fue exponencial y ya hay más de 250 etiquetas. Por primera vez, tres marcas ganaron medallas de oro en Londres.
La tendencia empezó de a poco. En 2013 asomó el primer gin artesanal hecho en Argentina, Príncipe de los Apóstoles, de la mano del bartender Tato Giovannoni y enseguida le siguieron etiquetas como Heráclito & Macedonio, Buenos Aires Gin, Restinga, Hilbling y Sur. Pero los jugadores seguían siendo pocos. El panorama comenzó a cambiar en 2019, cuando ya se contaban 40 etiquetas locales. Pero fue la pandemia del 2020 lo que funcionó como catalizador de un fenómeno que no baja la velocidad. En 2021, son más de 250 las etiquetas nacionales y el número continúa en aumento.
Pero no es solo una cuestión de cantidad sino también de calidad. La reconocida competencia International Wine and Spirits Competition (IWSC) -donde participaron 86 países productores de destilados y 80 expertos de la industria cataron en Londres más de 1000 muestras de gins de todo el mundo- distinguió 14 marcas argentinas y 3 de ellas con el oro: Alma Gin, Andes Gin y Runa Craft Gin. Tres gins surgidos en la pandemia.
Para Matías Jurisich, bartender y creador del sitio vivaelgin.com -una enciclopedia virtual del gin argentino-, esto no es una sorpresa. "Si bien hay varios proyectos que nacieron en pandemia, el fenómeno viene hace cuatro, cinco años y se da en un contexto global y local que favorece la elaboración de gin", explica sobre esta tendencia que ya lleva más de 10 años en países como España y Portugal y que ahora busca asentarse en nuestro país. "Las condiciones vienen dadas de la mano del abundante conocimiento online, del surgimiento de escuelas de destilación y de empresas que fabrican alambiques, y de la facilidad en Argentina para conseguir buen alcohol", destaca.
Jurisich explica que el consumo hogareño motivado por el cierre de bares y boliches allanó durante la pandemia el camino a la adopción de una bebida fácil de preparar como el gin tonic. "La categoría que se murió es el vodka y la que creció fue el gin. Y este crecimiento se ve acompañado de productos que lo complementan: tónicas artesanales, copas, botánicos y bares que se dedican a servir gin tirado. Lo que me parece maravilloso es que salimos del fenómeno mono marca: entre el 2000 y el 2010 fue Branca con Coca, después de Campari con Fanta. Ahora hay muchos perfiles de gin y de tónicas", plantea.
La pandemia como disparador
Gabriel Alonso tiene 41 años y hace 22 que es gastronómico. Pero la pandemia lo obligó a cerrar su negocio y recalcular. Siempre le había interesado incursionar en el gin pero no lo había logrado por falta de tiempo. Así fue cómo empezó a experimentar en el garaje de su casa en Lanús, primero con un laboratorio de vidrio, luego con un alambique de cobre.
Creó tres variedades de gin: un clásico London Dry, uno de maracuyá miel y uno de arándanos que fue el que decidió mandar al IWSC y resultó ganador. "Es la primera vez en que la Argentina consigue esta medalla, me llamó gente de todos lados, es una locura", cuenta aún sin poder creerlo. De su venta a través de la página web -donde cuesta $1200- pasó a alquilar un local en Avellaneda y a recibir propuestas para comercializarlo en distintas partes del país. Su próximo objetivo es llegar a producir 3000 botellas por mes. "Creo que va a ser una bebida que se va a imponer en el mercado porque es muy versátil y que va a seguir el camino de la cerveza artesanal", explica. "Hay unos 200 productores y tenemos un grupo de whatsapp. Tenemos muy buenos productos, nada que envidiarle a otros países", destaca.
Fernando Cao, oriundo de Pilar, es abogado desde hace más de 20 años. Hacía un tiempo buscaba un hobby y una noche de cuarentena, se puso a buscar una botella de gin para comprar en internet. "El algoritmo me fue llevando y de repente descubrí que había productos nacionales que desconocía por completo, me puse a leer las historias y ahí me pregunté ‘¿y si tomo por hobby esto?' y me puse a buscar cómo hacerlo", relata.
De ver tutoriales y videos en YouTube pasó a ponerse en contacto con enólogos y destiladores para asesorarse. Se anotó en un curso de 3 meses vía zoom, se equipó y a partir de ahí empezó a hacer pruebas en su sótano donde tras pruebas y ensayos creó su receta. Alma Gin tiene dos versiones: un London Dry Contemporáneo con 16 botánicos, perfil cítrico y aroma dulce que le otorgó el oro y un Blue Gin que cuenta también con 16 botánicos, y que luego de la destilación se lo infusiona con una maceración de hierbas de té azul y arándanos que contribuyen a una suave tonalidad azulada. Ambos se venden online a $ 1700 y en distintas vinotecas del país. "El hobby me duró tres meses, ahora estoy armando una pequeña Pyme", admite Cao, entre el cansancio y la felicidad. Ya cuenta con 13.000 botellas y se encuentra avanzando con los requerimientos para su próximo objetivo: exportar.
Tomás Pawly (30) y Bruno Castillo (27), mendocinos, se conocieron a través del vino: Tomás se dedica a la comercialización internacional del vino, mientras que Bruno está estudiando enología. Sin embargo, en plena pandemia, identificaron la tendencia del gin y decidieron probar. Se instalaron en una cabaña en Las Leñas e iniciaron el proceso de fabricación de su propio gin. "Activamos el proyecto de nuestro propio destilado buscando botánicos autóctonos, quisimos comunicar terroir como con el vino. Una vez que encontramos nuestros botánicos y nuestra receta, decidimos mandar el gin a la competencia en Londres. Tuvimos problemas con la logística y llegó una semana más tarde pero igual nos lo aceptaron. Cuando vimos el email con el oro no podíamos creerlo", relata Pawly.
Lo particular de Andes Gin es que todavía no se comercializa. "Estábamos esperando poder resolverlo y el premio nos explotó en la cara. Hace un mes que no dormimos", cuenta Pawly, agotado pero feliz. El prestigioso estudio de diseño Oveja & Remi se ofreció a diseñar la etiqueta y el chef Francis Mallmann ya les dio su bendición. "En breve vamos a salir con un primer lote de unas 200 botellas, con etiqueta provisoria y en 60 días esperamos salir oficialmente", detalla. Calculan que el precio rondará los $ 3200.
Un cambio de paradigma
El fenómeno se compara a menudo con el surgimiento de la cerveza artesanal. Bruno Ananía, uno de los socios fundadores de Temple Bar y creador del gin Bosque en 2019 (ganador de una medalla de plata por IWSC), coincide. "Algo que pasó primero gracias al vino y luego con el boom de la cerveza artesanal es que los consumidores empezaron a valorar lo artesanal en general, y eso aplica a todas las bebidas. Quienes tenemos locales, contamos con un contacto fluido con el consumidor, lo que nos permite seguir bien de cerca lo que le interesa y ofrecerle cosas nuevas. Cuando lanzamos Bosque primero lo testeamos en la cadena de Temple y repercutió muy bien y eso nos dio la pauta de que íbamos por un buen camino", explica Ananía.
En el caso de Bosque, el cierre de los bares por la pandemia los impulsó a buscar llegar con su gin a todo el país, no solo a través de vinotecas o locales especializados. El paso más importante lo dieron hace dos meses cuando empezaron a exportar. "Realizamos una primera venta en Suiza y Dinamarca y ya nos contactaron de otros países interesados", agrega.
Taté Moretti es una de las pocas mujeres destiladoras del país y la primera en lanzar gin tonic en lata. Oriunda de Neuquén, junto a su marido fundaron la primera destilería de la provincia -donde ofrecen desarrollo de producto a terceros- y su primer producto propio fue un vodka artesanal. En mayo de 2019, lanzó Gina, un gin de flores. "Quería romper con esto de que los destilados son cosas de hombres, somos muy pocas destiladoras, y no quería un gin clásico sino algo distinto que se identifique con lo femenino, por eso opté por las flores. Fueron muchos meses de ensayo pero finalmente logré el producto que buscaba. Es como destapar un perfume", explica. Gina fue galardonado con el oro en el World Gin Awards y recibió la medalla de bronce por parte de IWSC. "Con la lata apostamos por la portabilidad del gin tonic, con la proporción justa de tónica y gin listo para tomar", agrega.
Al auge se suma también la venta de accesorios. Ramiro Garnil creó el sitio Mi Gin en plena pandemia, donde vende botánicos, copas, botellas de gin y tónicas. "Nuestro fuerte son los botánicos. El consumo de gin en la casa creció muchísimo en pandemia y la propuesta surgió para brindar la posibilidad de crear tu propio gin tonic jugando con los aromas y perfiles", explica. El sitio se lanzó en septiembre de 2020 y ya llevan vendidos 4000 kits. "Es impresionante. Todas las semanas nos contacta alguien para ofrecernos su producto, hay mucho interés", destaca.
Compartí tus comentarios