
¿Te preguntaste alguna vez cómo influye en tu cerebro el hecho de no desayunar por las mañanas? Si sos de los que sacrifican esta importante comida del día con tal de ganar unos minutos extra en la cama, es probable que te interese conocer más sobre cómo esta elección repercute en tu bienestar emocional y cognitivo.
La omisión del desayuno es una práctica común para muchos, ya sea por falta de tiempo o para respetar una dieta. Sin embargo, según los expertos, esta decisión puede tener un impacto significativo en el cerebro.
El impacto en el cerebro de no desayunar
La ausencia del desayunopuede tener consecuencias significativas en la regulación del estado de ánimo, según lo señala el profesor Gary L. Wenk, especialista en psicología, neurociencia e inmunología de la Universidad Estatal de Ohio.
Al saltarse esta comida, el cerebro experimenta alteraciones en la producción de neurotransmisores clave como la serotonina y la dopamina, encargados de mantener un equilibrio emocional y una sensación de bienestar.
La carencia de nutrientes esenciales debido a la omisión del desayuno puede impactar tanto en la función cognitiva como emocional, manifestándose en síntomas como irritabilidad, ansiedad y falta de motivación.

Según el portal Clara, Wenk también advierte sobre los efectos negativos en la capacidad de memoria y concentración:
- La falta de glucosa necesaria para el funcionamiento cerebral puede dificultar la memorización de palabras y la retención de información durante tareas cognitivas.
- Esta carencia energética puede también afectar la expresión verbal y escrita, comprometiendo así el rendimiento cognitivo en general.
Qué comer en el desayuno para que tu cerebro esté bien
Según Wenk, en su libro "Your Brain on Food", lo que el cerebro prefiere que comas, y cuándo, no siempre es lo mejor para el resto de tu cuerpo. Un mal desayuno puede tener consecuencias tanto mentales como físicas:
- Evitá alimentos cargados de grasas y azúcares
- Priorizá proteínas, carbohidratos y grasas saludables

Un desayuno equilibrado y nutritivo debe incluir proteínas de calidad como huevos, yogur griego, tofu o salmón; carbohidratos complejos como avena integral o pan integral.
También las grasas saludables como nueces, semillas de chía, palta o aceite de oliva; y algo de fibra y antioxidantes provenientes de frutas y verduras coloridas.














