Todo lo que hay que saber para invertir en oro: ¿es un resguardo contra la inflación?
En lo que va del año, el oro ha tenido una tendencia positiva, acumulando 6 por ciento de suba en el primer semestre después de haber caído 0,2 por ciento en 2022. Qué hay que tener en cuenta.
Crisis a escala global, conflictos bélicos, procesos de inflación rampante, incertidumbre en el plano político. Todos son ingredientes que fogonean el alza de la cotización del precio del oro. El metal precioso, hasta junio, al borde los US$ 2000 la onza (28 gramos), es, desde siempre, un activo considerado refugio, una inversión que, si bien no multiplica la renta como otras opciones del mercado, termina transformándose en una opción para capear el temporal.
Su condición de inversión segura viene de larga data. "El oro fue, históricamente, un activo que actuó como reserva de valor en el mundo porque se suponía que sería aceptado en todas partes, igual que los diamantes. Inclusive, en situaciones de guerra, persecuciones y demás -destaca Eduardo Blasco, director ejecutivo de Maxinver-. Claro que hay que diferenciar el oro por el oro en sí mismo de las joyas, que eso puede tener además un valor artístico".
El oro es un commodity al cual su uso industrial le permite construir un piso en materia de cotización. Claro que esto, que le da solidez, no deja al lingote exento de cierta volatilidad, producto de los vaivenes de la plaza internacional. "El oro tiene rachas. En general, si suben activos con rendimientos más claros y objetivos como las tasas de interés, el oro tiende a bajar", marca Blasco.
Lo que hay que tener en cuenta para invertir en oro
¿Qué elementos de mercado se deberían tener en cuenta para proyectar la estabilidad o la suba del oro como inversión rentable? "En principio, tenemos el balance entre oferta y demanda, con bancos centrales muy activos en la compra de oro en los últimos años.
A medida que la inflación se incrementaba en 2022, los bancos centrales del mundo compraron 1136 toneladas de oro (valuadas en US$ 70.000 millones). Esto representa la mayor compra neta de oro de parte de bancos centrales desde 1950, de acuerdo al World Gold Council", explica el head de Advisory de Puente, Guillermo Quiroga.
Hay, también, otros datos a contemplar como "la fortaleza del dólar y las tasas de interés, que son clave para seguir de cerca la cotización del oro, dado que existen otros activos refugio que, hoy, rinden lo que no rindieron desde hace 15 años, como los bonos del Tesoro estadounidense. La dinámica que puede darse es que los bonos del Tesoro pueden captar flujos de capital que hubieran ido inicialmente al oro", advierte.
La Fed, un actor clave en el precio del metal
Cuando las tasas de referencia suben, producto de la política antiinflacionaria de la Reserva Federal de los Estados Unidos, los activos globales se lanzan en el denominado fly to quality y dejan los activos refugio para generar renta en otros escenarios. De allí que la posibilidad de que el oro traspase nuevamente la barrera de los US$ 2000 depende, casi de manera exclusiva, de las decisiones que tome el directorio de la Fed, encabezado por Jerome Powell.
"Que siga subiendo dependerá, en buena medida, de lo que termine sucediendo con la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal y las consecuencias que eso tenga sobre el dólar. Si asumimos que la Fed no seguirá subiendo la tasa, el oro podría tener algún respiro de corto plazo por la menor fortaleza del dólar. Pero siendo un activo refugio, para que tenga una tendencia positiva, debería verse materializado un escenario de hard landing o recesión profunda, algo que, por el momento, no se aprecia como el escenario más probable", recalca Quiroga.
En el primer semestre, el oro tuvo una tendencia positiva, acumulando hasta el cierre de esta edición un 6 por ciento de suba, después de haber caído 0,2 puntos en 2022. Tras llegar a los US$ 2050 por onza en mayo, se dio una depreciación hasta US$ 1960, aproximadamente, a mediados de junio. "Esta caída, en parte, estuvo influenciada por la mayor fortaleza que tuvo el dólar -dice Quiroga-. Y esta fortaleza del dólar se dio en los días previos al acuerdo por el techo de la deuda en Estados Unidos, por la cautela general de los inversores".
Años no tan dorados
Mientras la inflación en el mundo tiende a ceder ante la agresiva política de tasas de interés, en la Argentina, por el contrario, el temporal arrecia. De allí que sopesar la posibilidad de invertir en oro como activo de refugio no deja de ser un ejercicio que realizan quienes tienen un capital que mover en el mercado. La pregunta es si, a la larga, termina siendo buen negocio.
Blasco hace un poco de historia y contextualiza el escenario. "A principios de los '80, al aumentar el barril de petróleo, que saltó de US$ 4 a US$ 12, eso produjo una crisis y un proceso inflacionario en el mundo a niveles en que no estaban acostumbrados, del orden del 15 por ciento anual. Para ellos, eso era una locura. En ese proceso, subió la tasa de interés y el oro, como reserva de valor, llegó a superar los US$ 800 la onza. Ahí, Paul Volcker (titular de la Fed) subió la tasa de referencia arriba del 20 por ciento anual. Hubo bonos de los Estados Unidos emitidos a 20 años que pagaban el 15 por ciento anual. Con semejante política inflacionaria, con semejante tasa de interés, el oro se cayó. Entonces, pasó de más de US$ 800 la onza en la presidencia de Jimmy Carter a US$ 250".
Blasco reflexiona: "Si compraste oro a US$ 800 y, después de 40 años, vale US$ 2000, no existe peor negocio en el mundo que haber invertido en ese metal. Invertir a tasas de 0,4 por ciento da más".
Y agrega: "Al precio actual, el oro fue una mala inversión. El oro es un bien de resguardo, nada más. Si hubieran pagado US$ 800 el metro cuadrado de algo desde la década del '80, hoy valdría 4000 o más. Este es un ciclo: a veces, uno se sube a estos ciclos. Con otros activos, hay gente que supo entrar y salir a tiempo y se ha hecho muy rica. Yo no tengo al oro en el foco".
Joyas o lingotes
El oro es, en esencia, el mismo. Pero su versión en lingotes o joyas con contenido artístico hace que se bifurque el camino. "Son dos cosas distintas. La gente que viene a comprar oro ya viene decidida e informada. Es otro público. Hoy en día, se demanda más lingote que joyas", resalta Florencia Valenzuela, a cargo del equipo de ventas del Banco de Joyas.
Desde lo estrictamente operativo, un inversor puede comprar un lingote de oro de 24 kilates -la oferta va desde un mínimo de 1 gramo a un máximo de 1 kilo- y llevárselo a su casa o bien dejarlo en resguardo y mantener en su poder la factura de compra y el certificado correspondiente. Y si bien el oro también es un componente de las reservas del Banco Central, no hay restricción alguna en cuanto a la cantidad que se puede adquirir en el mercado local.
"Creció mucho la inversión en oro y monedas durante este último tiempo -asegura Valenzuela-. El inversor busca más el lingote, que es oro puro de 24 kilates. Hay personas que coleccionan y prefieren ahorrar en monedas. Pero el tema es que la mayoría de las monedas son de 22 kilates. Hay una diferencia de calidad pero cualquiera de las dos se transforma en una buena manera de ahorrar".
Oro contra la inflacion
Los ahorros rostizados por las llamas de la inflación y la incertidumbre que siempre genera un año electoral han azuzado la inversión en el metal precioso. Valenzuela enfatiza que "mucha gente está sacando el dinero de los bancos y compra oro para resguardar sus ahorros, ya que no hay acceso al dólar. Pueden comprar toda la cantidad que quieran. Algunas personas venden una propiedad y compran oro".
Valenzuela coincide con los otros expertos en que las inversiones en oro son siempre a largo plazo. "Si uno toma como parámetro los últimos cinco años, el activo siempre tendió a subir. Es para comprar, resguardar y, con el paso del tiempo, se multiplica el valor de los ahorros", aclara.
El Banco de Joyas cuenta con un servicio de guardado sin costo. "Hay mucha gente de distintas provincias que compra y lo deja guardado. Luego, se lo podemos enviar o lo retiran. Se les entrega la factura con el detalle de lo comprado. El inversor que vive en Capital Federal lo viene a buscar. Los que son de afuera suelen dejarlo acá guardado", subraya.
En el Banco Supervielle, destacan que "también es posible invertir en oro en forma indirecta" a través de instrumentos financieros cuyos valores replican al del metal o lo siguen. "Estas vías ofrecen las mismas ganancias aunque sin tener un lingote en mano. Para eso, es preciso acudir al mercado de capitales y disponer de una cuenta de inversión".
Una alternativa son los fondos de inversión por medio de ETF, siglas de Exchange Trade Funds. Estos cotizan en bolsa, se pueden negociar como acciones y, en algunos casos, reflejan el precio del oro. También, es posible invertir en el denominado "cripto oro", aunque el banco recalca que se trata de una acción "recomendada para inversores con experiencia".
Los pros y contras de la inversión en oro quedan expuestos. Mover el capital en esa dirección pasa a ser, entonces, una decisión estrictamente personal. Quiroga lo resume: "Las características intrínsecas del oro como metal precioso es lo que le da su valor. Es un metal muy maleable y durable, que no se corroe. Además, es escaso y fue usado como reserva de valor por siglos. Y es por esto que se considera una cobertura natural contra la inflación en el largo plazo".
"Pero si bien se la reconoce así, en el escenario actual, el oro compite contra otros activos refugio que se volvieron muy atractivos por su rentabilidad. Por ejemplo: bonos del Tesoro de los Estados Unidos. Los más cortos rinden cerca del 5 por ciento anual en la actualidad, lo que los hace muy atractivos como inversión en comparación al oro. Más allá de esto, el oro subió 4,7 por ciento en los últimos 12 meses, en línea con el aumento de la inflación", concluye.
La versión original de esta nota se publicó en el número 355 de revista Apertura.
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