Trabajar 4 días: los pro y los contra de una semana laboral más corta

Ir a la oficina un día menos por semana es el sueño de muchos, pero puede tener su costado negativo

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Trabajar menos para producir lo mismo. Este es el objetivo que, a rasgos generales, buscan conseguir quienes promueven la semana laboral de cuatro días. La propuesta más común es reducir las horas semanales de 40 a 32, a la vez que se mantiene el salario de los empleados. Pero también hay quienes sugieren que debería comprimirse la semana de 40 horas en solo cuatro días, diez horas por jornada.

La idea detrás del horario reducido es, como lo plantea Andrew Barnes en su libro The four day week, una apuesta por el trabajo flexible que permita aumentar la productividad, la rentabilidad, el bienestar, y un futuro más sustentable.

Este sistema tiene sus pros y sus contras. Algunos beneficios como el fin de semana de tres días son evidentes. Sin embargo, hay desventajas, como el estrés por tener que realizar las mismas tareas en menos tiempo, que no resultan tan obvias.

Ventajas

1. Fines de semana son más largos. Este es el principal beneficio de una semana laboral más corta. El fin de semana extendido permite no solo descansar más, sino que abre la posibilidad de realizar más escapadas o tener tiempo para ocuparse de las tareas del hogar.

2. Aumenta la productividad. El tiempo extra de descanso permite mantener la mente más despejada y, en consecuencia, incrementar la concentración y la productividad. En 2019 Microsoft hizo una prueba de semana laboral de cuatro días en Japón. El resultado fue un incremento de productividad del 40%.

3. Se reducen las posibilidades de burnout. El estrés y las extensas jornadas de trabajo llevan a muchas personas a sufrir el síndrome de burnout. En general, un día adicional de descanso ayuda a bajar los niveles de estrés y, en consecuencia, incrementar el bienestar.

Desventajas

1. No es posible para todos. Algunas industrias, por su propia lógica de producción, no pueden adaptarse a una semana laboral de cuatro días.

2. No todos se pueden adaptar. Comprimir la semana en cuatro días puede hacer que algunas personas se sientan estresadas por tener que hacer lo mismo en menos tiempo.

3. Alargar la jornada puede ser contraproducente. Trabajar 10 horas por día sería como hacer horas extras todas las semanas y hay quienes pueden verse afectados en su salud.

4. Puede incrementar costos. Puede surgir un problema grave si el aumento de productividad no compensa la menor cantidad de jornadas laborales. En ese caso, los proyectos se alargarían en el tiempo y se incrementarían los costos.

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