De las fiestas a la crisis

Todos lo tienen en su casa, pero está al borde de la quiebra: la historia detrás de Tupperware

Earl Tupper fundó la empresa tras inspirarse en una lata de pintura. Hoy factura más de u$s 1300 millones, sin embargo, podría quedarse sin cash.

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Todos tienen, por lo menos, uno en su casa. Grande, pequeño, de tapa roja, azul o verde. Tupperware le dio nombre a los recipientes herméticos de plástico para almacenar alimentos y se convirtió en un genérico para el rubro. Sin embargo, la compañía estaría al borde de la quiebra. Deudas en alza, ventas que no crecen al ritmo esperado y un modelo de negocios que no supo adaptarse a tiempo. Y todo empezó con una lata de pintura.

Earl Tupper en realidad se dedicaba al paisajismo, pero su negocio entró en crisis durante la Gran Depresión. Entonces consiguió trabajo en una empresa química, más precisamente en una fábrica de plástico. Durante una jornada laboral se le ocurrió una idea que cambiaría su vida.

La invención del tupper

Lo que le llamaba la atención era el cierre hermético que tenían las latas de pintura. Tupper pensó que eso podía llevarlo al día a día del hogar. La Segunda Guerra Mundial había cambiado la economía doméstica de cada casa y las familias buscaban cualquier manera para ahorrar. A su vez, las heladeras eran un bien de lujo y poder preservar los alimentos frescos durante más tiempo era una necesidad que atravesaba a todos.

Después de varias pruebas finalmente en 1945 lanzó el Wonder Bowl, un recipiente blancuzco que costaba u$s 0,39. A diferencia de los recipientes de vidrio o cerámica, los de Tupperware Plastics Company hacían un sonido similar a un eructo cuando el aire salía por completo de la tapa antes de quedar cerrado herméticamente. La compañía empezó a ofrecer su producto en las tiendas, pero los usuarios no terminaban de entender cómo usarlos, así que las ventas no despegaban.

En ese momento, Tupper se dio cuenta que la clave para lograr volumen era hacer demostraciones. Y se apoyó en la venta directa para posicionarse. Pero una de las vendedoras se transformó en la cara visible de la marca e inventó un nuevo modelo que combinaba marketing, negocio y vida social.

La verdadera estrella de la fiesta

Brownie Wise se dedicaba a vender productos de limpieza puerta a puerta. Descubrió los recipientes de Tupperware y le dio una vuelta de tuerca a las demostraciones. En lugar de eventos comerciales, ella organizaba reuniones en su casa para mostrar los tuppers a sus amigas y familiares.

Rápidamente esto llamó la atención de la compañía por sus números de ventas. Las "fiestas de Tupperware" o "Tupperware parties" se volvieron furor en los 50 y 60 y le dieron al producto un auge en la posguerra. Era una época en la que los suburbios crecían con casas y cocinas más grandes, por lo tanto se precisaba almacenar más alimentos.

Wise se transformó en la cara de la marca y Tupperware la nombró vicepresidente de marketing. Era la anfitriona más famosa y no solo vendía, sino que también reclutaba a vendedoras. "Su legado es la manera en que proveyó de una fuente de empleo a las mujeres que no siempre tenían acceso a un trabajo flexible", indica Alison Clarke, autora del libro "Tupperware: la promesa del plástico en la América de 1950", en diálogo con la BBC.

Pero la relación entre Wise y Tupper no se mantuvo por mucho tiempo. En 1958 ambos se pelearon por la estrategia de la compañía. Wise fue despedida y demandó a la empresa. Tras perder el juicio, Tupper vendió su emprendimiento a Rexall Drug por u$s 16 millones.

¿Tupperware al borde de la quiebra?

Luego de la salida de su fundador, la compañía pasó por varias manos. En los 70 Rexall vendió su red de tiendas y pasó a llamarse Dart Industries. Más tarde se fusionó con Kraft para conformar Dart & Kraft, pero en 1986 se separó del holding y volvió al ruedo bajo el nombre Premark International. Finalmente Tupperware se separó del grupo y desde 1996 empezó a operar como una firma independiente.

Para apelar a un nuevo público Tupperware lanzó productos de cocina y se introdujo en retail

La venta directa empezó a perder fuerza en los 80 y 90, pero Tupperware siguió apostando a este modelo. El aumento de competencia la llevó a perder terreno, no obstante tuvo un leve repunte durante la pandemia con el crecimiento de la cocina hogareña. Pero ese boom parece haber encontrado su pico.

"La empresa cometió dos errores críticos. Con su producto perdió lugar frente a competidores y no se alejó de la venta directa", analizó William Keep, profesor de Marketing en la Escuela de Negocios de Nueva Jersey, en diálogo con CNN. Tupperware intentó expandir su portfolio con productos de cocina e incluso en octubre pasado se lanzó al mundo retail a través de un acuerdo con la cadena estadounidense Target.

El objetivo era conquistar al público joven. Sin embargo, este segmento pareciera ir en búsqueda de productos más amigables con el medio ambiente, como los envoltorios con cera de abeja. En 2021, la firma registró u$s 1300 millones en ventas, una caída del 18,7% con respecto al año anterior.

Desde la empresa plantean incertidumbre sobre su futuro. El pasado 27 de abril emitió un comunicado en el que aseguran que tienen "dudas sustanciales sobre su capacidad para continuar como un negocio en marcha". Sus acciones se desplomaron un 50% el último lunes e indican que, para seguir operando, necesitaran una inyección de capital.

A esto se le suma un factor contable. Tupperware indicó que sus resultados financieros de 2021 y 2022 fueron "inexactos" debido a cómo la empresa llevó adelante la contabilidad de los impuestos y arrendamientos.

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