En medio de la tormenta, las Big Four aún encuentran espacio para ganar
Las firmas de auditoría y consultoría cerraron un buen año, pero ven nubarrones en el horizonte. La crisis de talento y los problemas macroeconómicos hacen saltar las señales de alarma.
Para las firmas de servicios profesionales de auditoría, consultoría e impuestos la falta de volumen de negocios en la economía argentina puede ser, paradójicamente, una fuente de negocios. Es que, inflación mediante, las compañías se ven obligadas a buscar más eficiencia en sus operaciones para, de esa manera, hacer que sus márgenes de ganancia se reduzcan lo menos posible y lograr mantenerse en el nivel de flotación al menos hasta que el agua empiece a bajar. Y allí es donde la consultoría puede marcar la diferencia.
"Muchos clientes nos llaman para que analicemos internamente cuáles son las líneas que dan más rentabilidad y cuáles no ayudan con el ebitda. Y nosotros vamos viendo línea por línea dónde están las oportunidades de reducir costos. Es una tarea que en un contexto inflacionario como el actual es imprescindible y que, a futuro, permite tener empresas más ágiles y que están mejor preparadas para crecer", explica María Inés del Gener, CEO de Deloitte Marketplace Cono Sur.
México, la nueva meca emprendedora: los beneficios que seducen a cada vez más argentinos
Vivir en la Costa ya no es solo un sueño: cuánto cuesta mudarse a Mar del Plata o Pinamar
Se trata, agrega, de encontrar la manera de pasar lo más indemne posible el período de incertidumbre actual y estar listo para crecer cuando llegue el momento. Es allí donde servicios como los de consultoría financiera y de transformación digital cobran cada vez más relevancia para las Big Four.
"Hasta no hace mucho, las compañías nos consultaban sobre transformación digital. Querían saber qué era porque no lo tenían muy claro. Hoy ya saben que es indispensable, sobre todo en un contexto como el actual, y se involucra a todas las áreas del negocio", explica Del Gener, que ve que sus clientes buscan prepararse para pasar el período de transición e, incluso, algunos creen que es el momento de crecer de manera inorgánica para prepararse para una eventual mejora del contexto en 2024: "Y ahí la duda es si este proceso lo atraviesan solos o con la ayuda de un consultor".
Más eficiencia
En opinión de Néstor García, presidente y CEO de KPMG Argentina, uno de los pocos destinos que tuvo la inversión de las empresas locales en el último año fue la tecnología, con la eficiencia y la reducción de costos como principales drivers. Por eso, no sorprende que junto con ciberseguridad sea una de las áreas que más crecieron en la firma que dirige.
"Se incrementaron mucho los ataques después de la pandemia y eso generó un buen nivel de actividad para nosotros. También tuvimos un buen nivel de crecimiento en todo lo que está relacionado con agilidad y consultoría de procesos. Sería genial que esto viniera de la mano de inversiones de infraestructura porque daría otro nivel de crecimiento en la consultoría, pero mientras no se solucionen los problemas macro y se mejoren la expectativas, va a ser difícil", señala y destaca que el año pasado crecieron un 12 por ciento en horas facturadas.
El panorama es similar para PwC, que tienen varios clientes, dos o tres de ellos "relevantes" para los que están trabajando en proyectos de transformación digital que ya llevan más de un año. La inversión en esta área se explica por la necesidad, pero, sobre todo, por el exceso de pesos en poder de las empresas, dado que no pueden girar dividendos. Santiago Mignone, socio a cargo de PwC Argentina, sostiene que son muchos los que aprovecharon esta restricción para ver cómo actualizar su compañía.
Fuera de eso, dice, los desembolsos que están llevando adelante las empresas tienen que ver con procesos que, de una u otra manera, había que realizar, mayormente, inversiones de mantenimiento o de actualización tecnológica. "No veo muchos otros negocios. No hay como en otras épocas aprovechamiento de activos baratos y mientras no haya más certidumbre, no creo que aparezcan", agrega.
La sensación general es que el mercado está esperando a ver qué pasa. Este año habrá elecciones presidenciales y los posibles candidatos no dan señales de qué harán con variables centrales para las compañías como el tipo de cambio y la inflación, entre otras, Mientras tanto, solo se hará lo estrictamente necesario para mantenerse a flote.
Para BDO, 2022 fue un buen año, en el que tuvieron un crecimiento de 10 por ciento en términos reales y, si se compara con 2019, justo antes de la pandemia, incrementaron un 36 por ciento la cantidad de gente. Sin embargo, Sergio Crivelli, socio director de la compañía, dice que moverse en un contexto de inflación cercano al 100 por ciento anual no es gratuito para nadie.
Uno de los grandes dilemas que enfrentan las grandes firmas de servicios profesionales es cómo mantener actualizadas sus tarifas. Con incrementos salariales cada tres meses, no poder trasladar los costos crecientes a los clientes hace que se resientan los márgenes.
La guerra por el talento
Pero allí no se acaban los problemas. Con el incremento del trabajo remoto, cada vez son más los profesionales que dejan sus puestos y empiezan a trabajar para el exterior. El incentivo de un salario en dólares, muy por encima de la media local, es muy fuerte y genera dolores de cabeza para los departamentos de recursos humanos.
"Es muy difícil conseguir gente. El home office se hizo moneda corriente en el mundo y hoy las compañías ya no temen contratar empleados que estén en otro país. Hasta hace poco competíamos por el talento con las Big Four, pero ahora lo hacemos con todo el mundo. Y es complejo, porque los salarios en la Argentina están muy devaluados", se queja Crivelli.
Norberto Nacuzzi, Country Manager Partner de EY Argentina, agrega que la firma que dirige trata de mantener los salarios lo más competitivos que sea posible, Sin embargo, asegura que tienen que ser "razonables" a la hora de hacer los ajustes y que deben tener en cuenta las realidades de cada sector.
En tanto, Del Gener, de Deloitte, no duda un instante que el talento es el principal desafío del año. En ese sentido, señala que los profesionales argentinos son reconocidos en el exterior porque pueden prestar servicios en diferentes áreas.
"Hay mucha demanda de talento. Y para las firmas como la nuestra fue muy difícil, porque nos aparecieron competidores que hasta hace dos años no teníamos. La situación es estresante, pero es un estrés del bueno porque significa que sigue habiendo oportunidades", dice y destaca que sigue habiendo muy buen talento en el país, con jóvenes que tienen muy buen nivel de inglés.
En ese sentido, la CEO de Deloitte, cree que el hecho de que los profesionales empezaron a buscar trabajo en el exterior, es una demostración de que son activos y que se adaptan al contexto. Y las grandes firmas tienen que responder con las armas que tienen a mano y ofrecerles oportunidades de crecimiento tanto en la Argentina como fuera del país: "Muchos argentinos hoy están en posiciones destacadas de empresas de primera línea gracias a la exposición que tuvieron en compañías como la nuestra", razona.
Competencia desleal
La posición de Mignone, de PwC, sobre este tema es más dura y no tiene reparos en calificar a estos nuevos competidores de "desleales". Y, sostiene, mientras no se solucione la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el paralelo, el problema no se va a resolver, porque el atractivo de cobrar en dólares en aplicaciones fuera del país o en criptomonedas es muy grande, precisamente, gracias a la diferencia de precios que tiene la divisa en el mercado local.
"La brecha crea un nuevo tipo de empleo para los profesionales que son contratados por plataformas bookeadas en el exterior. Y eso no significa que no operen en la Argentina, pero les pagan de esta manera sin que el Gobierno haga nada por atacar el problema. Hay que buscar el blanqueo de la economía y que todos compitamos en las mismas condiciones", manifiesta y destaca que los profesionales que trabajan de manera freelance para afuera suman al trabajo no registrado.
A pesar de esto, el socio a cargo de PwC Argentina reconoce que la exportación de servicios tuvo un buen año, Incluso con el tipo de cambio actual y con las dificultades para encontrar talento, el servicio creció entre un 30 y 35 por ciento en 2022, gracias a que la demanda se mantuvo firme.
Claro está que si no existiera una brecha cambiaria como la actual, el incremento podría haber sido mayor. "El crecimiento está pisado y se pierden oportunidades de generar más divisas por exportaciones. No solo en nuestras firmas, sino en toda la economía del conocimiento. En Argencon calculamos que se pierden entre US$ 1500 millones y US$ 2000 millones de exportaciones al año", agrega.
En KPMG dicen que el año pasado fue positivo en términos de negocio, pero que se complicó a raíz de la aceleración de la inflación. En su presupuesto anual -que se elabora según su año fiscal, de octubre a septiembre-, se había estimado un alza de precios del 45 por ciento. Sin embargo, cuando llegó el momento de cerrar las cuentas se encontraron con un índice de precios al consumidor que había crecido un 83 por ciento durante el período.
"Dimos cuatro aumentos de salario, en línea con la inflación, pero no pudimos ajustar nuestras tarifas de la misma manera", se queja García y destaca que haber adoptado el trabajo híbrido y sin que haya días presenciales obligatorios ayudó a la firma a incorporar y retener talento. Hoy KPMG tiene colaboradores que trabajan en 19 provincias diferentes, a pesar de contar con oficinas solo en Buenos Aires, Córdoba y Rosario.
Todo aumenta
El problema que trae la inflación, aporta Mignone, es que dificulta la planificación. Hoy cuando una compañía elabora un presupuesto sabe que lo va a tener que revisar a los tres meses y, después de eso, una nueva corrección cada tres meses. Así, solo se tiene un estimado realista apenas tres meses antes de cerrar el año.
Y aunque la inflación no es un fenómeno nuevo en el país y los argentinos ya saben cómo actuar para cubrirse, lo cierto es que en los niveles actuales dificulta la inversión.
"Además, cuando uno planifica y hace un presupuesto, supone que el Gobierno va a hacer las cosas bien. Nadie prevé que la inflación va a crecer. Entonces, hace cinco años que se viene planificando con supuestos equivocados. La inflación entorpece la mirada hacia adelante. Cada año vas achicando los períodos de planificación y así no hay manera de decidir inversiones, que requieren siempre un horizonte más largo. Y acá ni siquiera menciono el tipo de cambio, que no tiene nada que ver con el mercado y parece que lo mueve el dedo del príncipe", dice Mignone.
Del Gener sostiene que las firmas ya están acostumbradas a operar en un mercado inflacionario. Gracias a eso, en el último año llegaron consultas desde el exterior para saber cómo lidiar con un fenómeno reapareció en el resto del mundo tras varias décadas.
"Nos preguntan cómo se hace en la Argentina, porque afuera es algo desconocido. Así que ahora pasamos a explicar cómo se trabaja en este contexto. Igual, que el país lleve años con altos incrementos en el índice de precios no quiere decir que no pese. Ojalá pudiéramos focalizarnos más en traer nuevos servicios, pero hay un tiempo muy valioso que usamos para mantener nuestro nivel del negocio", dice.
De cara a los clientes, la inflación trae problemas a las empresas, porque se deteriora la calidad de la información que pueden ofrecer los balances. Esta situación genera trabajo, porque hay que capacitar a los clientes a manejarse en ese contexto.
"Somos los campeones del ajuste por inflación y ya nos parece algo normal. Pero a la hora de la verdad, el dueño de una compañía quiere saber si ganó o perdió plata y los balances pueden ser engañosos. Lo que termina pasando es que para evaluar el negocio se termina yendo a mirar el bolsillo. Si una empresa está sólida financieramente y tiene caja, entonces está bien. En el caso contrario, puede haber resultado positivo del balance y aún así estar en dificultades", detalla Crivelli, de BDO.
Año nuevo, mismos problemas
La perspectiva, coinciden en todas las firmas, es que este año continuará el mismo derrotero que mostraron los últimos dos. La incertidumbre que generan las elecciones y un posible cambio de gobierno mantiene a las empresas en un estado de expectación del que solo se saldrá cuando haya medidas concretas.
"Más allá de quien gane, lo que el mundo de los negocios espera de la Argentina es un plan y un cambio de rumbo que lo convierta en un país confiable, con estabilidad, una moneda sólida y crecimiento sustentable y eso solo se logrará con acuerdos entre los distintos actores de la política, los empresarios, los trabajadores y el resto de la sociedad", reflexiona Nacuzzi, de EY.
Mientras tanto, lejos se está de otros años electorales en los que se veía mucho interés por activos argentinos. En la actualidad -y pese que en dólares están cerca de mínimos históricos- los inversores prefieren esperar a que el cambio de rumbo sea más tangible.
¿Qué se reclama? Que los indicadores macroeconómicos sean más saludables, un plan de estabilización que empiece a frenar la inflación y unificación del mercado cambiario, entre otras medidas.
A pesar de esto, García, de KPMG, señala que en la encuesta anual que realizan entre CEO de las principales compañías, hubo confianza en que este año las empresas que dirigen mostrarán números positivos. Según el relevamiento, los ejecutivos locales mantienen buenas perspectivas, aunque saben será un año complicado.
"Será un año de wait and see y es probable que las inversiones extranjeras no lleguen al mismo ritmo que otros años. Habrá que adecuar la estrategia de negocios para adaptarse a los nuevos escenarios que se presentan", agrega.
Mignone agrega que para la llegada de nuevas inversiones habrá que esperar a que "se ordene la política" y, después, que se empiece a ver cierto equilibrio macro y una mejora en la cuenta de capital. Mientras tanto, las compañías tratará de seguir con el negocio usual.
"Consultas por determinados activos siempre hay. Pero hay preguntas que no son fáciles de responder y así es difícil que se conviertan en transacciones. La situación argentina se complejizó gracias a sucesivos incumplimientos y comportamientos que fuera del país son difíciles de explicar", destaca el socio a cargo de PwC.
La buena noticia es que los mercados cambian de humor con relativa facilidad. Así, en la medida en que el Gobierno que llegue en diciembre pueda transmitir más confianza y ser claro con respecto del rumbo que quiere tomar, la expectativa se va a ordenar.
"Ni digo que sea inmediato. Ni siquiera que sea rápido, pero se va air ordenando. Necesitamos un cambio en la tendencia que marque un punto de inflexión. Si no se dan señales claras y el mercado no cree en lo que estoy haciendo o ni siquiera en lo que digo, es difícil. En cambio si se ve que en cinco años la Argentina va a estar mejor y va por camino de crecimiento, la plata va a empezar a llegar. Claro que hoy no se puede hacer ni un presupuesto anual. Eso es lo que tiene que cambiar", cierra Mignone.
Compartí tus comentarios