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Ribeiro vuelve a la carga con la búsqueda de inversores, tras el intento fallido de 2021

La cadena, famosa por sus minicuotas, tiene tiempo hasta abril para cerrar un acuerdo con sus acreedores, por una deuda que supera los $ 5300 millones. Cómo está hoy la compañía y qué pasará en los meses próximos

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Ribeiro retomó la búsqueda de inversores para reactivar su operación y así salir de su crisis. El año pasado, llevó a cabo este proceso sin éxito: intentó encontrar un socio que entre a su capital accionario, pero no lo logró. El ingreso de fondos frescos es clave para la reestructuración de su deuda, que alcanza los $ 5300 millones. Tiene tiempo hasta abril para cerrar un acuerdo con sus acreedores, en el marco de su concurso.

Desde que se presentó en convocatoria hace casi un año, la centenaria cadena de venta de electrodomésticos y electrónica achicó su negocio, en medio de la reestructuración que atraviesa producto de la reconversión del retail, situación que se agravó con la pandemia.

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Famosa por sus minicuotas -su línea de financiamiento propia, que la catapultó en su apogeo, permitiéndole captar a segmentos de población no bancarizada- la compañía conserva una estructura más "mini" que nunca. Pidió autorización a la Justicia para vender activos y recomponer capital de trabajo, cerró sucursales y centros de distribución, recortó personal y enfrenta embargos preventivos que no fueron desactivados.

Pero ahora, busca dejar atrás esta etapa y recuperar la senda del crecimiento. Según informó en una nota enviada a la Comisión Nacional de Valores (CNV), "han progresado conversaciones con posibles inversores institucionales que aportarían el capital de trabajo para cumplir el proyecto de reactivación de ventas y crecimiento de sucursales, la ampliación del segmento por Internet y el relanzamiento del sistema de Minicuotas Ribeiro".

De acuerdo a lo comunicado, en caso de concretarse, "dicha inyección de capital permitirá revertir la situación deficitaria y elaborar una propuesta razonable de pago a los bonistas y acreedores", aseguró en el texto Manuel Ribeiro, presidente y uno de los principales accionistas de la firma que creó su abuelo en 1910. El Cronista intentó comunicarse con el retailer, pero no tuvo respuesta.

RIBEIRO ACHICA SU NEGOCIO

La empresa oriunda de Villa Mercedes (San Luis) procuró mantener su operación sin cambios. No obstante, surgieron complicaciones que afectaron al negocio, según detalló en un comunicado anterior, que elevó en junio a la CNV, donde describió su situación. "La sociedad atravesó diversas dificultades", señaló el número uno de la compañía, que comenzó como una joyería y relojería hasta que se expandió a la venta de otros artículos.

En su mejor momento, Ribeiro se consolidó como uno de los principales players del sector, con una fuerte presencia en el interior del país. Llegó a tener 87 sucursales en 2018 y una facturación de u$s 370 millones en 2017. Pero la devaluación de abril de ese año marcó el fin del crecimiento y el inicio de su debacle, que se aceleró con el correr de los meses.

En su mejor momento, Ribeiro se consolidó como uno de los principales players del sector, con una fuerte presencia en el interior del país.

Desde que el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial N° 23 Secretaría N° 46 abrió el concurso el 27 de agosto, cerró cuatro tiendas de las 20 que tenía. "Se ajustaron hasta un total de 16 que están en funcionamiento, concentrando el negocio en las que tienen locales propios o son comercialmente deseables", sostuvo el ejecutivo que integra la tercera generación familiar. 

En estos 11 meses, dejaron de estar operativos dos centros de distribución: el de Carlos Spegazzini (en la provincia de Buenos Aires) y otro en San Luis. Solo queda en pie el establecimiento que se encuentra ubicado en La Zal (situado también en su provincia de origen).

Ribeiro cerró 4 sucursales de las 20 que tenía.

Con el fin de recomponer compra de mercadería, en mayo, la compañía le solicitó al juzgado interviniente la autorización para vender el inmueble de Spegazzini, así como también cinco camiones que ya no utiliza. Y aunque no detalló el recorte de nómina que realizó, aclaró que "se ajustó la plantilla del personal, tanto por desvinculaciones espontáneas como planificadas, a fin de concentrar los recursos humanos en las áreas relevantes". Antes de su declive, en 2018, contaba con casi 2000 empleados. Un año atrás, tenía 620.

A ello se le suma que enfrenta embargos preventivos de mercadería y dinero que no se levantaron. "De acuerdo a la Ley 24.522 de Concursos y Quiebras, una vez declarado admisible el concurso, todos los que tuvieran vigencia a dicha fecha deberían haberse desactivado. Por igual causa no deberían aplicarse nuevos", explicó el presidente de la cadena, y remarcó que "se realizan intensos esfuerzos para regularizar estas situaciones y su pronta resolución podrá mejorar el surtido de las sucursales".

Ribeiro enfrenta embargos preventivos que no se desactivaron. 

Los pasos que siguen para Ribeiro

En febrero, cerró el plazo para que los acreedores presenten las verificaciones de créditos. Durante el proceso, se realizaron 669 pedidos. Al mes siguiente, Ribeiro impugnó 215 de esas solicitudes. 

Según explicó el retailer, la relación con los principales acreedores financieros "se mantuvo fluida y estable, con una actitud positiva, la cual oxigena el trabajo de rearmado comercial para lograr la normalización del desarrollo de los negocios y el pago de las deudas concursales". 

De acuerdo a la empresa, "tanto obligacionistas como acreedores comerciales (proveedores) buscan informarse sobre la marcha del concurso, interesados por un posible acuerdo que no puede ser concretado hasta que se cierre el proceso concursal". 

Ribeiro ajustó la plantilla del personal, tanto por desvinculaciones espontáneas como planificadas.

En ese contexto, la sindicatura verificante y la sindicatura general presentarán los reportes correspondientes a la evolución del negocio el 3 de octubre. Pero antes, en septiembre, deberá conocerse la propuesta de categorización de los acreedores, así como la resolución judicial relativa a los alcances y la procedencia de la deuda. 

En noviembre, se espera que la Justicia emita la resolución de categorización de créditos, para que, finalmente, en marzo, la compañía presente su oferta para reestructurar su pasivo. En abril, finalizará el período de exclusividad, el plazo con el que Ribeiro cuenta para cerrar un acuerdo bajo la órbita judicial.

"A la fecha, se avanzó en la concreción del plan de negocios. Se está a la espera de la emisión de la resolución verificatoria. Será el punto de partida para el inicio de la última etapa concursal, que consta de la presentación de la propuesta, su eventual aprobación y la posterior homologación, con el comienzo de una nueva fase en la vida de la compañía", explicó Ribeiro. 

Números de Ribeiro en rojo

Según el último informe de la sindicatura general, la caja total de la cadena ascendía a $ 13 millones al 30 de abril pasado. De acuerdo al análisis, "se trata de un monto exiguo en vista de los gastos mensuales que afronta". Ese mes, no tenía fondos líquidos disponibles para atender al pronto pago laboral, expresó al respecto la sindicatura, y aseguró que, en ese escenario, acudió al Repro para el pago de parte de los salarios, suma que representó $ 3,6 millones. 

En abril, tuvo ingresos por $ 17,4 millones y egresos por $ 34,1 millones, por lo que su déficit significó $ 17 millones. A la fecha, acumula 978 cheques rechazados por $ 538 millones, según la Central de Deudores del Banco Central. Según los síndicos, "las ventas estaban en un muy bajo nivel, ya que los canales electrónicos se encontraban en proceso de reconstrucción y la compra en efectivo resultaba absolutamente marginal". En 2020, en plena pandemia, la recesión ya había provocado una caída de las ventas del 60%.

La crisis de Ribeiro es previa a la pandemia.

Pero la crisis de la cadena es previa a la pandemia. Las altas tasas de interés, la creciente inflación y la caída del poder adquisitivo redujeron la demanda y la situación económica y financiera de la compañía se complicó. En su balance cerrado el 30 de junio de 2019, los ingresos se habían desplomado a la mitad: pasaron de $ 11.000 millones en 2018 a $ 5400 millones un año después. En ese entonces, registró pérdidas anuales por casi $ 1400 millones, contra las $ 356 millones que había tenido en el ejercicio anterior.

Con todo, Ribeiro confía en poder salir adelante de esta crisis, como ya lo hizo en varias ocasiones durante sus 112 años de vida, mientras negocia con los acreedores, durante el proceso concursal.

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