La industria automotriz atraviesa uno de sus procesos de transformación más profundos. En la Argentina, el movimiento es claro. Ahora hay un consumidor más exigente, tecnologías que se aceleran y un espacio creciente para los vehículos híbridos están reconfigurando el mapa del sector.
Jorge Prats Vuotto, socio de Precios de Transferencia de Deloitte Argentina, explicó que el centro del cambio es el usuario. “Es el consumidor quien empieza a definir qué espera de la movilidad”, señaló. Y aclaró que ya no se trata solo de un vehículo, sino de una solución integral que combine sustentabilidad, eficiencia y disponibilidad energética.
Desde hace una década, Deloitte realiza una encuesta global que hoy abarca a 30.000 personas en 30 países. La Argentina tiene su propio capítulo desde hace tres años y, según el ejecutivo, el reporte permite medir cuatro tendencias: adopción de vehículos eléctricos, decisiones de compra, incorporación de tecnologías e innovación y desarrollo de la movilidad como servicio. Es un marco que muestra cómo el auto dejó de ser un fin en sí mismo para convertirse en un medio dentro de un sistema más amplio.
El ejecutivo destacó que la pandemia aceleró transformaciones que ya estaban en marcha. “Las automotrices enfrentan el desafío de sostener el ritmo de esos cambios y, además, financiar la transición tecnológica que demanda el mercado. Este desafío lleva, en muchos casos, a la cooperación”, señaló.
Lealtad en retroceso
A eso se suma un fenómeno clave: la caída de la lealtad por marca. Según los datos relevados por Deloitte, los consumidores están más dispuestos que nunca a cambiar de fabricante. Para las automotrices históricas, esto implica innovar de manera permanente frente a la irrupción de nuevos jugadores, especialmente aquellos vinculados a vehículos eléctricos de calidad y propuestas más disruptivas.
Prats Vuotto recordó que la adopción del eléctrico tuvo un impulso fuerte por razones tecnológicas, ambientales y de eficiencia. Ese proceso llevó a inversiones pesadas, incluso a integrar la cadena hacia atrás. “Cuando uno piensa en un vehículo eléctrico tiene que pensar en las baterías”, explicó. Litio, cobre y níquel se volvieron estratégicos, y eso derivó en acuerdos de suministro e inversiones directas en compañías mineras. Ese es también el motivo del interés de empresas chinas por operaciones de litio en la Argentina.
Sin embargo, esa carrera perdió intensidad. Hoy el consumidor busca combinar dos objetivos: reducción de emisiones y un suministro energético confiable. Según se determinó en estudios de la consultora, ese equilibrio lo ofrece el híbrido. “Observamos un espacio creciente para este tipo de vehículos”, afirmó. Es el punto medio entre la ambición ecológica y la estabilidad tecnológica, y empieza a perfilarse como la opción dominante en el mercado local.










