Pros y contras

Jornada laboral reducida: pese a que apoyan la iniciativa, menos de 10% de empresas podrían implementarla

El dato se desprende de un estudio de Bumeran, en el marco del debate en Diputados. Aunque el 62% de los empleadores cree que es posible implementar una reducción, solo el 7%, por ahora, tiene pensado hacerlo. Los motivos

Pese a que avanza el debate por la reducción de la jornada laboral en la Comisión de Legislación del Trabajo de Diputados, en el mercado laboral no se vislumbra todavía una masiva predisposición a una rápida adopción de este formato. Por lo contrario, solo un puñado de organizaciones del país planean hacer cambios en el corto plazo.

Pese a que apoyan la jornada laboral reducida, menos del 10% de las empresas creen que podrían implementarla próximamente. El dato se desprende de un estudio del portal de empleos Bumeran. Aunque el 62% de los empleadores considera que es posible aplicar la reducción fácilmente y que resulta más atractiva para el talento, solo el 7%, por ahora, piensa hacerlo. Es el porcentaje más bajo de la región.

Dentro del 7% de estas compañías dispuestas a incorporar la flexibilización, un 52% señaló que prefiere reducir la cantidad de horas que trabajan sus empleados por jornada, mientras que el 48% optó por pasar de cinco a cuatro días laborales a la semana.

¿Qué pasa con los salarios si se reduce la jornada laboral?

En el centro de la discusión, además de cómo debería instrumentarse la disminución de la jornada laboral, aparece la incógnita de si el recorte de la actividad implicaría una menor remuneración.

El dato que los especialistas de Recursos Humanos consideraron positivo es que dentro de las pocas organizaciones que implementarían una reducción de la jornada, siete de cada 10 no harían cambios en los sueldos. Con un 72% de los empleadores que anticiparon que los salarios se mantendrían igual, los trabajadores pasarían a percibir un mayor ingreso promedio por hora.

De las pocas empresas que acortarían la jornada, 7 de cada 10 no harían cambios en los sueldos.

No obstante, si bien el relevamiento plantea que hay una tendencia, aunque incipiente, a la aceptación de la jornada reducida, deja en evidencia que no lo ven como una prioridad las empresas de la Argentina, uno de los mercados donde hoy están menos propensas al cambio.

Entre los países que participaron del informe -que entrevistó a 330 firmas de diferentes rubros-, solo Ecuador mostró un índice menor en la consulta respecto de si se podría acortar la jornada laboral (con un 60% que respondió que sí). En segundo lugar, figuran la Argentina y Panamá, ambos con el 62%, mientras que la proporción es mayor en Perú y Chile, con un 74% y un 76%, respectivamente, de empresas que aceptarían la modalidad.

En cuanto a las que piensan implementar cambios en lo inmediato, la Argentina figura último (con el 7%). Tienen planificado llevar a cabo una reducción de la jornada el 42% de las empresas en Chile, el 14% en Ecuador, el 16% en Panamá y el 13% de Perú. El promedio de la región es 19%, 12 puntos porcentuales por encima del porcentaje argentino.

Sobre los que se rehúsan a acortar la jornada, mencionan como principal desafío llevar a cabo este cambio sin bajar los ingresos de los empleados, conservar la estructura de la organización y alertan sobre un posible aumento del costo laboral. También señalan que faltaría tiempo para llevar a cabo las tareas y que se perdería incentivo para mantener y crear puestos de trabajo.

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