Reclaman propiedad intelectualExclusivo Members

Empresas del agro dicen que con RIGI podrán ser ellas las que hagan inversiones de infraestructura

Así lo expresaron durante la AmCham Agribusiness Conference, que organizó la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en la Argentina. Aseguran que sería la forma de dinamizar al sector, cuyo crecimiento estuvo planchado en los últimos años y es el motor histórico del país

El crecimiento del sector agroindustrial argentino estuvo planchado durante los últimos años si se compara con mercados vecinos, como, por ejemplo, Brasil. Una de las principales dificultades, además de la alta carga impositiva que enfrenta la industria, es la falta de infraestructura, que complica severamente la comercialización de granos, tanto para el mercado interno, como externo.

Es por eso que las empresas del sector empezaron a pensar en suplir el espacio que dejó el Estado en materia de obras públicas, con el fin principal de recuperar el lugar en el mercado internacional que alguna vez ocupó la Argentina. Tal es el caso de la soja, por ejemplo. La participación del país cayó del 19% al 12% en los últimos 12 años.

"No tenemos que depender del sector público. No puede ser este el único encargado de hacer la infraestructura. Sabemos que la Argentina no tiene aún los recursos para invertir", dijo Alejandro Díaz, CEO de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en la Argentina (AmCham), en el marco de la AmCham Agribusiness Conference, que se llevó a cabo este martes en el hotel Alvear.

Alejandro Díaz, CEO de AmCham,

En este contexto, el régimen que creó el Gobierno para incentivar inversiones en sectores estratégicos empieza a resonar como la posibilidad para atraer desembolsos: "El RIGI es la puerta de entrada para que empresas inviertan en la infraestructura que le falta al sector. No debemos olvidar que, cuando fuimos el granero del mundo, los privados permitieron que construyéramos el ferrocarril y dos puertos", explicó, fuera de micrófono, uno de los participantes de la conferencia.

Si bien la agroindustria tiene 36 cadenas productivas distribuidas a lo largo de todo el territorio y aporta, aproximadamente, un 14% del valor agregado nacional, el sector quiere duplicar sus exportaciones.

"La falta de infraestructura y la logística problemática generan limitaciones al crecimiento. A pesar de esto, el sector debe ir hacia una revolución de las exportaciones", aseguró Patricio Vaccari, director comercial de Vaclog, una empresa que presta servicios y soluciones de comercio exterior, outsourcing, despacho de aduana, forwarding y logística.

En 2023, el agro aportó unos u$s 18.000 millones, lo que representó más del 57% del total de ingresos por exportaciones. Sin embargo, si se tiene en cuenta el promedio de los últimos cinco años, esa cifra asciende al 64 por ciento.

En tanto, de cara a la campaña agrícola 2023/24, se espera una producción de, aproximadamente, 123 millones de toneladas -la Argentina tiene capacidad para explotar alrededor de 200 millones de toneladas-, lo que significa un crecimiento del 48% en comparación con el ciclo anterior. Teniendo en cuenta de que, cada año, se exporta el 70% de la cosecha, se espera un ingreso de, al menos, u$s 29.000 millones.

Propiedad intelectual, el otro pedido del agro

La protección de la propiedad intelectual se convirtió en uno de los pedidos más fuertes del en el sector agropecuario. Según aseguraron los diferentes disertantes que participaron de la conferencia, la escasez -o ausencia- de regulaciones que reconozcan la propiedad intelectual en semillas afectan a la competitividad de la industria. 

Esto es, principalmente, debido a la falta de avance genético, lo que, posteriormente, se refleja en un rendimiento por hectárea inferior en comparación con los países vecinos.

"Hay que poner en manos de los productores cultivos que sean más tolerantes a las sequías, al calor o frío extremo. Ese es el futuro del agro", aseguró Juan Lariguet presidente Corteva Agriscience para el Cono Sur.

De hecho, la Argentina, Brasil y los Estados Únicos tenían el mismo rendimiento por hectárea de soja a principios de este siglo, y, hoy, ese rendimiento en el país es entre 600 y 700 kilos menos por hectárea.

En un contexto mundial en el que la demanda de alimentos y la exigencia de producirlos con el menor impacto ambiental posible se incrementa año a año, la Argentina corre con ventaja en esta carrera a causa de la siembra directa.

La agricultura regenerativa nació hace 30 años, cuando la siembra directa revolucionó la industria. En ese contexto, el agro argentino fue pionero en la implementación de este tipo de prácticas. De hecho, se aplica en el 90% de las hectáreas, mientras que, a nivel mundial, el uso de este método de cultivo ronda el 35 por ciento.

Se trata de un método sustentable que se basa en la idea de que la producción agroindustrial no solo genera alimentos, sino que también se beneficia de la biodiversidad de la tierra, así como de la calidad de las aguas y de los suelos. De esta manera, los productores -y cultivos- se adaptan de mejor manera a las condiciones del suelo y reducen el impacto ambiental.

"Está probado que un agricultor que hace las cosas bien desde el punto de vista de la sustentabilidad es más rentable", finalizó Lariguet.

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