Oro Azteca | La sopa ancestral que fortalece el sistema inmunológico y está repleta de proteínas
Sus ingredientes, ricos en vitaminas y antioxidantes, protegen nuestro cuerpo y nos proporcionan la energía necesaria para enfrentar el día a día.
En México, la sopa tarasca destaca como un verdadero elixir para cuerpo y alma. Esta sopa, originaria de Michoacán, es mucho más que un alimento; es un legado ancestral que ha sido transmitido de generación en generación.
Elaborada con ingredientes cuidadosamente seleccionados, como chiles, jitomates, frijoles y queso cotija, es una fuente inagotable de nutrientes.
De hecho, los ciudadanos consideran que su consumo regular refuerza el sistema inmunológico debido a su contenido de vitamina C y antioxidantes, además de proporcionar una cantidad significativa de proteínas que nos mantienen con energía.
El jugo verde que ayuda en la síntesis de colágeno y previene los signos del envejecimiento
Los beneficios ocultos de la sopa tarasca
En primer lugar, verduras presentes en la sopa, como el tomate, la cebolla y el chile, aportan vitaminas y minerales esenciales para el buen funcionamiento del sistema inmunológico, como la vitamina C y el zinc.
Las carnes magras, como el pollo o el conejo, proporcionan proteínas de alta calidad necesarias para el crecimiento y la reparación de tejidos.
Los chiles contienen capsaicina, un compuesto con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que contribuye a la salud general. Además, los condimentos como el ajo y la cebolla no solo realzan el sabor, sino que también aportan compuestos beneficiosos que pueden reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
Por último, su caldo caliente y sus sabores intensos proporcionan un efecto calmante y reconfortante, especialmente en días fríos.
Receta original de la sopa tarasca
La sopa tarasca es un platillo tradicional cuya preparación varía según la región. Para elaborar la receta original, sigue estos pasos:
Ingredientes
- 500 gramos de jitomates maduros
- 1 diente de ajo
- 1 chile ancho seco sin semillas
- 1/2 taza de cebolla blanca picada
- 1 1/2 cucharaditas de sal o al gusto
- 3 cucharadas de aceite vegetal
- 500 gramos de frijoles pintos cocidos y 2 tazas de su caldo
- Tortillas de maíz cortadas en tiras y fritas
- Queso fresco desmoronado
- Crema
Preparación
- En una licuadora, combina los jitomates, ajo, chile ancho, cebolla, 1 taza de caldo de frijol y 1 cucharadita de sal. Licúa hasta obtener una mezcla homogénea.
- En una olla grande, calienta el aceite a fuego medio. Vierte la mezcla y cocina hasta que suelte el hervor.
- Incorpora los frijoles cocidos con su caldo a la olla. Cocina a fuego medio durante unos 15 minutos.
- Sirve la sopa caliente en platos individuales. Puedes agregar las tiras de tortilla frita, queso fresco desmoronado y crema.
¿Quién inventó la sopa tarasca?
Según la tradición, la sopa tarasca tiene su origen en 1966 en Pátzcuaro. Felipe Oseguera Iturbide, pensando un platillo especial para la apertura de su Hostería de San Felipe, decidió elaborar una receta junto a su hermana Luz.
Fue su esposa, Pamela, quien propuso el nombre "sopa de los tarascos" en honor a los pueblos indígenas de la región, los purépechas o tarascos; sin embargo, con el tiempo el nombre se simplificó.
En la inauguración del evento, que contó con la presencia del exgobernador de Michoacán, Agustín Arriaga Rivera, se ofreció como parte de un banquete que incluía otros platillos tradicionales.
Pronto, la sopa tarasca se convirtió en la favorita de los conductores, quienes visitaban la Hostería con el fin de disfrutar de este exquisito menú.