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La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, desató una polémica en el debate público tras una declaración que provocó diversas reacciones. Recientemente, planteó la posibilidad de sustituir el término “patria” por “matria” como un gesto simbólico orientado a reconocer la contribución de las mujeres en la construcción del país.

La afirmación, realizada durante un evento institucional, se difundió rápidamente y reavivó el debate sobre el uso del lenguaje, la inclusión y su impacto en la política. Lo cierto es que el planteo de reemplazar “Patria” por “Matria” generó cuestionamientos por parte de diferentes sectores.

Claudia Sheinbaum planteó usar el lenguaje inclusivo en México
Claudia Sheinbaum planteó usar el lenguaje inclusivo en MéxicoFuente: EFEIsaac Esquivel

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La propuesta de Claudia Sheinbaum para cambiar el lenguaje en México

La idea fue expuesta durante la inauguración de un espacio público, momento en el que la presidenta reflexionó sobre cómo el lenguaje contribuyó históricamente a invisibilizar a las mujeres. En ese contexto, sostuvo que el uso de “matria” permitiría resignificar símbolos tradicionales y abrir un diálogo distinto sobre igualdad y reconocimiento.

Repercusiones del lenguaje inclusivo en México

Quienes la critican argumentan que el país enfrenta retos urgentes en seguridad, economía y servicios públicos que deberían concentrar la atención del debate político.

El intercambio de posturas se trasladó a medios de comunicación y análisis políticos, donde se discutió si este tipo de planteamientos deben permanecer en el ámbito simbólico o si pueden traducirse en efectos concretos en las políticas públicas.

¿Qué es la palabra “matria”?

Aunque la declaración devolvió el término a la agenda pública, “matria” no es una noción nueva. Se usó en textos literarios y ensayísticos por autoras como Isabel Allende, así como en reflexiones culturales en distintos países de América Latina.

No obstante, la palabra no cuenta con reconocimiento oficial de la Real Academia Española, un punto que también alimentó la polémica.

Más allá de su aceptación normativa, el debate evidencia que el lenguaje sigue siendo un terreno de disputa simbólica en la política mexicana y que propuestas de este tipo generan reacciones que trascienden lo discursivo para instalarse en la conversación pública nacional.