El líder ruso, Vladimir Putin, dijo que su país está dispuesto a mantener un "diálogo" con Occidente sobre cuestiones fundamentales de seguridad, pero que las futuras negociaciones dependerán de la "situación real sobre el terreno".

Las declaraciones de Putin fueron hechas tras una reunión de tres horas con el canciller alemán, Olaf Sholz. Al igual que en la reunión con el presidente francés, Emmanuel Macron, Putin y Scholz estuvieron sentados en extremos opuestos de una larga mesa, lo que, según el Kremlin, fue una medida de distanciamiento social después de que Scholz optara por no someterse a un test covid administrado por Rusia.

Putin dijo que estaba dispuesto a mantener negociaciones sobre las fuerzas de misiles nucleares intermedias y las medidas de confianza con Occidente si Estados Unidos y la OTAN se comprometían a discutir las demandas de seguridad de Rusia: que la alianza militar se comprometa a no admitir a Ucrania y a no seguir expandiéndose hacia el este.

Por la tarde, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, dio actualizaciones sobre la situación en Ucrania, en una conferencia fuera de agenda. Biden dijo que su país no buscaba "desestabilizar a Rusia" y que estaba dispuesto a seguir los esfuerzos diplomáticos de alto nivel, para evitar "el uso de la fuerza", con el "increíble sufrimiento humano" que conlleva.

Pero Biden dijo que una invasión de Rusia a Ucrania "todavía era una posibilidad", a pesar del anuncio de repliegue parcial de tropas por parte del Kremlin. El presidente norteamericano dijo que todavía no habían podido verificar la retirada rusa y, de hecho, elevó la cifra estimada de tropas de 130.000 a 150.000.

En este sentido, reiteró que un ataque sobre Ucrania tendría una respuesta decisiva por parte de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN y que tendrá un costo estratégico para Rusia. Alertó, además, que podría haber colaterales para los propios estadounidenses, especialmente en el sector energético.

Varios funcionarios estadounidenses le habían dicho a la web Politico que Rusia podría comenzar un ataque sobreUcrania tan pronto como este 16 de febrero, y que podría estar precedido por una serie de ciberataques y ataques con misiles.

Más temprano, Rusia había anunciado el repliegue de algunas de sus tropas en el sur y el oeste del país. Se tratan de las tropas asignadas a la primera etapa de 'Resolución Aliada', los ejercicios militares conjuntos que está realizando en Bielorrusia. La segunda parte finaliza el 20 de febrero.

El próximo domingo también concluirán los ejercicios navales que Rusia está haciendo en el Mar Negro.

El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que las acusaciones de Estados Unidos sobre una invasión a Ucrania eran una "campaña informativa sin precedentes para azuzar la tensión en Europa" y una "histeria fingida que no se basa en nada". Peskov dijo que Rusia tenía derecho a realizar ejercicios militares "en todo su territorio" y que el gobierno siempre dijo que las tropas volverían a sus bases una vez concluidos. Por otra parte, dijo que los ejercicios formaban parte de despliegues regulares y que continuarán en el futuro.

Pero el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió que todavía no habían visto "ningún signo de una presencia militar reducida en la frontera con Ucrania" y agregó: "lo que necesitamos ver es una significativa y duradera retirada de las fuerzas, tropas y, no menos importante, del equipo pesado". Más allá de eso, Stoltenberg dijo que había motivos para un "optimismo cauto", con las señales enviadas por el Kremlin de que quiere continuar con la vía diplomática.

El repliegue fue interpretado como otra señal de desescalada, luego de la conferencia televisada de Putin con sus ministros de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, y de Defensa, Sergei Shoigu, en la que Lavrov instaba a Putin a continuar las negociaciones diplomáticas con Occidente.

Por su parte, el canciller ucraniano, Dmitro Kuleba, dijo que "desde la Federación Rusa se hacen constantemente diferentes declaraciones, así que ya tenemos una regla: veremos, luego creeremos".

Los ucranianos tienen motivos para estar en alerta. Mientras el gobierno ruso envía señales de desescalada, la Cámara Baja del Parlamento, la Duma, instó a Putin a que reconozca la independencia de dos zonas separatistas en Ucrania: Donbás (República Popular de Donetsk o RPD) y Lugansk (República Popular de Lugansk o RPL).

El máximo diplomático de la Unión Europea, Josep Borrell, le advirtió a Moscú que un reconocimiento de las regiones significaría una "clara violación de los acuerdos de Minsk".