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El creador de Microsoft, Bill Gates, lo anticipó en su propio blog: "Muchos de los problemas causados por la inteligencia artificial (IA) también se pueden gestionar con la ayuda de la IA".
Un caso que ilustra a la perfección las palabras del creador de Windows es el de la dificultad para comunicarse con los sistemas de inteligencia artificial. Al principio, con el surgimiento de ChatGPT, se presentaba el desafío de elaborar una indicación (prompt) adecuada para que la tecnología comprendiera el pedido del usuario.
Ahora, este problema iniciado por la IA parece ser cada vez más insignificante a medida que gigantes como OpenAI, Google y Meta avanzan en la creación de asistentes virtuales que permitan una comunicación más natural, sin tanta tecnicidad a la hora de elaborar un comando. La contraparte, sin embargo, es que esta situación ahora pone en jaque una profesión que hace unos pocos meses parecía ser la más prometedora de todas.
Inteligencia artificial: qué profesión corre peligro
En medio del auge por la inteligencia artificial, nació una nueva especialización que se ganó el interés de todas las empresas IT. Se trata del perfil de prompt engineer, que tiene que ver con aquellos expertos en la generación de comandos y respuestas para sistemas de IA, chatbots y asistentes virtuales.
Su misión principal es optimizar el contenido que le permite a las nuevas tecnologías comprender las instrucciones del usuario, y elaborar una respuesta de manera precisa y efectiva.
Algunas compañías extranjeras ofrecían más de 300.000 dólares al año para reclutar estos talentos. Sin embargo, el furor podría desaparecer próximamente con los nuevos desarrollos tecnológicos.
Algunos expertos consideran que la integración de la generación de instrucciones en los nuevos modelos de IA podría golpear el rol del prompt engineer. Es que con el aprendizaje automático y los asistentes virtuales cada vez más personificados, ya no será tan complejo alcanzar una interacción fluida y útil con las máquinas.












