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En la era de Top Gun, los pilotos humanos como Maverick definían el combate aéreo con audacia y habilidad. Pero esa era termina: drones autónomos disparan misiles aire-aire con precisión letal, reemplazando a los aviadores en el dogfight de última generación.
Pruebas recientes en Australia, Turquía, Rusia y otros países demuestran que las máquinas ya dominan el cielo, lo que alarma a potencias como Estados Unidos y China por su capacidad para redefinir la superioridad aérea.
Combate aéreo: el hito australiano que cambia las reglas
La Real Fuerza Aérea Australiana (RAAF) marcó un antes y un después el pasado 8 de diciembre. En el polígono de Woomera, el dron MQ-28 Ghost Bat —desarrollado por Boeing— lanzó un misil aire-aire de largo alcance AIM-120 AMRAAM para derribar otro dron del tamaño de un caza.
Esta prueba, bautizada Trial Kareela 25-4, integró al MQ-28 con un E-7 Wedgetail para detección y un F/A-18 Super Hornet para mando, simulando un escenario de combate real. El Ghost Bat, con autonomía de vuelo superior a 10 horas y sensores avanzados, no solo acertó, sino que operó en red con aviones tripulados, demostrando que los drones ya no son meros “alas desechables”, sino cazadores independientes.

Este avance alarma porque el MQ-28 puede producirse en masa a bajo costo —alrededor de 20 millones de dólares por unidad, frente a 100 millones de un avión F-35—.
Australia planea sus nuevos drones de caza en escuadrones mixtos para 2026, extendiendo el alcance de sus F-35 sin arriesgar pilotos.

Turquía lidera la revolución autónoma
Días antes, el 28 de noviembre, Baykar de Turquía hizo historia con el UCAV Kizilelma. Este jet sin piloto disparó un misil Gökdoğan de rango extendido (BVR, más allá del horizonte visual), guiado por radar activo, derribando un dron objetivo. Fue el primer UCAV en lograrlo con un misil aire-aire de esta categoría, y superó limitaciones previas de drones como el Bayraktar TB2, enfocados en ataques terrestres.
El Kizilelma alcanza Mach 1,8, integra IA para decisiones autónomas y cuesta una fracción de un F-16. Turquía, con exportaciones a 30 países, planea vender esta tecnología disruptiva y desafiar, así, el predominio occidental en aeronáutica.

Rusia arma drones Shahed-136 para cazar aviones
Rusia ha adaptado drones Shahed-136 (Geran-2) con misiles aire-aire R-60 soviéticos de los años 70, detectados en combates desde el 1 de diciembre. Estos misiles infrarrojos de 8 km de alcance y velocidad de Mach 2,47, incorporan cámaras duales y módem chino para control remoto, protegiendo convoyes de drones contra helicópteros Mi-8 o Bayraktar ucranianos.
Aunque sin, todavía, derribos confirmados por los R-60 desde Shahed —dada su lentitud de 180 km/h—, la amenaza inquieta a Kiev.
Alarmas globales y respuestas en cadena
Las pruebas no son aisladas. Boeing prepara más tests con el MQ-28A, y un MQ-20 Avenger simuló misiones con F-22 en noviembre. China y EE.UU. aceleran programas: el Collaborative Combat Aircraft (CCA) de Lockheed y el Wuzhen-8 chino prometen enjambres autónomos para 2027.
Las potencias temen que los drones baratos neutralicen a los cazas caros, lo que pondría el poder aéreo al alcance de más países. En tanto, la era de los pilotos de elite al estilo Maverick parece haber llegado a su fin.













