

En un mundo donde la velocidad parece ser la norma, encontrar el equilibrio entre el ritmo frenético y el pausado se vuelve fundamental para nuestra salud física y mental. En este sentido, el acto de correr, ya sea a paso ligero o al trote, es una práctica accesible y beneficiosa.
Según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, dedicar entre 150 y 300 minutos semanales a una actividad aeróbica moderada, como correr despacio, se convierte en un pilar para promover el bienestar integral. Pero, ¿qué implica realmente correr a un ritmo tranquilo?
Más que una simple actividad física, correr despacio invita a conectarnos con nuestro cuerpo y mente de manera consciente. Es en este ritmo pausado donde encontramos la oportunidad de regular la respiración y adaptar el movimiento a cada capacidad individual.
Qué beneficios tienen para tu físico y tu salud mental trotar despacio
Tal como explica el doctor Alfonso del Corral, jefe del equipo de traumatología del Hospital Ruber Internacional, hay una serie de beneficios fundamentales asociados con la práctica de correr despacio o trotar:
- Contribuye a la pérdida de peso al aumentar el gasto calórico y acelerar el metabolismo.
- Promueve la salud física al fortalecer los músculos y mejorar su tono.
- Optimiza la respiración y la circulación al ser una forma de ejercicio aeróbico.
- Actúa como medida preventiva contra enfermedades cardiovasculares y cerebrales.
- Ayuda en la prevención de enfermedades crónicas como la hipertensión, la dislipemia, la diabetes y el cáncer.
- Refuerza la musculatura, reduciendo así el riesgo de lesiones.
- Mejora la respuesta del sistema inmunológico.
- Beneficia la salud ósea y muscular al combatir la osteoporosis y la sarcopenia.
- Favorece la salud mental al formar parte del tratamiento para el insomnio y la ansiedad.
- Aumenta la capacidad de concentración y reduce los niveles de estrés.

Salud y ejercicio: el trote ayuda a los huesos y al corazón
Al sumergirnos en la práctica del trote pausado, cosechamos una serie de beneficios que, aunque comunes al correr rápido, se manifiestan de manera distinta y, en ciertos aspectos, aún más favorables.
Uno de los más destacados se vislumbra en el terreno de lasalud ósea, donde se potencia el tono y la capacidad muscular, y se incrementa la densidad ósea, lo que reduce significativamente el riesgo de osteoporosis.
Además, la probabilidad de sufrir lesiones disminuye considerablemente. La Dra. Teresa Beteta, integrante del equipo de traumatología del Dr. Alfonso del Corral, señala que al correr a un ritmo más lento, el impacto sobre las articulaciones se minimiza, lo que se traduce en una menor susceptibilidad a lesiones.

Al mismo tiempo, la carrera a un ritmo pausado es un ejercicio aeróbico efectivo que optimiza la función cardíaca. La Dra. Beteta explica que durante este tipo de actividad, el corazón responde al esfuerzo, aumentando el volumen de sangre que circula por el organismo.
Como resultado, este órgano vital experimenta un incremento en su tamaño y en el grosor de su pared muscular. Esta adaptación le permite bombear más sangre con menos latidos, lo que se traduce en una disminución de la frecuencia cardíaca.
Además, el aumento del calibre de las arterias facilita el flujo sanguíneo hacia los pulmones para su oxigenación, contribuyendo así a una mejorsalud cardiovascular en general.

Al practicar este ejercicio, no solo estamos reduciendo el riesgo deenfermedades cardioisquémicas, como los infartos, sino que también estamos abordando factores clave como el sobrepeso, el colesterol alto y la hipertensión.
Por último, el Dr. del Corral indica que: "al correr, liberamos endorfinas (hormonas de la felicidad), lo que explica la sensación de bienestar y satisfacción que obtenemos después de entrenar". Sumado a que: "esto hace que al correr aumente tu autoestima y disminuyan los estados de estrés y ansiedad".












