

En un estudio sobre el envejecimiento, la Universidad de Stanford propone un concepto intrigante: el ageotipo. Este término no solo etiqueta el proceso de envejecimiento de cada individuo, sino que sirve como una hoja de ruta de la salud de las personas.
Michael Snyder, destacado experto en genética y líder en el campo de la medicina personalizada en la Facultad de Medicina de Stanford, explica que el ageotipo es una herramienta poderosa para identificar áreas de riesgo y oportunidades de intervención temprana y que existen varios tipos. ¡Conocé cuál es el tuyo!
Qué son los ageotipos y cuáles son los distintos tipos
El equipo de la Universidad de Stanford ha identificado cuatro vías biológicas fundamentales de envejecimiento, conocidas como ageotipos. A través del análisis de muestras de sangre, heces y otros elementos biológicos, se han delineado los siguientes ageotipos:


El metabolismo, encargado de la transformación de los alimentos en energía necesaria para funciones vitales como la respiración y la circulación sanguínea, se encuentra asociado con problemas como la obesidad, enfermedades cardíacas y trastornos metabólicos como la diabetes tipo 2.
Los ageotipos, identificados por el equipo de Stanford, revelan cómo diferentes procesos biológicos envejecen en cada persona. (Foto: Freepik)
El ageotipo nefrótico se centra en el envejecimiento de la función renal y sus impactos en la salud general. (Foto: Freepik)
¿Cómo saber cuál es mi tipo de ageotipo?
Cada individuo puede tener uno o varios ageotipos, lo que significa que no son mutuamente excluyentes. Según explican los expertos de la Universidad de Stanford al sitio web Telva, tener uno o más de los cuatro ageotipos no significa que el envejecimiento no ocurra también por otras vías biológicas.

Saber nuestro ageotipo puede ser útil para prevenir el envejecimiento, aunque actualmente las pruebas para identificarlos no son fácilmente accesibles. Se necesita una gran cantidad de datos recopilados durante períodos prolongados para determinar esta información, pero el progreso en la ciencia genómica sugiere que tal vez esté más cerca de lo que se espera.













