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Scarlett Johansson vs Disney: quién tiene más chances de ganar la batalla por Black Widow

La batalla legal con Disney por la película Black Widow pondrá a prueba el poder de los actores en el mercado del streaming

En los años '40, Olivia de Havilland, estrella de 'Lo que el viento se llevó', encendió en llamas a Hollywood con una demanda contra el poderoso estudio Warner Bros.

De Havilland luchó para escapar de un contrato exclusivo con Warner que, en su opinión, la limitaba a papeles mediocres. Ganó el caso a lo grande, asestando un golpe duro a los contratos vinculantes de los grandes estudios de la época y dando a los actores un nivel de independencia que ha llegado hasta nuestros días.

Del mismo modo, Scarlett Johansson, una mega-actriz moderna, se ha enfrentado a un gran estudio, alegando que Disney utilizó la película Black Widow para atraer a la gente a su servicio de streaming, haciendo subir el precio de sus acciones a expensas de Johansson, cuya bonificación estaba ligada a las ventas en taquilla.

Las negociaciones entre actores y estudios suelen ser tensas. La batalla de Johansson destaca porque se ha hecho pública de forma espectacular, provocando un sinfín de reacciones dramáticas en todo Hollywood, con un crítico de cine declarando: "El cine nunca será lo mismo".

Pero mientras que De Havilland hizo historia legítimamente, las posibilidades de Johansson de derrocar a los streamers que ahora controlan Hollywood parecen más escasas.

Durante las últimas siete décadas, los actores han gozado de una considerable ventaja al poder trabajar por cuenta propia en distintos estudios. En los '50, estrellas de alto nivel como Marlon Brando empezaron a ganar una parte de los beneficios de las películas, alienando los intereses de ambas partes. O prosperaban o se hundían juntos.

El streaming ha destrozado este modelo. Disney, y Wall Street, ven a los suscriptores, no los ingresos de taquilla, como la métrica del éxito. Y no comparten los ingresos por suscripción con los actores.

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Disney respondió a la demanda de Johansson con veneno, sorprendiendo a los observadores con la agudeza de sus críticas, ya que la compañía acusó a la actriz de "cruel desprecio" por la pandemia, y sacó a relucir su salario de u$s 20 millones.

Un antiguo ejecutivo del estudio cree que la respuesta de Disney fue un intento de "disparar temprano el tiro de advertencia" sobre los futuros beneficios de las películas, diciendo efectivamente: "Nunca vas a conseguir una parte de esto".

Warner y Netflix han mantenido contentas a las estrellas repartiendo grandes cheques por adelantado, pagándoles como si cada película fuera un éxito de taquilla. Disney ha hecho el cálculo de que es más poderoso que la mala publicidad o los actores enojados.

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La demanda de Johansson depende de la interpretación de su contrato, que promete un "amplio estreno en salas". ¿Excluye el estreno en cines el streaming? Un importante abogado del sector del entretenimiento dice que es "turbio". Pero incluso si Johansson gana, su grito de guerra probablemente no provocará el momento decisivo que los actores esperan.

Los actores tienen menos influencia en la era del streaming por varias razones. Tras una consolidación histórica, un puñado de grandes servicios de streaming preside todo el negocio. La propiedad intelectual popular se ha convertido en el activo más codiciado, en lugar de conseguir a Tom Cruise, o a Johansson, para un papel. En su lugar, los estudios quieren franquicias que puedan ordeñar en un sinfín de películas y series para mantener satisfechos a los suscriptores. (Disney está creando 10 series sólo con la franquicia de Star Wars).

El poder de los actores se ve aún más mermado porque ni siquiera saben el éxito de sus películas. En el pasado, los resultados de la taquilla asignaban un claro valor en dólares a una película, lo que garantizaba a los actores una bonificación específica o un pago porcentual. En el streaming, el propietario de la plataforma es el único que sabe exactamente cuántas personas han visto una película, o cómo ha cambiado el número de suscripciones.

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En este nuevo orden mundial, Johansson podría ser más una Taylor Swift que De Havilland. En 2014, Swift, que en ese momento era sin duda la artista de mayor éxito económico del mundo, boicoteó Spotify, haciendo una serie de declaraciones indignadas sobre el pago de los músicos por su trabajo. En tres años se rindió, ya que Spotify creció tanto que se hizo inevitable. Hoy Swift da las gracias a Spotify mientras promociona su nueva música.

Tras conseguir 104 millones de suscriptores en sólo un año y medio, Disney Plus ya se ha asegurado su lugar en el mercado del streaming. La 'superheroización' de la industria cinematográfica da a Disney aún más poder; conseguir un papel en una película de Marvel puede hacer la carrera de un actor.

No está claro si el enfoque impersonal de Disney moldeará los contratos con los actores en el futuro. O si habrá una plantilla en absoluto. Hollywood se encuentra en medio de una desgarradora revolución digital y el mundo sigue luchando contra una pandemia. Sin embargo, una cosa es segura: el tira y afloja entre los estudios y los actores continuará, ya sea en privado o en público.

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