Los bancos de Wall Street se muestran cada vez más optimistas respecto a las acciones estadounidenses, a pesar de las renovadas amenazas del presidente Donald Trump de imponer fuertes aranceles a los principales socios comerciales. Se espera que la mayoría de las grandes empresas resistan la turbulencia en la próxima temporada de balances. Esta semana, los estrategas de Goldman Sachs se sumaron a JPMorganChase, Barclays, Citigroup y Deutsche Bank en elevar su proyección de fin de año para el S&P 500, anticipando que el índice subirá un 11% por encima del récord alcanzado la semana pasada. Goldman señaló que la política arancelaria cambiante del gobierno generó "gran incertidumbre", pero agregó que las perspectivas mejoraron gracias a "la solidez fundamental de las mayores compañías", las expectativas de recortes de tasas "más tempranos y profundos" por parte de la Reserva Federal, y la disposición de los inversores a mirar más allá de cualquier posible debilidad durante la temporada de balances del segundo trimestre, que comienza la semana próxima. Este nuevo optimismo marca un giro respecto de abril, cuando los bancos de Wall Street recortaron sus pronósticos para el principal índice de acciones estadounidense ante el temor creciente por las consecuencias de la guerra comercial de Trump. La decisión del presidente de pausar sus aranceles más severos generó desde entonces una rápida recuperación del S&P 500, que ya acumula una suba superior al 6% en lo que va del año. La mejora de la proyección de Goldman coincidió con el anuncio de Trump de dar un plazo adicional de tres semanas para que los países negocien acuerdos con EE.UU., aunque también amenazó con aranceles elevados a Corea del Sur, Japón, Sudáfrica y varios otros socios comerciales. Aunque la Casa Blanca insinuó que los nuevos aranceles propuestos podrían negociarse a la baja, la oleada de anuncios comerciales desde principios de abril ensombreció el panorama para ejecutivos e inversores, obligando a varias empresas estadounidenses a recortar o eliminar sus previsiones de ganancias ante los mayores costos esperados y las represalias comerciales. Sin embargo, muchos inversores se acostumbraron a las amenazas arancelarias de Trump. Se espera que las acciones estadounidenses presenten resultados sólidos en el segundo trimestre, impulsadas en parte por la fortaleza de la economía de EE.UU., donde el mercado laboral sigue robusto y la inflación cayó este año. JPMorgan, Citibank y BlackRock abrirán la temporada de balances el próximo martes, antes de que gigantes tecnológicos como Alphabet (matriz de Google) y Meta informen sus resultados a fines de julio. En la temporada de balances del primer trimestre, el optimismo de los inversores se apoyó en los buenos resultados de las grandes tecnológicas y en sus proyecciones alcistas. "A pesar de todas las malas noticias de las últimas semanas, los activos de riesgo han superado prácticamente todas estas preocupaciones hasta ahora", dijo Max Kettner, estratega jefe de multi-activos en HSBC, en referencia a la disposición de los inversores a comprar acciones pese a la incertidumbre en la política, la reciente rebaja de la calificación crediticia de EE.UU. por Moody's y las "tensiones geopolíticas" en Oriente Medio. Se prevé que las empresas energéticas sufran un golpe considerable en sus ganancias debido a la caída de los precios del petróleo este año, mientras que los fabricantes de automóviles y las empresas de consumo básico serían las más afectadas por los aranceles de Trump. Por lo demás, el panorama es positivo: los estrategas de Citi esperan un crecimiento promedio de 4,5% interanual en las ganancias del S&P 500, aunque las denominadas "Magnificent Seven" (las siete grandes tecnológicas) podrían explicar casi la mitad de ese avance. La mayoría de los bancos rebajaron sus estimaciones de ganancias para el segundo trimestre desde abril, pero Kettner, de HSBC, afirma que "en general, las expectativas se han reducido demasiado", lo que crea "un listón muy bajo para superar". La caída del dólar -que acumula una baja del 10% en el año frente a una canasta de otras monedas- también debería ayudar. Kettner señaló que las grandes tecnológicas generan cerca del 60% de sus ingresos fuera de EE.UU., por lo que la debilidad del dólar es "un viento de cola significativo" para las ganancias. "No prevemos que la temporada de balances traiga grandes sorpresas negativas", afirmó Christian Mueller-Glissmann, responsable de investigación de asignación global de activos en Goldman. Un tema de especial interés será si las empresas absorben ellas mismas el costo de los aranceles -lo que reduciría sus ganancias- o si lo trasladan a los consumidores, lo que podría reavivar la inflación, agregó Mueller-Glissmann. "Siempre estamos atentos a los márgenes", dijo. "Si vemos señales de que los retornos sobre el capital caen por algún shock puntual -como los aranceles-, eso sí sería motivo de preocupación".