Cuando Sergio Moro renunció como ministro de Justicia el viernes, tras acusar a Jair Bolsonaro de interferir en una investigación policial, el famoso ex juez desvió la atención de todos del coronavirus y desencadenó la crisis política más grave de la administración del presidente brasileño hasta el momento.

Ahora que el apoyo al aguerrido presidente populista ha disminuido debido a su manejo de la pandemia y la especulación de que otros ministros también podrían renunciar, el fiscal general del país ha abierto una investigación sobre las acusaciones de Moro de interferencia política. Bolsonaro ha dicho que las acusaciones son infundadas.

El público aún recuerda bien la destitución de Dilma Rousseff, y esta crisis plantea la posibilidad de un segundo juicio político a un presidente en la democracia más grande de América latina en un plazo de cinco años.

"Las acusaciones hechas por Moro son muy serias", dijo Joice Hasselmann, una diputada que se distanció de Bolsonaro el año pasado y quiere que Moro sea elegido presidente en 2022. "Refuerzan los llamados para el juicio político de Bolsonaro".

"Ésta es la crisis más importante que ha enfrentado la administración de Bolsonaro", dijo Thomaz Favaro, de la consultoría Control Risks en San Pablo.

Moro dijo que renunciaba porque el presidente había intentado obstaculizar las investigaciones policiales, que, según algunas personas, implican a sus hijos, al despedir al jefe de la policía federal.

La familia de Bolsonaro ha enfrentado preguntas sobre sus presuntos vínculos con el crimen organizado de Río de Janeiro, lo cual ha negado, así como la sospecha de que ha atacado a los enemigos políticos de Bolsonaro con "noticias falsas" digitales, lo cual también ha negado.

"Esto se trata principalmente de los hijos, del hecho de que estas investigaciones se están acercando realmente a algo en lo que Bolsonaro no quiere que se involucre a sus hijos", dijo Mario Marconini, socio gerente de la consultoría Teneo.

No está claro cuándo se completará el informe del fiscal general sobre las acusaciones de Moro, lo cual es una posible base legal para cualquier proceso de juicio político. Para que Bolsonaro sea sometido a juicio político, la mayoría de los miembros del Congreso y del Senado tendrían que votar a favor de su destitución. Ha estado perdiendo apoyo en el Congreso, pero está intentando recuperarlo, según fuentes en el Congreso. El portavoz de la Cámara Baja, que debe iniciar el proceso, podría esperar para ver si Bolsonaro se debilita aún más antes de proceder, añaden.

"Bolsonaro nos está dando razones suficientes para solicitar su destitución. Pero él sabe que en este momento estamos concentrados en combatir el virus. Si comenzamos el proceso de juicio político en este momento, todo el país se paralizará y se perderán miles de vidas", dijo la diputada de la oposición Tábata Amaral, conforme la cifra de muertes por coronavirus en Brasil superaba las 4000 personas el sábado.

Incluso sin un proceso de juicio político prolongado, la salida del ministro de Justicia amenaza con desbaratar la confianza restante en el presidente, según los analistas. Bolsonaro recientemente despidió a otro popular miembro del gabinete, el ministro de Salud Luiz Henrique Mandetta, quien lo acusó de ignorar las orientaciones en materia de salud destinadas a controlar la propagación de laCovid-19.

"Todo lo que Bolsonaro toca, queda manchado", dijo Ilona Szabó, del Instituto Igarapé, un grupo de expertos en seguridad con sede en Río de Janeiro.

Pero la salida de Moro es de un tipo diferente. Las encuestas muestran que es el político en quien más confían los brasileños. Recibió elogios en la sureña ciudad de Curitiba como juez anticorrupción en la investigación Lava Jato de Brasil. Su mayor victoria fue cuando envió a la cárcel a Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente izquierdista que se mantuvo en el poder durante dos mandatos.

El viernes, Bolsonaro dijo que las acusaciones de Moro contra él eran infundadas y que nunca ha intentado proteger a los miembros de su familia de las investigaciones policiales contra ellos. También acusó a Moro de exigir un puesto en la Corte Suprema a cambio de permitirle al presidente despedir al jefe de policía, una acusación que el ex magistrado negó.

Se especula que el popular ministro de economía, Paulo Guedes, también podría renunciar. Se han dejado de lado las reformas de libre mercado de Guedes a favor de un nuevo plan de estímulo fiscal para combatir las dificultades económicas provocadas por el coronavirus.

Un financiero cercano a la familia Bolsonaro dijo que hay "cero razones" para que Guedes, graduado de la Universidad de Chicago, renuncie. Pero algunos analistas pronostican que su partida, la cual representaría un nuevo golpe para el presidente, es inevitable.

"El presidente está cavando su propia tumba. Que renuncie antes de que lo destituyan; así nos puede salvar del coronavirus y de un largo proceso de juicio político", dijo el ex presidente Fernando Henrique Cardoso.

Conforme aumentan las muertes por coronavirus, la pregunta que enfrenta Bolsonaro es cómo puede reforzar su apoyo tanto entre los centristas en el Congreso como entre los desilusionados electores. "Bolsonaro ha estado perdiendo seguidores día tras día, esto es muy similar a lo que le sucedió a Rousseff", dijo Favaro de Control Risks. "Ella también intentó construir puentes con los centristas, y fracasó".

Líderes derrocados en tiempos de epidemia

Existe un precedente histórico de líderes brasileños cuyos mandatos han sido derrocados en tiempos de epidemia. El presidente electo Francisco de Paula Rodrigues Alves murió víctima de la "gripe española" de 1919. Fernando Collor de Mello fue destituido en 1992 luego de un brote de cólera. A Dilma Rousseff le sucedió lo mismo en 2016 cuando su popularidad se desplomó en medio de una epidemia del virus del Zika.

En su discurso de renuncia del viernes, Moro dejó en claro la difícil decisión que había enfrentado. "Por todas estas razones, busqué una solución alternativa para evitar una crisis política durante la pandemia. Creo que el foco debería estar en la pandemia, pero entendí que no puedo dejar de lado mi compromiso con el Estado de derecho", dijo Moro ante estruendosos aplausos.